A 38 años y seis meses de prisión ha sido sentenciado K.E.A.U., quien entre octubre del 2014 y mayo del 2020 violó en reiteradas ocasiones a su hija. La primera agresión sexual sucedió cuando la víctima era una niña de 10 años, según la acusación que en junio del 2021 presentó el Ministerio Público.
En la sentencia dictada por la jueza Aleyda Irías, se condena a 25 años de prisión a K.E.A.U., por violación agravada y 13 años con seis meses por violación en menor de 14 años para totalizar una pena de 38 años y seis meses.
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El sentenciado terminará de cumplir su condena el 19 de mayo del 2051, según la sentencia dictada en el Juzgado Segundo Especializado en Violencia de Managua.
Condenas sucesivas
En la resolución se indica que el sentenciado deberá cumplir las condenas de manera sucesiva iniciando por la de mayor tiempo, es decir de 25 años en la cárcel por violación agravada.
Una vez cumplida la condena del delito más gravoso, K.E.A.U., iniciará a descontar los 13 años y seis meses por violación en menor de 14 años.
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Pero por la condena de 13 años y seis meses el sentenciado solo descontará cinco, porque la Constitución y el Código Penal establecen que nadie puede estar en prisión más de 30 años así sea un delito grave como el que se le comprueba, salvo en los casos donde se dicte la prisión perpetua.
Delitos en concurso real
Las condenas deberán ser cumplidas de manera sucesivas, porque el sentenciado cometió los delitos en concurso real, subraya la autoridad judicial. El concurso real significa que con una misma acción se cometen dos o más delitos, según lo establecido en la Ley 641 o Código Penal.
Pruebas irrebatibles
En el juicio la Fiscalía aportó como prueba el testimonio de la víctima quien narró como su progenitor la violó en múltiples veces desde octubre del 2015 hasta mayo del 2021.
“Él me decía cosas, me tocaba los pechos, me besaba, me decía que era su mujer, me dijo que se casaría conmigo y que si tenía novio me mataría”, relató la joven al brindar su testimonio en el juicio.
La Fiscalía también aportó como pruebas los peritajes de forenses (físico y psicológico) con los que se comprobó los episodios de violencia sexual a los que fue sometida la adolescente y el daño que causó en la salud mental de la menor.