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La última batalla

Se aproxima la última batalla de la humanidad, y es la última oportunidad de buscar la verdad, y no distraerse en las circunstancias cotidianas. La humanidad ha destruido con la manipulación del lenguaje la verdad. A través de eufemismo se ha creado la cultura de la confusión, de la imprecisión, de la ambigüedad, de la tibieza que arroja incertidumbre.

La humanidad se enfrenta ante oleadas tras oleadas de turbia conciencia. Una década de la exaltación a la mentira, la ironía y la palabrería innecesaria. La humanidad está perturbada en la razón, la ambigüedad de criterio la hace caer en más errores que aciertos. El hombre ha sido persuadido ante la frivolidad, la irracionalidad y la mentira. Las noticias arrojan una impronta irracional, manipulan los datos y elevan como verdad la mentira. Es tan grande la confusión que la humanidad no puede distinguir lo correcto de lo incorrecto, lo verdadero de lo virtual, lo inmoral de lo moralmente correcto. Las acciones de la humanidad son más egoístas, el hombre se jacta de sus logros científicos y sus alcances tecnológicos. Se mantienen en el poder una y otra vez por soberbia, disfrazada de popularidad.

Los medios de comunicación son difusores de difamación y adoctrinamientos contrarios al bien común y al sentido común. Se presenta la libertad sexual como un derecho, los delitos en este orden van en aumento, incesto, adulterio, fornicación, violaciones, abuso de menores, pedofilia, homosexualidad. Nuestras ideologías están por encima de la racionalidad, se ha hecho obcecado en vez de reflexivo. La humanidad traiciona a los más cercanos, a la esposa o al marido, se abandona a los hijos y se les da el mal ejemplo.

La última batalla del hombre es su propia irracionalidad, su propio despojo de humanidad, se ha bestializado. Lo humano estorba al propio humano. Se prefiere tener mascotas que hijos, porque este último exige compromiso. Una humanidad más consumista, superflua y egoísta capaz de ayudar a otros. Preferimos matar a niños en el vientre que sembrar árboles, o recoger la basura. La fe y la razón nos dan la oportunidad de ser más humanos.

La última batalla es recuperar la racionalidad de la persona humana. Lo absurdo impera como verdad, lo inhumano es obedecido más que lo humano. Y ya no se diga de lo trascendente, los nuevos dioses de la humanidad sobran, y se relega a la Providencia que se deja como fundamentalismo. Es hora que la humanidad batalle con sí misma, buscando y regresando a la verdad, a los valores y principios que nos hacen más humanos.

Regresar a ser humano, necesariamente pasa por la razón. La razón me capacita para encontrar la verdad. ¡Que tanta falta hace en todos los ámbitos la verdad! ¡La verdad nos hará libres!

La autora es abogada.

Opinión
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