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Nicaragua’s Sema Nancy Ludrick Rivascompetes in the women’s 64kg weightlifting competition during the Tokyo 2020 Olympic Games at the Tokyo International Forum in Tokyo on July 27, 2021. (Photo by Vincenzo PINTO / AFP)

La miskita que levanta su sueño: la historia de Sema Nancy Ludrick

Hasta el momento, nadie es mejor en Centroamérica levantando pesas que Sema Nancy Ludrick. La joven miskita es dueña de un récord olímpico que impuso en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio. Esta es su historia

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En japonés e inglés. Es la primera vez en la historia que se escucha el nombre de una miskita en unos Juegos Olímpicos, el máximo evento deportivo a nivel mundial.

Ahí está Sema Nancy Ludrick Rivas de 22 años en Tokio. Mide 1.67 metros. De musculatura muy bien definida producto de largas e intensas jornadas de entrenamiento. Está lejos de su natal Waspán en la Costa Caribe Norte de Nicaragua, de su hijo Darren de 5 años y de su familia que vive en Puerto Cabezas y que está pendiente de la transmisión en vivo a través de YouTube.

Sema Nancy se llena de tiza las manos y las frota. Camina hacia el centro del piso especial para tomar la barra de la pesa de 87 kilogramos. Es su primer intento de tres y aunque no hay espectadores en el Foro Internacional de Tokio porque la pandemia no lo permite, ella se siente observada por el mundo a través de las cámaras que transmiten a cada rincón del planeta.

Para que su levantamiento sea válido, Sema Nancy debe levantar en arranque la pesa desde el suelo hasta encima de su cabeza con los brazos extendidos en un solo movimiento, mientras que, en envión, tiene que subir la pesa hasta la altura de sus hombros y luego elevarla por encima de su cabeza.

Primero va por el arranque. La barra está fría. Se agacha hacia la barra, la empuña, toma aire y levanta del piso los 87 kilogramos, pero de inmediato siente la lesión en su codo derecho que se le había olvidado cuando estaba calentando. Su pierna derecha se contrae y su cuerpo va hacia atrás.

Mientras va cayendo, Sema Nancy recuerda en microsegundos, como flashback de película, el duro entrenamiento al que se ha sometido desde 2014, el año en que tuvo que dejar el deporte, los pleitos con su padre, el apoyo, sacrificio y confianza que sus entrenadores tienen en ella, y todo lo que ha sido determinante en su carrera y por lo que siente que no puede fracasar en el país del sol naciente.

Sema Nancy Ludrick durante su primer intento en arranque en Tokyo 2020. AFP

Estudio o deporte

El primer apellido de Sema Nancy es de origen alemán y su abuelo, German Ludrüing, lo escribía diferente a como empezó a hacerlo su padre, Joseph Ludrick Dickson, más tarde.

Su abuelo German había llegado a Nicaragua en los años setenta, pero Sema Nancy no conoce las razones. German conoció a Florencia Dickson con quien tuvo tres hijos. Uno falleció, otro vive en Alemania y el último es el padre de Sema Nancy.

Joseph Ludrick conoció a la miskita Nora Rivas en Honduras, donde ambos se refugiaron en los ochenta por la guerra civil. Cuando llevaban poco más de un año de relación, nació el primero de sus diez hijos, Teófilo Ludrick Rivas. Años más tarde, el 21 de diciembre de 1999, nació Sema Nancy. Es la quinta de todos sus hermanos.

Su infancia “fue normal”, dice la atleta miskita. Desde pequeña jugaba futbol, softbol, voleibol y todo tipo de deportes. Se destacaba por su fuerza física. También le gustaba arrear vacas en la finca de su padre y montar a caballo.

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“La gente le decía a mi papá que yo era chimbarona” recuerda con gracia Sema Nancy, quien estudió su primaria en Waspán, y cuando su familia pasó a vivir a Puerto Cabezas estudió parte de su secundaria en el Colegio Bautista Siloe.

Su familia tenía una venta familiar que era atendida principalmente por su madre y cuando su padre llevaba los quintales de granos básicos para venderlos, a los 10 años, la pequeña Sema Nancy era capaz de moverlos a empujones, dice.

A sus 14 años cuando jugaba softbol en un cuadro por donde vivía, un entrenador de nombre Rocky Wilson vio que tenía mucha fuerza para lanzar la pelota, así que se le acercó con una propuesta.

–Sema Nancy, hay un nuevo deporte en el que podrías ser muy buena. Es de levantar pesas. Te deberías de probar.

— ¿Y cómo es ese deporte?, preguntó Sema Nancy

— Solo tenés que levantar pesas, pero vos serías buena. Se te ve el talento.

Esa plática había sido un viernes y el lunes a las cinco de la mañana, la adolescente miskita fue con su hermano mayor Teófilo al gimnasio que le había indicado Wilson en Puerto Cabezas, para probarse en el nuevo deporte. Hasta su hermano se animó y levantó pesas.

Tal y como previó Wilson, Sema Nancy demostró tener madera de buena levantadora de pesas, así que la siguiente semana Wilson se la llevó a Managua para competir en un campeonato de novatos. Ganó tres oros.

El talento de Sema Nancy necesitaba ser explotado así que Wilson le dijo que podían internarla en el Instituto Nacional de Deportes (IND) para que entrenara diario y se forjara como levantadora de pesas. La joven miskita tenía que consultarle a su padre, y el problema es que se había ido sin su permiso a Managua para participar en el torneo de novatos.

Una semana después, en su casa de Puerto Cabezas, Sema Nancy habló con su padre que estaba volviendo de varias semanas de trabajo en su finca de Waspán. “Primero estaba enojado porque me decía que si acaso yo me mandaba sola, pero cuando le enseñé las medallas y el trofeo, ya como que se calmó un poquito”, narra la joven.

Después de que Sema Nancy le explicara a su padre por varias horas con ayuda de su hermano mayor sus deseos de dedicarse al levantamiento de pesas, el hombre no aceptó, pero de igual manera la joven se fue a Managua por su propia voluntad.

Sema Nancy estuvo internada en el IND por casi dos años junto a otras cinco jóvenes atletas con las que compartía cuarto. Estudió su quinto año en un colegio de Managua por las mañanas y a las dos de la tarde ya estaba entrenando.

Su padre, muy molesto no habló con su hija durante meses, hasta que ella volvió a Puerto Cabezas a pedirle perdón por haberse ido a Managua sin su permiso. Joseph Ludrick la disculpó y le dijo que continuara entrenando en la capital, pero con la condición de que no dejara de estudiar.

Cuando terminó su secundaria, empezó a estudiar un técnico en Computación en modalidad sabatina, así que pasó a entrenar de lunes a viernes de ocho a once de la mañana, y por la tarde, de dos a cuatro.

En el internado del IND, Sema Nancy conoció a Orlando Vásquez, quien también practicaba levantamiento de pesas y su padre, del mismo nombre, fue uno de los mejores atletas en esta disciplina. Se enamoraron y para finales de 2015, Sema Nancy resultó embarazada.

Ambos dejaron el levantamiento de pesas. Ella tenía 16 años y él 17. Los jóvenes iban a convertirse en padres y no podían mantener a su hijo solo con el deporte. Sema Nancy volvió a Puerto Cabezas y meses después, Orlando se fue a vivir con ella y empezó a trabajar para mantener a su hijo.

Por presión de su padre, Sema Nancy tuvo que matricularse en Administración de Empresas en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN).

A inicios de 2017, un entrenador cubano de levantamiento de pesas de nombre Rafael Pacho, llamó a los dos jóvenes para que volvieran a entrenar y participaran en los Juegos Centroamericanos de Managua 2017. También los llamó el presidente de la federación de ese deporte Miguel Ángel Niño.

A ambos se les complicaba porque tenían que mantener al pequeño Darren, hasta que, con ayuda de sus familias, los dos volvieron a levantar pesas a finales de marzo de ese año. Al padre de Sema Nancy no le pareció que dejara de estudiar en la URACCAN, pero de igual manera la apoyó.

La miskita consiguió dos platas y un bronce en 58 kilogramos y su pareja Orlando ganó tres oros y rompió el record que tenía su padre. Desde entonces, Sema Nancy no ha dejado de levantar pesas y ha tenido el apoyo de sus familiares y conocidos para continuar mejorando. En todo eso piensa mientras cae al piso de Tokyo junto con la pesa. Pierde su primer intento, pero tiene dos más. Todavía puede levantar esos 87kg y pelear por un buen lugar entre las 14 atletas que compiten en su prueba.

Sema Nancy Ludrick y su pareja Orlando Vásquez. Ambos son levantadores de pesas. TOMADA DE REDES SOCIALES

Sema Nancy se levanta y se dirige al vestidor improvisado. Su entrenador la aconseja mientras ella se resiente de la lesión en su codo. Toma un ungüento deportivo y se unta en el lugar de la lesión, está decidida a no fallar en su segundo intento y poder pasar a la siguiente ronda.

Minutos después, su nombre vuelve a ser pronunciado en japonés e inglés. Se detiene la música que ambienta la competencia. Sema Nancy se dirige a la pesa nuevamente, pero antes se llena las manos de tiza. Se le ve decidida. Concentrada. Se agacha, empuña la barra y la levanta.

Segundos después se escucha el pito que señala que ha cumplido con la prueba. Sema Nancy logró levantar los 87 kilogramos. Ya ha superado el récord centroamericano en unos Juegos Olímpicos y todavía tiene un tercer intento. Puede mejorarlo.

Rumbo a Tokio

Desde que empezó a levantar pesas, Sema Nancy soñaba con representar a su país en unos Juegos Olímpicos, pero la clasificación es bastante complicada porque Nicaragua solo tiene un cupo en este deporte, el cual es disputado por todos los atletas de esta disciplina a nivel nacional.

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Sema Nancy ya había representado a Nicaragua en unos Juegos Centroamericanos, los de Managua 2017, en los que ganó una plata y dos bronces. Ella cree que pudo haber conseguido un oro, pero no se le dio “porque solo tenía como diez meses de haber vuelto a entrenar”

El siguiente año, participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla, Colombia y aunque no ganó medalla, dejó una buena sensación ya que empezaba a ser reconocida como la mejor levantadora de pesas del país.

Su talento se consolidó en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, en 2019, cuando compitió en 64 kilogramos y dejó su récord personal en 201 kilogramos levantados en total. Se convertía en la nicaragüense que ha levantado más peso en una competición internacional y también se posicionó en el sexto lugar de todo el continente.

Con esos números llegaba a Tokio 2020 con el único cupo que tenía Nicaragua y que se lo ganó incluso a su pareja Orlando. Los Juegos Olímpicos fueron suspendidos y retrasados un año debido a la pandemia del Covid-19, pero ella aprovechó todo ese tiempo para entrenar. Se iba todos los días al gimnasio y se ponía a levantar pesas con su entrenador y con Orlando.

Finalmente llegó la hora de viajar a Japón. Ese 23 de julio no solo iba como una de las atletas más destacadas de la delegación nicaragüense, si no que fue como abanderada junto a Edwin Orlando Barberena, quien participó en tiro con pistola de aire comprimido a 10 metros.

Tres días más tarde, el lunes 26 de julio a las 8:50 de la noche hora de Nicaragua, Sema Nancy estaba iniciando su prueba en 64 kilogramos y cerca de las 10:30 de la noche, se empolvaba las manos de tiza por tercera y última vez para levantar la pesa. En esta ocasión debe levantar 92 kilogramos.

Toma la barra fría. Suena el pito de inicio de la prueba y levanta la pesa. Parece que lo va a lograr, pero la lesión del codo le vuelve a cobrar factura. Sema Nancy suelta la pesa y no puede levantar los 92 kilogramos.

Pero no fue del todo un fracaso. La miskita quedó en décimo segundo lugar de 14 atletas y superó la marca personal que traía de Lima. En envión pudo levantar 115 kilogramos y sumado a los 87 kilogramos en arranque, hizo un total 202 kilogramos.

Aunque su meta era levantar 210 kilogramos, Sema Nancy está satisfecha y orgullosa de sí misma. Ninguna centroamericana ha levantado más que ella en unos Juegos Olímpicos. Camina hacia el vestidor y recibe el abrazo de su entrenador.

En su casa de Puerto Cabezas, su familia está orgullosa de ella. Su padre llora de alegría y orgullo. Así se lo expresó cuando la miskita volvió de Tokio días después. “Me dijo que nunca pensó que iba a llegar tan lejos”.

Sema Nancy ahora piensa en estudiar Licenciatura en Deportes y también en prepararse para los Juegos Olímpicos de París 2024. Sueña con poder llegar y superar su propia marca. Sigue entrenando duro junto a su pareja Orlando. Su hijo Darren ya parece que también quiere dedicarse a levantar pesas. “Yo quiero ser fuerte como mi papá y mi mamá”, dice el niño de cinco años.

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