ENVIADA ESPECIAL/ BILWI
El ambiente electoral se percibe muy poco en la ciudad de Bilwi, cabecera departamental de la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN). “La gente anda en otras cosas”, opina con un español cancaneado una miskita llamada Girget, que despacha raspados en el Parque Central, donde los árboles que no derribó el huracán más reciente aún dan una sombra fresca en las tardes bochornosas de esta ciudad caribeña.
Pero las “otras cosas” tampoco parecen ser las que para estas fechas ocupan al resto del país, pues la decoración navideña es apenas perceptible en la arquitectura tradicional de la ciudad, a excepción de algunos comercios y unas cuantas casas de madera construidas sobre tambos, donde cuelgan estrellas de colores y otras pocas luces.
Tampoco el ambiente es distinto en el muelle municipal, donde lo único que interrumpe la rutina de los pescadores y comerciantes es la conversación sobre el asedio a la Capitanía de la Fuerza Naval, que dirigió el partido regional Yatama en la noche del 14 de diciembre.
Algunos, como el comerciante Denzel Kissman, opinan que las elecciones regionales deberían de suspenderse porque él tampoco está de acuerdo con las noticias de represión que llegan desde la comunidad de Walpasiksa, donde el Ejército permanece desde el 7 de diciembre, cuando allí se descubrió una narcoavioneta y dos jóvenes militares murieron en una emboscada.
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AÑOS ESPERANDO CÉDULAS
Pero Samuel Delmon, un habitante de la comunidad de Krukira, ubicada al norte de Bilwi, cree que el problema contra las elecciones viene de mucho antes y como ejemplo recuerda que hace cuatro años acompañó a uno de sus hijos a solicitar su cédula y aún espera por ésta.
“Hay cédulas listas, pero no se las quieren entregar al pueblo, sólo las quieren para ellos los sandinistas”, dice Adán Anijol, también habitante de Krukira.
Que su cédula esté en el CER y no se la entreguen por una razón que él no comprende es lo que teme James Amos Chow, un joven miskito originario de Waspam, que solicitó su documento de identidad desde abril.
Chow tiene 19 años y estudia el segundo año de Administración de Empresas en la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (Uraccan). Ahí está interno y también trabaja como inspector de una de las escuelas. Este año lo seleccionaron para participar en una serie de seis cursos sobre derechos humanos que se impartirán en Honduras, pero no pudo asistir al primero que iniciaba el 15 de diciembre porque no le entregaron su cédula.
Chow dice que él no simpatiza con ningún partido político y que no sabe si es cierto que a través de alguno puede conseguir su cédula más pronto.
El problema con la cedulación en el Atlántico Norte también es un problema de recursos. Fernando Baquedano cuenta que él tiene dos hijas de 16 y 18 años, pero que no ha solicitado la cédula de ninguna de ellas porque no tiene los cien córdobas que cuestan el par de fotos para ambas. Menos, dice, con la más pequeña enferma de una alergia extraña que se debe atender en Managua, adonde no viaja porque tampoco tiene el dinero.
El presidente del Consejo Electoral Regional (CER), Nery González, admite que los obstáculos para la cedulación son muchos. Pero agrega que la delegación que preside hace “de todo” para vencer esos obstáculos, como buscar patrocinio para las fotografías o gestionar la entrega de cédulas a través de las alcaldías, aunque asegura que por eso no le faltan críticas por los riesgos de partidarización del Consejo Electoral Regional.
Pero los representantes legales de los principales partidos políticos de la región no le creen ni una palabra, a excepción del secretario político del Frente Sandinista, César Paiz.
“Lo único que nosotros hacemos es exhortar a nuestra gente a movilizarse a buscar su cédula, si los otros partidos no se preocupan por sus votantes, ése es problema de ellos”, dice Paiz. Mientras, la representante regional de Yatama, Nancy Elizabeth Henríquez; el dirigente miskito aliado al Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Osorno Coleman; y el representante legal de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), Armando Rojas, coinciden en que no puede ser casualidad que con los mismos esfuerzos sólo sus partidarios o los ciudadanos independientes sean los que no reciben sus cédulas.
Henríquez incluso advierte que si crecen los obstáculos para la cedulación —que concluyó el 7 de diciembre— o aumenta la represión contra las comunidades miskitas —como sostiene que ocurre en Walpasiksa— Yatama no dudará en protestar contra las elecciones regionales.
El Consejo de Ancianos, que promueve la emancipación de la Costa Caribe, también tiene planes similares para enero.
González espera que no haya movimientos sociales que obstaculicen la elección, pero en una ciudad caldeada como Bilwi, donde a menudo hay enfrentamientos entre grupos políticos, sabe que nada puede descartarse antes de marzo.
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