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Elizabeth Lucila Guillén Fonseca estuvo desaparecida por 36 días hasta que su asesino confesó donde había escondido su cuerpo. LA PRENSA/Cortesía

Técnico dental acusado de matar a joven nicaragüense en Panamá y tirarla a tanque séptico fue su vecino

"Él era cristiano, que iba todos los domingos a la iglesia, nunca se nos pasó por la mente que fuera una persona tan macabra", cuenta la mamá de Elizabeth Guillén Fonseca

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Las horas más duras para Elizabeth Fonseca después de saber que su hija había sido asesinada y escondida por más de un mes en un tanque séptico fueron las del mediodía del jueves cuando sepultaron a la joven de 23 años. “Mi niña, hoy te daremos cristiana sepultura, nos deja con este dolor tan inmenso, pero sé que ya descansa en los brazos de Dios nuestro padre. Te amaré por siempre mi princesa”, escribió horas antes de despedirse de su hija en Panamá.

La joven Elizabeth Lucila Guillén Fonseca había desaparecido el pasado 24 de agosto en Chepo, distrito de la Provincia de Panamá, ubicado a 59 kilómetros de la capital, pero fue hasta la noche del 30 de septiembre que su cadáver fue hallado en un tanque séptico detrás de una clínica odontológica. El técnico dental Félix Solís Vega confesó a la Policía de Panamá donde había escondido el cuerpo.

Fonseca contó a LA PRENSA que su familia emigró a Panamá hace 8 años en busca de mejor vida. En Nicaragua vivían en el barrio capitalino San José Oriental, en el Distrito Cuatro de Managua.

Vendía agua de coco

La familia se asentó en la colonia 24 de Diciembre, pero cuando Elizabeth Lucila cumplió la mayoría de edad se fue a vivir a Chepo con su papá. Su mamá cuenta que siempre ella fue independiente y trabajaba en lo que saliera para poder solventar sus gastos.

Guillén Fonseca fue sepultada al mediodía del jueves en Chepo, Panamá. LA PRENSA/Tomada de Crítica/Landro Ortiz

“Ella vendía agua de pipa, que es agua de coco, iba a una fonda (fritanga) y ya trabajaba, en lo que le llamaran, ella no le decía no a nada. Pero como estábamos sin papeles no podíamos encontrar un buen trabajo en el que nos pagaran bien”, explica Fonseca. Al ser indocumentados, los negocios no se arriesgan a contratarlos o pagarles más por el temor a una multa. Para la familia nicaragüense es una vida muy dura, manifiesta Fonseca, porque tienen que evitar a Migración para evitar ser deportados, “es una vida como que no sos libre”, añade.

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La joven estaba laborando en el sector de Las Mañanitas, cerca de donde residía su mamá en la 24 de Diciembre, a solo 11 kilómetros, pero entre el 23 y 24 de agosto su familia dejó de saber de ella. Sus amigos tampoco la veían conectada en sus redes sociales.

Elizabeth Guillén Fonseca tenía ocho años de residir en Panamá. LA PRENSA

Denuncia en la Fiscalía

Su madre le escribía y llamaba, pero creyó que le habían robado el celular porque no respondía. Las alarmas se encendieron cuando los amigos comenzaron a contactar a su mamá para decirle que tampoco sabían de ella.

El 10 de septiembre Elizabeth Fonseca interpuso denuncia por la desaparición de su hija en Las Mañanitas. Para la nicaragüense, hubo pasividad de parte de las autoridades panameñas, por lo que ella comenzó a moverse e investigar qué había pasado con Elizabeth Lucila. Comenzó a preguntar en Las Mañanitas, donde trabajaba la joven. “Comencé a investigar y hablar con los que trabajaba y coincidía el tiempo con su desaparición de las redes sociales”, explica.

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“Yo fui la que investigué, la que di con ese hombre, porque la Policía no hizo nada”, recrimina la madre. Fonseca manifiesta que ella desconocía alguna relación que tuviera su hija con el técnico dental Félix Solís Vega, de 58 años.

La nicaragüense tenía ocho años de residir en Panamá. LA PRENSA/Cortesía

La madre revela que el sospechoso —quien se encuentra en prisión preventiva por seis meses— ya había atendido a Elizabeth anteriormente. Incluso, el hombre fue vecino de ellas en la 24 de Diciembre.

¿Cómo conoció al sospechoso?

Fonseca cuenta que cuando estaban en Nicaragua su hija tuvo un accidente y perdió algunos dientes. En el país se realizó un trabajo, pero estando en Panamá tuvo que volver a realizarse más trabajos. Su madre contactó a un médico que vivía cerca, para que la atendiera. Eso fue en 2015.

En el 2018, la joven le dice a su madre que “se me volvió a caer lo que el doctor me hizo en el diente y yo quiero contactarlo”, fue así que Solís volvió a atenderla. En el 2020, volvió a tener problemas en la dentadura. “Cada dos años se le estaba cayendo esa vaina que le hizo el médico y me dice ‘quiero hacerme el trabajo, no tengo plata, voy a llamar al doctor para ver cuánto me cobra, mandeme la tarjeta’. En marzo de este año me dice que le mande la tarjeta (de presentación”, rememora Fonseca.

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Elizabeth le contó a su madre que iba a recoger el dinero para pagar el trabajo. “Más nada me dijo nunca mi hija”, refiere Fonseca. “Yo no supe si ella tenía una relación con él, nunca me lo dijo”, agrega.

En prisión preventiva quedó el odontólogo panameño acusado de matar a joven nicaragüense, LA PRENSA/Tomada de Mi Diario de Panamá.
En prisión preventiva quedó el técnico dental panameño acusado de matar a una joven nicaragüense. LA PRENSA/Tomada de Mi Diario

Al comenzar a investigar el paradero de su hija, dos amigos de la joven que viven en Chepo le informan a Fonseca que Elizabeth visitaba a un doctor que le iba a hacer un trabajo en los dientes. La madre se movilizó hasta Chepo para ir a la clínica, sin imaginar que era el mismo hombre que fue vecino de ellas.

“Él era cristiano, que iba todos los domingos a la iglesia, nunca se nos pasó por la mente que fuera una persona tan macabra”, se lamenta Fonseca al recordar a Solís Vega. “Fue mi vecino por 5 años”, agrega.

Selló tanque porque comenzó a oler mal

La nicaragüense comenzó a seguirle los pasos, e incluso buscó a un amigo investigador porque no tenía noticias de las autoridades panameñas. Fonseca sospechaba de Solís y así se lo hizo saber a la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), pero le decían que no podían allanar la clínica.

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“Como miro que ellos no hacen nada, yo me dejo ir con ese amigo que es policía al DIJ de ahí (Chepo) y ellos no tenían ninguna notificación”, explica. Tuvo que volver a poner la denuncia, pero esta vez en Chepo y los investigadores de ese sector se comienzan a mover el 28 de septiembre e interrogan al técnico dental en dos ocasiones. Solís dijo que la última vez que la había visto era a finales de agosto cuando le había hecho un trabajo, pero ante las sospechas, confiesa el crimen y lleva a los policías hasta donde escondió el cuerpo.

En este tanque fue encontrado el cadáver de Elizabeth Guillén Fonseca, de 23 años. LA PRENSA/Tomada de Día a Día

El hombre revela que discutió con la nicaragüense y le dio un golpe con una varilla de hierro por la espalda. Luego la estranguló, volvió a golpearla, “le amarró las manos y tiró al tanque séptico, pero a los días empezó a sentir el mal olor, por lo que procedió a tirarle cal al tanque y selló con pegamento para que ya no emanara más la pestilencia y así los vecinos no se percataran”, según la acusación de la Fiscalía de Panamá.

En la audiencia, la Defensoría pidió 23 años de cárcel, mientras que la Fiscalía solicitó 27 años.

“Estaba como que no había hecho nada”

“Ese hombre cuando yo lo miré en la audiencia estaba como que no había hecho nada”, manifiesta Fonseca, quien tuvo que contenerse para no gritarle, “tuve que tomarme un calmante antes de entrar, porque lo primero que quería hacer cuando lo vi era matarlo… yo lo conocí a él como una persona de bien allá en el 2015, jamás pensé que tuviera una mente tan macabra, ni que tuviera las agallas o la maldad, no sé ni qué palabras usar, de seguir yendo a la iglesia, seguir dando una consulta en su clínica de Chepo y con mi hija atrás en un tanque séptico que ya la había matado 36 días antes que él confesara”.

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Fonseca recibió ayuda de parte de la Alcaldía de Chepo para sepultar a su hija, quien fue entregada de la morgue y llevada directamente al cementerio de esa localidad, ya que por el estado de descomposición tenía que ser enterrada inmediatamente.

La familia de la joven es originaria del barrio San José Oriental en Managua. LA PRENSA/Cortesía

Su madre la recuerda como una “niña popular, alegre, se dio a conocer por ser una persona de bien… trabajadora, como dicen las nicas son chambeadoras donde quieran que vayan, ella no le tenía miedo a nada de eso, si vendía arroz de leche, lo vendía todo”.

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El papá de Guillén Fonseca no pudo estar en el sepelio porque días antes que ella desapareciera él emprendió viaje hacia Guatemala con miras de llegar a Estados Unidos.

Elizabeth Fonseca espera que se haga justicia en el caso de su hija, pero tendrá que esperar hasta seis meses para volver a ver al asesino de Elizabeth Lucila.

Félix Solís es acusado de homicidio doloso agravado en la modalidad de femicidio. “Este ha sido uno de los peores crímenes que he visto en mi carrera como juzgadora”, dijo la juez de Garantías, Tulia Morelos, según lo reportado por medios panameños.

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