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(Foto de PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP)

Sergio Ramírez, escritor: “Daniel Ortega se ha metido en un callejón sin salida”

"No es cierto que la tiranía en Nicaragua tenga la fortaleza que dice que tiene. Su fortaleza es defensiva, pero tiene los pies de barro", dice Sergio Ramírez, quien se niega a aceptar que su exilio sea para siempre.

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Sergio Ramírez se niega a cerrar su maleta. Eso, para él, significaría que ya decidió no regresar a la Nicaragua donde nació, creció, estudio, dirigió una revolución, escribe y escribe, y en mayo pasado salió sin saber que ese sería su segundo exilio porque poco después la Fiscalía giró orden captura en su contra.

Desde entonces ha vivido a “salto de mata” como él dice. México, San José y Madrid. En Madrid, en tres meses ha cambiado seis veces de residencia, pero tiene la esperanza de establecerse en un solo lugar a partir de enero. Atrás dejó su casa fuera del bullicio de Managua, con una biblioteca hecha a su gusto libro por libro, y donde vivía cuasi encerrado con rutina de monje: por la mañana escribía y contestaba correspondencia y en la tarde daba entrevistas.

“La pandemia me dio un espacio muy amplio para poder escribir dentro del encierro. El encierro es difícil pero no lo fue tanto para mí porque he estado acostumbrado a una vida muy recoleta, una vida muy retirada, iba poco a lugares públicos, de manera que estaba viviendo quizá unos años muy buenos de producción literaria que se han visto interrumpidos, porque al no poder establecer todavía de manera permanente, me cuesta mucho escribir cuando ando a salto de mata”.

En Nicaragua también quedaron muchos amigos, buena parte de ellos presos políticos el régimen de Daniel Ortega, su antiguo compañero de revolución y gobierno que ha establecido una dictadura a sangre y fuego en el país.

Ramírez, por otra parte, fue seleccionado por el Grupo de Diarios América (GDA) como el personaje latinoamericano 2021 por su “activa defensa de la libertad de expresión y de la democracia en Nicaragua”, ha recibido múltiples homenajes a su carrera de escritor y su última novela “Tongolele no sabía bailar” ha estado en las listas de los libros más buscados en España.

Este ha sido un buen año para usted en términos profesionales. ¿Podemos decir lo mismo en términos personales?

En términos personales ha sido un año muy difícil, muy triste. El hecho de que me alejen a la fuerza de Nicaragua es para mí muy dramático. No estaba en mis planes irme del país. Yo salí en el mes de mayo con planes de regresar y ya no pude hacerlo. De manera que todavía tengo la valija abierta donde voy llegando. El exilio tiene una enorme dureza. Yo lo estoy padeciendo junto con mi mujer. Nos hemos venido a establecer a España, que es un país que nos ha acogido con mucho cariño. Hemos recibido esta solidaridad igualmente en México, muy abrumadora, en Costa Rica. Eso de alguna manera nos reconforta, pero no compensa la pérdida del país, el país siempre está ahí en la distancia, reclamándome. Saber que tengo las puertas cerradas es un dolor muy grande.

Primero había anunciado como su base de operaciones en el exilio en Costa Rica.

Decidimos quedarnos en España porque cuando yo vine aquí a presentar mi libro, recibió una gran acogida de parte de la sociedad cultural, de parte de la sociedad general, de parte del gobierno, de los partidos. Me entrevisté tanto con el presidente del gobierno, como con el jefe de la oposición, que me invitaron a reunirme con ellos, y recibí ofertas de apoyo, de trabajo. Esas son las motivaciones que me que hicieron variar mis planes, fundamentalmente, para quedarnos en Madrid y desde aquí tener una especie de base de operaciones culturales. Costa Rica sigue siendo para mí una alternativa de vida y tengo que volver allá porque tengo que recibir los dos doctorados honoris causa que me fueron conferidos por la Universidad Nacional y la Universidad de Costa Rica.

¿Su salud cómo anda?

Lo que se puede esperar de una persona que va llegando a los 80 años. Yo celebré muy feliz mis 70 años y los 80 no es lo mismo. Ya las dolencias son mayores y uno tiene que acostumbrarse a que la edad trae consigo dolencias, desgastes. Eso es la vida, no hay por qué asustarse de eso, mientras el espíritu literario y el espíritu combativo no se pierda, hay que pedirle al cuerpo que nos respalde.

(Foto de PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP)

Ahorita hay muchas personas, digamos, cercanas a usted que están presas en Nicaragua.

Hay unos que son más cercanos a mí, en mi vida política, como Dora María Téllez. Juntos fundamos el MRS (Movimiento Renovador Sandinista), juntos desafiamos el poder autoritario Daniel Ortega cuando pocos se atrevían a desafiarlo, cuando todavía existía la idea del Frente Sandinista monolítico, que las disidencias eran un pecado de traición, nosotros nos atrevimos. Cuando no nos toleraron dentro del Frente Sandinista, fuimos prácticamente echados, fuimos a fundar un nuevo partido porque creíamos en una verdadera alternativa democrática. Para mí esos años son de mucho orgullo porque no solo desafiamos al poder autoritario y presentamos una alternativa democrática, sino que también participamos en buscar como darle estabilidad gobierno de doña Violeta de Chamorro en contra de las asonadas que Ortega estaba elucubrando cada día. Lo hacíamos desde la Asamblea Nacional,  respaldando las leyes que el país necesitaba y luego fuimos partícipes activos de la reforma de la Constitución que quería fortalecer la democracias del país por medio de la reformas que se aprobaron en 1995 y que después fueron frustradas por el pacto entre Ortega y Alemán. De manera que esos años con Dora María fueron muy intensos y obviamente me siento muy dolido de saber que contra ella,  contra Ana Margarita Vijil y contra los demás dirigentes del MRS se han ensañado especialmente en agudizar la represión carcelaria y, por supuesto, mi solidaridad va para todos los presos políticos, entre los cuales no hay uno que yo no conozca o no sea mi amigo.

¿Cómo se explica esa respuesta de Ortega? ¿Hay alguna racionalidad política en ella?

No hay ninguna. Lo que pasa es que se puso a jugar con fuego y no puede controlar el fuego como en las rondas de la agricultura. Daniel Ortega no pudo.  Él pensó que todo era montarse a caballo y silbar al echar preso a los candidatos presidenciales, a los dirigentes políticos, en unas elecciones de la manera que las ganó, y luego sacudirse las cargas diciendo aquí tienen estos rehenes, negociemos a cambio de reconocerme como gobernante legítimo. Eso se le ha puesto muy difícil porque no existen esas posibilidades. Ni la OEA ni el gobierno de Estados Unidos ni la Unión Europea aceptarían un cambio de rehenes por un reconocimiento de legitimidad que Ortega no tiene. Él se ha metido en un callejón sin salida y no puede mantener indefinidamente a estos presos políticos ahí, de la de la manera precaria judicial en que los tiene, porque ni siquiera han sido juzgados, sentenciados, no han sido llevados a audiencias públicas no han tenido acceso a defensores.

Somoza torturaba. En las mazmorras, la Seguridad del Estado hacía barbaridades con los presos, pero una vez que los pasaba a la cárcel tenían visitas familiares, había audiencia pública de los consejos de guerra y los familiares les podían llevar comida, los podían saludar. Creo que la situación ahora es mucho peor. Hay gente muy anciana ya en situación de deterioro de salud como Edgard Parrales, por ejemplo, que tiene medio intestino cortado y sin embargo lo tienen metido en una celda sin ninguna clase de consideraciones a su condición médica. Me parece que es un asunto de crueldad extrema y mientras menos salidas encuentran, más crueles serán, porque en este callejón sin salida no hacen más que excavar para bajo.

¿Por qué cree que hay especial saña contra los miembros del MRS?

Ellos no aceptan la canción de un sandinismo alternativo que el MRS representó en su momento, y sigue representando ahora, porque, aunque el MRS se cambió el nombre, la opción política sigue siendo esta, es decir un sandinismo democrático, un acercamiento a un partido socialdemócrata desde la perspectiva sandinista, porque los dirigentes históricos del MRS, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco, Dora María Téllez, todos vienen de la guerrilla sandinista. Eso no se puede ocultar. Es un castigo a la vieja traición, al haberse salido de las filas sacrosantas del partido y haberse rebelado. Seguramente Ortega cree que Dora María Tellez, como conoce arte de guerra, mucho mejor que él seguramente, es una mujer que se las jugó de verdad en la guerra, en el asalto al Palacio, y luego dirigiendo militarmente la toma de León. Una mujer respetada en las filas sandinista, que eso es lo peor, le teme al respeto que Dora María todavía despierta en esos que se llaman los viejos cuadros. Todo eso es una venganza que se expresa metiéndola a la cárcel de la misma manera que a las demás personas que forman el núcleo central del partido.

En la misma situación estaría usted. Hay una orden de captura en su contra.

Claro, pero la represión contra mi yo la veo de otra manera. Ellos piensan que Dora María era la gran estratega detrás de las barricadas y detrás de los tranques. Yo sinceramente creo que no. No hubo grandes estrategas en un movimiento que fue absolutamente espontáneo y que nunca llegó a tener una jefatura unificada, sino que fueron explosiones simultáneas y no concertadas en el país.  Es el levantamiento más espontáneo que se ha visto nunca en la historia de Nicaragua, el de abril del 2018. Entonces buscar chivos expiatorios, decir que Dora María Téllez o Ana Margarita Vijil eran los cerebros que estaban detrás, dirigiendo los hilos… Eso es eso es absurdo. Detrás de las barricadas había muchachos desarmados que estaban ahí poniendo su propia valentía y su propia voluntad. Los otros están siendo castigados por aspirar a ser candidatos a la presidencia. Eso se volvió también un delito. Ser dirigente de un partido político también, porque ahí está presa Violeta Granera, una mujer muy valiente, muy íntegra, yo le tengo una enorme admiración, que nada tiene que ver ideológicamente con Dora María Téllez y se encuentran en un punto de defender la dignidad del país, la dignidad de luchar por la democracia. Cada caso que vas encontrando es un caso de injusticia. Que un hombre como Francisco Aguirre Sacasa, a la edad que tiene, esté preso sin haber hecho nada. Es un cumulo de injusticias sumadas para dar una cara represiva. Quisieron asustar a la opinión nacional e internacional con eso y ahora no hallan qué hacer con el muñeco que formaron.

¿Y su caso cómo lo explica?

Yo nunca me callé, pero ellos mejor que nadie saben que yo no participaba en ninguna actividad política. Yo me alejé del MRS en 1998 y nunca volví a participar excepto cuando la proclamación de la candidatura de Herty Lewites. Después nunca he vuelto participar en ninguna actividad política, pero no por eso me he callado. Estoy consciente que me volví una voz molesta sobre todo con un eco internacional importante, porque dentro de Nicaragua siempre hay alguien que dice “y este que está hablando si es de los mismos”. Ya estoy cansado de escuchar eso, pero fuera de Nicaragua no es así.  Fuera de Nicaragua yo tengo una voz que se escucha y eso creó irritación. Pero yo creo que la gota que rebalsa el vaso de la señora Murillo es la publicación de mi novela porque antes de que den la orden de detención contra mí, la novela ha sido detenida en aduana y su circulación en Nicaragua ha sido prohibida.

(Foto de PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP)

Podríamos decir si que Daniel Ortega se salió con la suya por qué la oposición está prácticamente desarticulada, no hay protestas en las calles…

¿Pero cuánto puede durar eso? Esa losa de plomo puesta sobre el país, con  todos los periodistas que han sido la voz crítica del país en el exilio, LA PRENSA haciéndose prácticamente desde el exilio, callada, sus instalaciones tomadas por militares, los presos políticos sin que haya esperanza de que los liberen, las leyes represivas activas, las anulaciones de las personerías jurídicas a la orden del día, las detenciones  arbitrarias, la sustracción del pasaportes, ilegal, de las personas que quieren viajar y que les han puesto la casa por cárcel… Esto no es una situación que puede durar para siempre. Hay una frase muy importante de Bertolt Brecht que dice que las revoluciones ocurren en los callejones sin salida. Es una frase muy certera. Estamos en un callejón sin salida.

¿El factor Rosario Murillo cómo ha incidido en toda esta crisis?

Creo que lo exacerba, pero a mí me parece que no podés excusar la dirección estratégica que Daniel Ortega tiene en la articulación de estas políticas, que va desde la represión con mano dura a la intolerancia con los adversarios, la apertura de las relaciones con China, la creencia de que girando en la órbita de China va a defenderse estratégicamente de los Estados Unidos, toda esa viejas concepciones vienen desde atrás y son rearticuladas hoy día, en el contexto presente junto con la mano dura de la represión que seguramente se la aconsejan entre Maduro y quién sabe quién gobierna en Cuba… ¿Raúl Castro? Con mano dura y no ceder, porque ceder es exponerse a perder el poder. Aquí el asunto central es ese: cuando vos concentrás poder de manera arbitraria y no legal, cuando tu poder depende de la concentración de fuerzas represivas, incluyendo fuerzas paramilitares y tu sustento legal es tan precario como unas elecciones fraudulentas, falsificada, estás a la defensiva.

Usted ha sido nombrado personaje del año por un conglomerado de periódicos de Latinoamérica, ha recibido homenajes en diversas partes del mundo y su última novela tuvo una proyección enorme. ¿Cómo está viendo este momento profesional?

No voy a asumir lo actitud de “no merezco nada”. Yo tengo una vida dedicada a la literatura y a la defensa de la democracia. Mucho de lo que está ocurriendo conmigo es una forma de defender a Nicaragua, es una forma de poner realce a Nicaragua. Para mí, lo más importante en este momento son los presos políticos y yo desde afuera hago todo lo que sea por lograr lo más pronto posible la libertad de los presos políticos. Esa es mi prédica.

Su novela “Tongolele no sabía bailar” fue prohibido su ingreso a Nicaragua, pero circuló profusamente en versiones piratas. ¿Cómo tomo eso?

(Ríe) Yo no puedo avalar ediciones piratas porque tengo un contrato firmado con mi editorial, pero eso lo veo como un acto de resistencia. Es un acto resistencia. Quizá esta novela ha sido leída por mucha gente que nunca lee novelas porque ha sido prohibida. De actos de resistencia están hechas las oposiciones a las tiranías y hay distintas maneras de resistir. Yo no voy a ser tan vano como para decir que una novela va a botar a un tirano, pero sí es importante que la literatura asuma en esta circunstancia ese papel de ser parte de la resistencia contra la tiranía.

¿La dictadura de Daniel Ortega es consecuencia de la revolución en la que usted, Dora María Téllez, Víctor Hugo Tinoco y otros participaron?

No, no tiene nada que ver. La dictadura de Daniel Ortega es un fenómeno que tiene distintas etapas y tiene muchos culpables, tiene muchos responsables. Daniel Ortega, obviamente, se incuba en los en los años 80 de la revolución. Guerrillero preso, que llega a tener cargo del comandante la revolución, coordinador de la Junta de Gobierno, después presidente, pero el fenómeno de la revolución como tal, y en esto voy a insistir toda mi vida, termina cuando doña Violeta asume el poder. La revolución tal como había sido concebida, primero, como un gran movimiento guerrillero, transformado después en un gran aparato burocrático, político, social que quería mover el país en determinadas circunstancias, eso termina completamente con la asunción de doña Violeta. El Frente Sandinista, creo que hay que recordarlo porque se olvida, era un aparato que tenía tres mil funcionarios empleados, que se esfuman con la llegada de Violeta porque eran pagados por el Estado, el partido era pagado por el Estado. La filiación del Ejército y de la Policía al Frente Sandinista, tal como estaba organizada, se esfuma y tanto el Ejército como la Policía tienen que buscar el amparo institucional de la Constitución para poder sobrevivir. Esto desarticula todas las fichas de la manera en que estaban colocadas en los años 80. La revolución como tal desaparece. Lo que queda son remanentes. Uno de esos remanentes es Daniel Ortega que se apodera de los símbolos del partido, que se apodera de los símbolos de la tradición histórica de la revolución porque nadie lo está desafiando en ese momento. Lo que fue la Dirección Nacional se derrumba, y ese es un elemento quizás más importante, que debí haber empezado mencionándolo, al derrumbarse la Dirección Nacional del Frente Sandinista, como el gran eje de la revolución, unos se van a Estados Unidos, Luis Carrión y Jaime Wheelock, a estudiar a la Universidad de Harvard, otros quedan reducidos a la pobreza más extrema, como Henry Ruiz. Esta desarticulación es capital. El único que toma la estafeta de la vieja revolución y dice “yo represento a la revolución” es Daniel Ortega y sobre eso construye su propio poder y lo remata con el pacto con Arnoldo Alemán. Sin Arnoldo Alemán, Daniel Ortega contemporáneo, no existiría.

Las personas que eran antisandinistas en los años 80 dicen que lo que está pasando ahora es también lo que pasó en los años 80, lo que sucede es que hay gente que apoyó la revolución en los años 80 y ahora está sintiendo lo que ellos sintieron en esos años: prisión, muerte, exilio…

Los que estábamos en los 80 somos responsable de lo que pasó en los años 80. Esa responsabilidad no se puede eludir. Pero yo no me puedo hacer cargo de lo que Daniel Ortega hace hoy, a partir de que toma el poder en el año 2007. Yo no me puedo hacer cargo del respaldo que le da el gran capital de Nicaragua, sin el cual Daniel Ortega no existiría. Yo no me puedo hacer cargo del respaldo que le da Arnoldo Alemán a través del pacto, que le rebaja la cantidad de votos necesarios a través de la reforma constitucional para poder ser presidente con menos votos. Daniel Ortega es el fruto de una serie de etapas en las cuales hay mucha gente responsable y mucha gente busca eludir esas responsabilidades mirando muy atrás. Ahí están pagando cárcel también los que se aliaron con él desde el punto de vista de la empresa privada. Y muchos de los que se aliaron políticamente con él también pagan las consecuencias de sus propios errores.

¿Usted tiene la esperanza de regresar a Nicaragua?

La esperanza es lo último que se pierde. Yo espero que sí, yo espero que…

¿Sergio Ramírez tiene la maleta hecha todavía?

No la voy a cerrar. Mi maleta está abierta. Lo que decía de Brecht me resuena mucho, que en los callejones sin salida es donde se incuban los grandes cambios. También algo que siempre me gusta repetir es lo que dice el Popol Vuh, que es el libro sagrado de los Quiché, “mientras más oscuro, más pronto va a amanecer”. Creo que cuando uno ve que no hay esperanza, que están perdidos los caminos, que la oposición está dispersa, eso no quiere decir que no podamos estar a la puerta de un cambio porque no es cierto que la tiranía en Nicaragua tenga la fortaleza que dice que tiene. Su fortaleza es defensiva, pero tiene los pies de barro.

La Prensa Domingo Daniel Ortega novelas Sergio Ramírez archivo

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COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    De todas maneras vas a caer preso….tu mismo lo estas aceptando, eres reponsable de todos los crimenes y robos , eres complice de Ortega…eres un criminal confeso. Te aconsejo mejor que te quedes en el exilio permanente, de la carcel no te libras…vas a pagar Sergio Ramirez… No sigas mencionando a Somoza, a ustedes los Sandinistas ese nombre les queda GRANDE…….

  2. Hace 2 años

    Don Sergio Ramirez… aún considera a Fidel Castro un Demócrata?? Y aún considera a Cuba un país democrático?

  3. Hace 2 años

    La pregunta que le haría a Sergio Ramirez es que si el se denomina demócrata, porque apoyo a Cuba durante los años 70 y 80…como si fuera un país democrático teniendo como dirigente de ese país un Dictador como Fidel Castro?

  4. Hace 2 años

    Como si estuvieran explicándolo a un niño de preescolar, la Prensa debe explicar los pasos a seguir para hacer un comentario. Tienen un sistema de aquí para allá. Deberían ver como otros periódicos harto conocidos como Excelsior, El País etc, permiten hacer comentarios, tras sólo leer las noticias. No es necesario, salue, entrar, dar clicksxaqui, allá etc.

  5. Hace 2 años

    No soy de los que se alegran con el doloroso exilio y prisión que están sufriendo Sergio Ramírez y sus compañeros de lucha. Obvio que el es muy apreciado mundialmente por su calidad como escritor. Pero esto que están padeciendo él y a sus compañeros fue lo que sufrimos centenares de miles de nicaraguenses cuando el y sus compinches durante 10 años quisieron meter a guevo su famosa rovolucion y ninguno de ellos, jamás, nunca, vieron que esas prisiones y ese exilio de cientos de miles de nicaraguenses NO tenía razón de ser; ninguno de ellos, jamás, se escandalizo por esa barbaridad. Y es la hora, y todavia el habla de una revolución por realizar en Nicaragua. La verdad es que si Ortiga y el mismo Sergio hubieran ganado las elecciones de 1989 contra doña Violeta, el hubiera estado en la tarima con el puño en alto, celebrando el triunfo junto a Fidel Castro y compañía.

    1. Hace 2 años

      La pregunta que le haría a Sergio Ramirez es que si el se denomina demócrata, porque apoyo a Cuba durante los años 70 y 80…como si fuera un país democrático teniendo como dirigente de ese país un Dictador como Fidel Castro?
      Y si todavía Considera a Fidel un Demócrata(aunque este muerto) y Cuba un país Democrático???
      En su entrevista dice que es responsable por lo que hizo en los años 80. Pero sería bueno que también iniciará una campaña en contra de las dictaduras como Cuba y Venezuela.

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