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Pandemia y doble personalidad nicaragüense

Los medios de comunicación independientes divulgaron este lunes 20 de septiembre imágenes de las largas filas de personas que llegaban a  vacunarse contra el coronavirus en uno de los principales hospitales de Managua. Lo mismo ocurrió en otros lugares del país, según reportes de radio Corporación.

Se trata sin duda de una muestra del temor que hay en gran parte de la población, ante el repunte de la pandemia que de acuerdo con lo que dicen médicos y especialistas en salud pública es mayor ahora que en cualquier momento anterior, desde que en marzo de 2020 comenzó a propagarse en Nicaragua.

Los datos del independiente Observatorio Ciudadano Covid 19 y las divulgaciones en las redes sociales dan cuenta de la extensión y fuerza con la que está impactando la pandemia. Incluso el Gobierno, que desde el inicio de la peste de covid-19 ha sido muy parco en sus informaciones sobre este grave problema, reportó en la última semana 675 nuevos casos, o sea que en los datos oficiales cada día casi cien personas más se están contagiando.

Sin embargo, las autoridades de salud pública mantienen su misterioso dato de que solo una persona muere cada semana por “enfermedades relacionadas” con el coronavirus.

También las noticias sobre la elevada cantidad de fallecimientos por causa del covid, así como el encarecimiento de los tanques de oxígeno para uso doméstico y su escasez muestran que el coronavirus está atacando con más agresividad.

Es evidente que hay mucho miedo a la pandemia y por lo consiguiente más personas tratan de cumplir las medidas de protección recomendadas por los especialistas, sobre todo el uso de mascarilla, la higiene rigurosa y el primordial distanciamiento social.

Sin embargo, en Nicaragua la gente pareciera tener una doble personalidad colectiva. Lo decimos porque mientras unas personas demuestran mucho temor a la pandemia, y se protegen, muchas otras la desafían de manera temeraria y hasta irresponsable. Eso es lo que se puede deducir al ver en las calles a tanta gente sin mascarilla y sobre todo por las insensatas aglomeraciones que por diversos motivos —pero sin ninguna necesidad— se hacen constantemente.

Cabe señalar que esas aglomeraciones no son solo por las actividades de masas que sigue promoviendo el Gobierno. Ahora dice que por la pandemia ha prohibido que en la supuesta campaña electoral se hagan reuniones de más de 200 personas, pero no anuncia la suspensión de sus celebraciones festivas públicas y de masas.

Ahora bien, es comprensible que en las actividades de masas que promueve el régimen se aglomeren los empleados públicos, pues de otra manera podrían perder sus empleos. Pero en el caso de las aglomeraciones que son voluntarias, como en los estadios y otras diversiones masivas no oficialistas, la gente se aglomera por su gusto y muchas personas ni siquiera usan mascarillas para protegerse y evitar el contario de los demás.

Por eso decimos que en Nicaragua hay como una especie de doble personalidad colectiva, dicho esto de manera figurada para referirnos a esa dualidad de comportamiento ante el grave problema de salud personal y pública de la pandemia.

La irresponsabilidad de muchos ante la pandemia se debe también a falta de educación cívica y de conciencia ciudadana. Estas virtudes son indispensables para las relaciones políticas sanas, el ejercicio de los derechos individuales y la práctica de las libertades públicas; pero también para el comportamiento personal y social responsable.

Por eso las estadísticas indican que en los países democráticos, el manejo de la pandemia es mucho más responsable y eficiente que en aquellos que no lo son.

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