La Gritería y el ayote en miel, una dulce celebración

Ayote en miel

LA PRENSA/ Cortesía de NicaSazón

Llega diciembre con su maravilloso entorno nicaragüense, en el que todos hacemos un esfuerzo por olvidar los problemas que nos abruman, para ser parte de celebraciones que representan alegría y un oasis en el que refrescamos el alma.

Tradicionalmente en Nicaragua, y en especial para la comunidad católica, todo arranca con los rezos del novenario en honor a la Purísima Concepción de María el 28 de noviembre. Aquí se reparten bebidas como la chicha de jengibre, la chicha de maíz y una que otra golosina, culminando el 6 de diciembre y dando paso al día siguiente al arreglo de los altares vestidos de pastora, madroño, corozos, frutas y cuanto elemento dispongamos y que la imaginación permita acomodarlo, teniendo como centro la imagen de la Virgen María.

Los artesanos tienen mucho protagonismo porque elaboran productos a base de palma como chischiles, indios, canastitas, sombreros; o bien, de madera como las matracas, maromeros, boleros, trompos, pitos o carrizos, banderines, sin dejar de mencionar los bolsitos de yute, etc.

Como un capítulo especial en “la Gritería” un elemento que no puede faltar es la gastronomía, que inunda con sus formas, aromas, colores y sabores. Desde días anteriores o el propio 7 de diciembre, se preparan bebidas, nacatamales, frutas y dulces que serán compartidos en la gorra o brindis a la Conchita, a partir de las 6 de la tarde después que la pólvora —ya sea en carga cerrada o en cohete— irrumpa el silencio y se eleve al cielo con su explosión permisiva a salir a pié y en grupos, a cantarle a la virgen y recibir los obsequios que ofrecen los promesantes al romerío que parece no acabar en casi todo el país.

En cuanto a bebidas, la reina y señora es la chicha de maíz; pero en Jinotega, por ejemplo, se prepara la chicha agualoja o gualoja y en otros lugares como Diriá, también la chicha de jengibre, para mencionar algunas. Por otro lado, aunque ahora con menos presencia los nacatamales también son parte de esta celebración.

Otros dos grandes protagonistas de la repartición son las frutas como caña, banano, limón dulce con su palito insertado y su banderín, los famosos nancites fermentados o encurtidos y las diversas golosinas entre las que podemos mencionar cajeta de leche, de coco, de masa, de coyolito, churros de masa, caramelos rallado, de coco, leche de burra, enchiclado, etc. Como una referencia especial, en departamentos como Masaya y Boaco se prepara la cajeta negra. Por supuesto, alcanzando la cúspide están el gofio y el ayote en miel.

ayote en miel
Ayote en miel. LA PRENSA/ Cortesía de NicaSazón

A propósito de este último, la gran mayoría prepara el ayote en miel con dulce de raspadura y un toquecito de azúcar, además de las especias, pero en una de mis tantas visitas a Chontales, propiamente en Santo Tomás, conversé con María Alejandra Téllez “la camoapeña” y ella me contaba que para hacer el ayote en miel la práctica es inversa, ya que el azúcar es el ingrediente de dulzor principal y el toquecito es de dulce de raspadura. Otro aspecto interesante de mencionar es que lo consumen remojando el ayote en leche de vaca.

Para la gritería se ha acostumbrado empacarlo en una bolsita con la imagen de la virgen y así se reparte.

Siendo, según estudiosos, de origen prehispánico en Centro y Sur América, el ayote, ahuyama o calabaza, es lógico que por su sabor y propiedades se utilice en diversas recetas y que existan propuestas similares al ayote en miel nicaragüense, con sus propias variantes como en México, Colombia, Venezuela, República Dominicana y resto de Centroamérica.

En Nicaragua, es una estampa religiosa sentarse a degustar el 8 de diciembre el delicioso ayote en miel que nos dieron en la gritería, y si bien es cierto que las nuevas generaciones lo acompañan mayormente con bebidas envasadas, es importante recalcar que antes, por sabiduría popular, se acompañaba con la bebida de pinol simple o bien con agua, pues con ello se limpiaba el dulzor en el paladar; práctica que deberíamos retomar para que no se pierda nuestra identidad gastronómica.

Ayote en miel

(14 a 16 porciones)

1 ayote duro de 8 libras aprox.
2 atados de dulce de raspadura
½ taza de azúcar (opcional)
canela en rajas
8 clavos de olor
20 pimienta dulce
1 taza de agua

Elaboración:

Lave bien y parta en 14 a 16 porciones regulares el ayote sin retirar las semillas. Parta en trozos o ralle el dulce de raspadura. En una olla, vierta el agua, la mitad de canela, clavos de olor y pimienta dulce, coloque una capa de dulce de raspadura, el azúcar, encima una capa de ayote, otra capa de dulce, el resto de las especias, otra capa de ayote y finalmente dulce de raspadura. Asegúrese que la olla triplique el tamaño del volumen alcanzado con el ayote para que al hervir no se salgan los líquidos, tape y cocine a fuego medio 1 hora, remueva suavemente, luego baje la llama a fuego de moderado y cocine por 1 a 1:30 hora más para conseguir una miel espesa y brillante y que haya penetrado bien en la pulpa del ayote.

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