CNN
TLALNEPANTLA, MEXICO.- Benny cruzó la frontera ilegalmente y empezó a trabajar para una conocida familia, pero alguien alertó a las autoridades y surgió el escándalo.
Se trata de una historia bastante frecuente si no fuera porque Benny es un estadounidense que se fue a trabajar a México. Y además es un elefante.
La conocida familia –Los Hermanos Vázquez, el clan circense más famoso de México–, ha tenido que soportar la gran atención suscitada por el caso en los medios de comunicación.
Ellos declaran su necesidad. “Mire, necesitábamos un elefante, y no son precisamente fáciles de conseguir en México”, comentó Ramón Vázquez, de 37 años, cuyos abuelos empezaron el circo hace más de tres décadas.
La familia Vázquez no confirma ni niega las informaciones de la prensa local según los cuales Benny, un elefante asiático de siete años conocido también como Dumbo, fue introducido de contrabando a México desde Texas dentro de una caja sin tener visa.
Los Vázquez se mostraron un tanto modestos. “Trate de imaginarnos trayéndolo cruzando el río”, dijo Ramón Vázquez, conjeturando sobre la imposibilidad de mover al paquidermo de tres toneladas a través del cenagoso Río Grande.
Sin embargo, Tom Bauer, del Servicio Estadounidense de Pesca y Vida Silvestre en Texas, declaró que quien quisiera cruzar la frontera con semejante animal tendría que haber pedido un permiso a su oficina, y nadie lo hizo.
Benny –el nombre estadounidense que sus entrenadores siguen usando, aunque es conocido como Dumbo en el circo de México–, fue comprado aparentemente por el padre de Ramón Vázquez, Guillermo, por 40,000 dólares a sus dueños estadounidenses, una compañía llamada Trunks and Humps con sede en Cut and Shoot, Texas.
El dueño de Trunks and Humps, Bill Swain, no quiso hacer comentarios al respecto y sólo dijo: “No entiendo cómo esta situación pudo quedar tan fuera de control”.
Vázquez supuestamente se cansó de esperar los permisos oficiales, por lo que Benny fue colocado en una caja de madera a bordo de un camión y trasladado al otro lado de la frontera tras el pago de una coima de 4,500 dólares a los inspectores de Aduana para que hicieran la vista gorda.