La candidata del partido de extrema izquierda Libertad y Refundación (Libre), señora Xiomara Castro, se impuso ampliamente en la elección presidencial de Honduras del recién pasado domingo 28 de noviembre.
Desde el primer reporte del escrutinio dado a conocer por el Consejo Nacional Electoral (CNE), se advirtió que Xiomara Castro tenía una insuperable ventaja sobre Nazru Asfura, el candidato del oficialista Partido Nacional que ha estado en el poder durante los últimos doce años.
El triunfo electoral de la candidata opositora –que será la primera mujer presidente de Honduras en su historia– , ha motivado la euforia de sus partidarios y la esperanza de muchos hondureños que quieren un nuevo gobierno que sea mejor para ellos y el país.
Pero en la otra cara de la moneda, en los sectores tradicionales y de la derecha política, la victoria electoral de la izquierda radical motiva el temor a que con Xiomara Castro y el partido Libre en el poder, Honduras pudiera seguir el camino de Venezuela y Nicaragua.
El temor no es solo por las declaradas simpatías de la señora Castro y su partido, hacia los regímenes de Venezuela y Nicaragua. También se debe a que el partido que ha ganado estas elecciones y detentará el poder a partir del 27 de enero próximo, es miembro activo del Foro de Sao Paulo, una intimidante agrupación de partidos de extrema izquierda y movimientos revolucionarios de América Latina y el Caribe, que fundó en 1990 el líder izquierdista brasileño Lula da Silva por orientación de Fidel Castro. A la cabeza de este Foro figuran el Partido Comunista de Cuba, el Partido Socialista Unificado de Venezuela y el FSLN de Nicaragua y otros que no son precisamente referentes de libertad y democracia en las Américas.
En el ámbito internacional, el diputado español miembro del partido de extrema derecha VOX, Víctor González Coello, advirtió que el escenario era “terrorífico” de ganar las elecciones Xiomara Castro. Y el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR EuroLat), miembro del Parlamento Europeo, auguró que con el triunfo de Xiomara Castro Honduras caerá en las manos del Foro de Sao Paulo.
Pero eso dependerá de la fortaleza de las instituciones de la democracia hondureña. Para hacer de Honduras una nueva Venezuela, o Nicaragua, o Cuba, Xiomara Castro y su partido tendrían que concentrar en sus manos todos los poderes del Estado, sobre todo la Policía y el Ejército, y controlar de manera total y absoluta a la sociedad hondureña.
Sin duda que la virtual presidenta electa de Honduras es consciente del temor que inspira su victoria electoral. Seguramente por eso, al acercarse el día de las elecciones Xiomara Castro prometió respetar las instituciones democráticas. Y en la noche del domingo 28, cuando los primeros informes de resultados ya indicaban su inexorable victoria, declaró que tiene el propósito de revertir el autoritarismo gubernamental y que llamará a un diálogo con los demás sectores de la sociedad hondureña.
Al respecto es importante mencionar que el influyente Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), manifestó este lunes su disposición a colaborar con el nuevo gobierno en la construcción de un mejor país.
Es muy importante destacar que en el proceso electoral hondureño que culminó el 28 de noviembre no hubo cancelación de partidos opositores, ni líderes y precandidatos encarcelados y perseguidos, ni restricciones de ninguna clase a las libertades de prensa, de expresión y de movilización política.
Ojalá que Xiomara Castro cumpla sus compromisos y promesas, y que en el proceso electoral de 2025 para elegir a su sucesor o sucesora tampoco haya represión de ninguna clase contra sus adversarios y los de su partido, ni contra nadie en general.
