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El miedo a ser un pueblo anestesiado

Aquí no pretendo analizar las repercusiones porque para eso están los analistas y estudiados que saben, lo que me preocupa y quisiera tocar es la actitud vil del ser humano en querer seguir destrozando al prójimo

A los que hemos pasado por alguna operación, ya sea pequeña o grande y nos han puesto anestesia sabemos lo que significa: suspende la consciencia y la sensibilidad al dolor, mientras el bisturí se introduce. Entiendo que a veces como persona queramos estar anestesiado de tanto sufrimiento, de no verle un final al caos que se vive en mi país, donde no se gobierna sino se imponen voluntades; queremos anestesiarnos de la realidad, de los escases de trabajo, las inexistentes libertades, la pobreza del sistema educativo, de cómo te cortan las alas en todos los aspectos cuando ni siquiera han empezado a crecer. A veces lo más fácil es inyectarnos anestesias, sin embargo, da miedo que un pueblo entre en esa etapa porque significaría la resignación.

El capricho de unos cuantos

Cuando leí la noticia que los cancilleres de los países miembros que conforman la OEA no reconocían las elecciones en Nicaragua y se abriría el proceso para la aplicación de la Carta Democrática, en mi ingenuidad creí que sería un punto de inflexión para las personas que tienen las riendas del país. Consideré que, por el bienestar, no de todos los nicaragüenses, sino de los suyos iban a reflexionar, dialogar, crear espacios para no sumirnos en el inframundo, que iban a dar señales de buena voluntad como liberar a todos los presos políticos, no obstante, no ocurrió nada de eso y más bien quieren seguir los pasos de Venezuela y mandan a retirar al país de ese organismo. Aquí no pretendo analizar las repercusiones porque para eso están los analistas y estudiados que saben, lo que me preocupa y quisiera tocar es la actitud vil del ser humano en querer seguir destrozando al prójimo. Creo que es un claro ejemplo de cómo el poder te ciega, te carcome y destruís todo a tu alrededor. Por el capricho de unos cuantos se destruye el futuro de muchos.

Cuando la imagen ya no importa

Toda mi vida siempre me preocupé por ser una persona de principios y valores donde Dios fuera el principal protagonista, y ganarme el pan de cada día con el sudor de mí frente. Eso tuvo como repercusión haber llegado a Grandes Ligas, que muchos me tomaran como referencia de Nicaragua, prácticamente por mucho tiempo me convertí en un embajador de mi país en el extranjero. Y así lo han hecho muchos otros deportistas y profesionales de otros ámbitos. Sin embargo, es una cachetada a todos los nicaragüenses que quieren que en su país florezca el turismo, las inversiones y se proyecte una buena imagen, que se le extienda ciudadanía a personajes corruptos. Aquí pensé usar otras palabras que no sonaran fuertes, pero no existen otras, así están siendo señalados en sus países y hay órdenes de captura. Es paradójico que a verdaderos patriotas se les obligue al exilio y a pillos se les abran los brazos hacia la ciudadanía.

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Sacrificas al alfil para que viva la reina

Ya no pueden engañar a nadie. Por más que quieran criminalizar a toda nuestra juventud que aboga por un cambio y prosperidad, son presos políticos. Antes se pedía la liberación, pero ahora debemos usar la palabra exigir, exigir que regresen a sus casas, a abrazar a sus seres queridos, a ver más allá de cuatro paredes, a tener asistencia médica y una alimentación digna. Se habla de diálogo, sin embargo, no se puede empezar cualquier negociación con gente injusta presa, ni tampoco se debe aceptar a los presos políticos como moneda de cambio. Ya ocurrió una vez: liberaron a cientos de presos políticos, los gobernantes se encapricharon y volvieron a meter a muchos de ellos y cientos más, demostrando cómo “cosifican” la vida de las personas, reflejando el único interés que tienen con el pueblo, sacrificar al alfil para que viva la reina.

Deportes Dennis Martínez archivo

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