Mientras las autoridades de salud continúan minimizando el impacto de la pandemia de la covid-19 y la cifra de muertes provocadas por la enfermedad en el contexto del actual rebrote que experimenta el país, los obituarios en redes sociales, entierros exprés y ahora homenajes a trabajadores de la salud fallecidos son cada vez más frecuentes.
Este jueves, el conductor de ambulancias del Hospital San Juan de Dios, de Estelí, Eddy Marvin Rugama, y la doctora Valeriana Dávila, del Hospital España de Chinandega, recibieron una despedida muy emotiva por sus compañeros de trabajo.
Con sus trajes blancos especiales, dobles mascarillas, botas, gorros y guantes, ocho trabajadores de la salud cargaron el ataúd de Rugama, quien falleció este jueves, 23 de septiembre, y se sumó a la larga lista de trabajadores de la salud que se han contagiado mientras brindan sus servicios a la población en la batalla contra la pandemia.
Las sirenas de las ambulancias del centro hospitalario lloraron, mientras el féretro de Eddy Marvin Rugama era puesto en el carro fúnebre. El personal de salud copó el parqueo del lugar para despedir a su colega abatido por el virus. Visiblemente consternados sus compañeros de trabajo, ataviados todos con trajes especiales blancos o amarillos, lo despidieron entre aplausos y lágrimas a la salida del cuerpo del centro asistencial. Luego el féretro fue adornado con ofrendas florales para iniciar su recorrido hacia el cementerio municipal.
Una ambulancia con la sirena encendida acompañó el recorrido del féretro por las calles de Estelí. Al pasar frente a la Clínica Médica Previsional el carro fúnebre se detuvo brevemente, ya que otro grupo de trabajadores de la salud lo esperaba para despedirlo con ovaciones y aplausos, en agradecimiento por la gran labor que realizó en vida para salvar la de otros.
No menos emotivo fue el funeral de la doctora Valeriana Valentina Dávila Guevara, quien, según la página de Facebook Héroes de blanco, “en vida fue muy querida por todos sus compañeros de trabajo” y “comprometida con sus pacientes”.
La escena se repitió pocas horas después. Cuatro personas con trajes azules de protección contra el virus, gorros, guantes, botas y mascarillas cargaron el ataúd en el que iban los restos de la doctora Dávila.
La sirena de una ambulancia encendida le rendía homenaje, mientras enfermeras, doctores y demás trabajadores del centro hospitalario sostenían velas encendidas, ya que el funeral fue por la noche, y le hacían el pasillo de despedida.
Según fuentes del sector salud, entre enero y septiembre de este año más de cincuenta médicos han perdido la vida, sumándose a los más de sesenta que fallecieron el año pasado.
El jueves, la página Héroes de blanco también reportó el fallecimiento del doctor Aquiles Rodríguez, de Río San Juan, y el de la licenciada en enfermería Tiburcia Cruz, del Hospital Pedro Altamirano, de La Trinidad, Estelí. No se especifica las causas de sus muertes.
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