Para los partidos opositores de Nicaragua participar en las elecciones era la única oportunidad de una salida cívica, aunque se pusieran en duda ante la opinión pública, sin embargo, la cancelación de la personería jurídica dejó a tres organizaciones fuera del juego electoral, por decisión del Consejo Supremo Electoral (CSE), en el propio año de elecciones.
El partido opositor Ciudadanos por la Libertad (CxL) alcanzó a presentar su fórmula presidencial ante el Consejo Supremo Electoral (CSE) el pasado 2 de agosto, antes de ser eliminado. Su personalidad jurídica fue cancelada cuatro días después, el 6 de agosto, a solicitud del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), una organización que los críticos consideran aliada del orteguismo, porque sus miembros actúan en consonancia con los intereses del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que lidera Ortega.
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Cuatro meses antes, ya habían sido canceladas las personalidades jurídicas del Partido Restauración Democrática (PRD), el 18 de mayo, y el Partido Conservador (PC), un día después. El PRD era la casilla de la llamada Coalición Nacional, que agrupaba a diversas organizaciones civiles y políticas opositoras al orteguismo. Mientras que el PC había decidido no participar en el proceso electoral.
El presidente de la organización civil Hagamos Democracia, Luciano García, valoró que Ortega les hizo un favor a esos partidos opositores, porque los separó de las “frutas podridas”.
“Dentro de la confusión que había y dentro de los niveles de desconfianza que existían entre las organizaciones civiles, Daniel Ortega nos hizo un favor de poder ver que eran opciones opositoras, ni siquiera fueron las propias organizaciones que los criticaban; Daniel Ortega se encargó de decirle al mundo y a los ciudadanos nicaragüenses que habían dos casillas (CxL y PRD) que eran opositoras”, dijo García.
“Cayeron en la trampa de Ortega”
Para la opositora Haydée Castillo, “los partidos cayeron en la trampa que les tendió el orteguismo”.
“El FSLN solo jugó a ser ‘medianamente democrático´; cuando no vio su poder en peligro, apenas se enteró que con algunas candidaturas que iban surgiendo su poder y privilegios estaban en real peligro, usó todo su poder destructivo, de terrorismo de Estado y dictatorial, actuar que fue totalmente subestimado por los liderazgos de la oposición”, valoró la opositora.
Castillo dijo que los partidos políticos “fueron ingenuos al creer que el régimen de Ortega les necesitaba para recobrar la legitimidad perdida y que su participación en el proceso electoral estaba garantizada”.
“Ignoraron que este régimen cuando vio, no en los partidos políticos una real amenaza a su poder, sino en algunos liderazgos que hoy están en las cárceles, no iba a permitir jamás, como dijo Tomás Borge, por ninguna vía que otros accedieran al poder”, agregó.
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Castillo también consideró que los partidos no han caído en cuenta que la mentalidad política de la población nicaragüense cambió en abril de 2018, y que con las masivas protestas salieron a pedir un cambio.
Particularmente dijo que CxL tiene la mayor responsabilidad por “actuar con arrogancia, autonombrarse como la oposición al tiempo que excluía y deslegitimaba a las fuerzas vivas de la rebelión, y querer aglutinar, nada más las fuerzas supuestamente liberales o de derecha, excluyendo a una importante cantidad y calidad de las fuerzas vivas de la rebelión de abril que venían, unas del sandinismo otras de las organizaciones de la sociedad civil y de los movimientos sociales, de expresiones territoriales espontáneas, otras sin ningún vínculo partidario y otras que venían del MRS”.
La opositora además señaló que “CxL perdió la perspectiva de que esta lucha jamás fue ni es una lucha ideológica”, en alusión al rechazo de ese partido a los disidentes sandinistas agrupados ahora en la Unión Democrática Renovadora (Unamos), antes MRS.
“Nunca quisieron entender y quisieron limpiar del movimiento autoconvocado a cualquier actor vinculado al MRS, ignorando que ciertamente, quieran o no, el MRS y miles de personas venidas del sandinismo, lideraron también la rebelión de abril y eso se puede ver en los testimonios de que muchos de los asesinados por el régimen eran de familias venidas de la lucha sandinista contra Somoza y que apoyaron la Revolución Popular Sandinista, aunque con el tiempo tomaron distancia porque se desvió a un proyecto neoliberal y de corte dinástico”, indicó Castillo.
“Inocentes”
El sociólogo Oscar René Vargas valoró que por la falta de estrategia no sabían a qué régimen se enfrentaban.
“Inocentemente creyeron que Ortega les iba a dar una oportunidad en unas elecciones transparentes. Nunca aceptaron, lo que advertimos desde el 2018, que la estrategia de Ortega era: el poder o la muerte”.
Las elecciones de Nicaragua son el próximo domingo 7 de noviembre, para elegir presidente, vicepresidente, diputados de la Asamblea Nacional y ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).
El proceso electoral se lleva a cabo bajo un clima de tensiones políticas por la detención de más de 30 destacados opositores, entre ellos siete aspirantes presidenciales, además del cierre de medios de comunicación y cancelación de partidos políticos.