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La vida se dona

Muchas veces me doy cuenta que Jesús va por un camino y nosotros vamos por otros. Santiago y Juan, símbolo de nuestro mundo de hoy, se acercan Jesús: en busca de poder, en busca de puestos importantes, en busca de posiciones privilegiadas, en busca de prestigio.

La indignación de los otros diez discípulos de Jesús no iba dirigida hacia la manera corrupta de actuar Juan y Santiago, sino porque ellos buscaban también lo mismo que los primeros.

Todos pensaban en el poder, en las buenas ganancias. Pareciera que hubiesen vivido en nuestros tiempos de hoy.
Jesús tiene que decirles: “Ustedes no saben lo que piden” (Mc.10, 38).

Ciertamente el mundo de Jesús va por caminos muy distintos a los nuestros. 

En el mundo de Jesús no cuenta el primero sino el último, la grandeza sino la sencillez. El poder sino el servicio. La ambición sino la entrega desinteresada a los demás.

Jesús trastoca toda forma de pensar y toda clase de valores de este mundo.

Lo importante para Jesús: no son los puestos altos que puedo conseguir sino el servicio que puedo prestar.
No es el poder que tiraniza y oprime sino la sencillez que libera.

No es el puesto que nos da arrogancia sino la vida puesta al servicio del hermano.

No es estar por encima de los demás para aprovecharnos de ellos sino el ser útil para todos.

No es vivir a costa de los otros sino trabajar para el beneficio de todos.

Nuestro mundo anda loco buscando el poder, el dominio sobre los demás a costa de quien sea y de lo que sea.

Nos movemos, como Santiago y Juan, por la ambición: que nos ciega, que rompe con toda moral, que corrompe sin importar perder nuestra dignidad personal, que quita la paz del espíritu y de nuestras familias.

Que es causa de pobreza para muchos de nuestros hermanos y ha traído consigo muchas zancadillas, rivalidades y recelos, como ocurrió también en los discípulos de Jesús.

Necesitamos crear una nueva mentalidad, como nos dice Jesús, por la que se cambie la viveza y la ambición por el trabajo y el servicio.

Para nosotros, los cristianos, la vida es entrega, servicio, como dice Jesús a sus discípulos y como lo hizo el mismo Jesús:
“Yo no he venido a ser servido sino a servir”.

Como nos dice también San Pablo: “Sírvanse unos a otros con amor” (Gal. 5, 13).

El autor es sacerdote católico.

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