En el informe de conclusiones de la 77 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que se realizó la semana pasada, se asegura que en general el panorama de la libertad de expresión en las Américas es desolador.
Una de las muestras de esa realidad es la situación de Nicaragua, país que de manera destacada estuvo presente en el evento de la SIP por tres razones principales.
Primero por la situación deplorable de la libertad de prensa en Nicaragua, que fue conocida en detalles en dicha asamblea y causó gran consternación entre los participantes.
Segundo porque la SIP concedió al nicaragüense Sergio Ramírez Mercado —el escritor de novelas y artículos de opinión para periódicos que ha sido forzado a exiliarse por la persecución política—, el honor de decir el discurso de apertura. Como era de esperarse, Ramírez impresionó a la audiencia con su elocuencia literaria y política.
Y tercero, por la entrega del Gran Premio de la Libertad de Prensa al gerente general de LA PRENSA, Juan Lorenzo Holmann Chamorro. La entrega del premio tuvo que ser simbólica porque el galardonado se encuentra encarcelado, bajo una absurda imputación de delito que no alcanza a ocultar el verdadero motivo de la acusación. Es decir, la represión a la libertad de prensa, por un lado, y por otra parte el odio a la familia Chamorro por su tesonera lucha para que Nicaragua vuelva a ser una república democrática, como proclamó el Director Mártir de LA PRENSA y Mártir de las Libertades Públicas, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
Pero no solo en Nicaragua el panorama de la libertad de expresión y de prensa es desolador. En otros países de las Américas la libertad de información también sufre restricciones y censuras directas e indirectas, periodistas y directivos de periódicos independientes —como Juan Lorenzo Holmann Chamorro— sufren cárcel, acoso judicial, persecución, exilio, violencia en general y en algunos países incluso asesinatos.
Ahora bien, como corresponde hacer en el ejercicio del verdadero periodismo, veraz y de principios, también hay que mencionar las buenas noticias, los logros de la libertad de prensa que aunque sean pocos y mínimos en comparación con las desgracias, es necesario reconocerlos y alentarlos.
En este sentido es importante destacar que en la 77 Asamblea General de la SIP, esta presentó el Índice Chapultepec de la Libertad de Prensa 2021, elaborado con rigurosa responsabilidad y veracidad con base en un trabajo metodológico y estadístico a cargo de prestigiosas instituciones profesionales.
En este Índice, que se ha preparado por segunda vez, se indica que República Dominicana subió 10 posiciones en la valoración de la libertad de prensa, en relación con el año anterior. Ecuador, que recientemente regresó a la democracia representativa plena después de un período oscuro de autoritarismo del socialismo del siglo 21, también ascendió cuatro puntos. Y Estados Unidos (EE.UU.), donde el autoritario presidente Donald Trump hostigó a los medios y periodistas independientes, después del cambio de gobierno subió tres peldaños en el Índice de la Libertad de Prensa.
Uruguay, Chile y Jamaica son los tres países de las Américas donde más se respeta la libertad de prensa. Por tanto ellos ocupan los sitios más altos del Índice. Por el contrario, Nicaragua, Cuba y Venezuela son los peores y en consecuencia los que ocupan los lugares más bajos.
Hay una relación directa de libertad con progreso y bienestar, lo mismo que de dictadura con atraso y pobreza. De manera que los países que están arriba en el Índice de Libertad de Prensa necesariamente son los más prósperos, mientras que los de abajo inevitablemente son los más desgraciados.