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Corregir o maltratar “al trompón y a la patada”

El Código de la Familia los prohíbe, pero una gran cantidad de padres aún consideran que el castigo físico es bueno para enderezar a sus hijos. Los gritos, los fajazos, los empujones, los jalones de oreja y las nalgadas están entre los más comunes

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En Nicaragua los maltratos físicos a los niños quedaron totalmente prohibidos con el Código de la Familia aprobado en 2015. Sin embargo, estudios recientes de algunos organismos como Cantera, universidades, y la propia Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia, señalan que la mayoría de los padres en Nicaragua, un 80 por ciento, siguen considerando el castigo físico como una forma eficaz de corregir a sus hijos, aunque también la mayoría, un 72 por ciento, se siente mal después de maltratarlos. ¿Usted cuáles de las siguientes recibió o propina?

Gritos, insultos, humillaciones

Es considerado el castigo más común. En Nicaragua, el 51.8 por ciento de los padres admite gritar a sus hijos. Este tipo de castigo acarrea consecuencias psicológicas en los niños, tales como baja autoestima y afectación en la capacidad de comunicarse sin violencia.

Los insultos y humillaciones pueden causar problemas de depresión y autoestima en menores de edad

Fajazos, cables, mecates, coyundas

La faja es uno de los objetos más usados por los padres en Nicaragua para golpear con fines correctivos a sus hijos. Tiene sus variantes a falta de la misma: los cables eléctricos o de electrodomésticos, mecates, coyunda o tajona “verga de toro”. Las lesiones físicas son evidentes con este tipo de castigo, pero también afecta la forma de comunicarse entre padres e hijos. El hijo, en vez de amar al padre, solo puede tenerle rencor o temor.

Empujones, patadas, nalgadas

Los empujones, las patadas o puntapiés y las nalgadas también están entre las formas más usadas por los padres para castigar a los hijos. La organización de pediatras de Estados Unidos considera que las nalgadas son muy dañinas y tienen un efecto en el cerebro de los niños.

Palo, rajas de leña, varejones, chilillos

La expresión darle “palo” a un hijo obviamente viene de castigarlos con un palo, un trozo de madera o hasta una raja de leña. Hasta hace pocos años era muy común en Nicaragua. Aquí se puede incluir a la famosa regla que utilizan los maestros. En años anteriores los maestros usaban grandes reglas matemáticas con las cuales castigaban a los alumnos que no cumplían las tareas o vestían inadecuadamente el uniforme.

En Nicaragua, uno de los métodos más comunes para castigar a los hijos es golpearlos con la faja.

Jalones de oreja, de cabello, de patilla

Según el artículo 280 del nuevo Código de la Familia, están prohibidos los coscorrones, jalones de pelo y los jalones de patilla. Los especialistas consideran que este tipo de castigos contribuyen a una obediencia inmediata por parte del niño, pero no a un mejoramiento del comportamiento, que es la pretensión del padre.

El código de la familia prohíbe castigos como los jalones de orejas

Hincados, posturas difíciles

Poner de rodillas a los niños o en posturas difíciles como castigo también es común en Nicaragua.

Quemar las manos

A los niños que eran descubiertos robando los vueltos les quemaban las manos con un tizón. Un estudio de UNICEF indica que del total de niños que sufren quemaduras, un 10 por ciento se debe a maltrato.

Objetos voladores

Cuando los padres quieren castigar a los hijos, pero no los tienen cerca optan por lanzarles los objetos que tengan a disposición. En Nicaragua se destaca la chinela como “objeto volador” para castigar a los niños, aunque hay otros.

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