Por: Nancy De Lemos
San José/ACAN-EFE
Costa Rica se alista para elegir mañana a su próximo presidente o presidenta en una jornada que movilizará a más de 2,8 millones de personas y en la que se decidirá el rumbo ideológico del país política y económicamente más estable de Centroamérica.
Con una tradición centrista y una democracia centenaria, este pequeño país de renta media (unos 6.300 dólares per cápita) está a las puertas de una histórica decisión, pues de confirmarse los vaticinios de las encuestas, podría elegir a su primera presidenta: la socialdemócrata oficialista, Laura Chichilla.
En caso contrario, un triunfo de Otto Guevara, del Movimiento Libertario (ML), o de Ottón Solís, del Partido Acción Ciudadana (PAC), significarían un fuerte viraje hacia ideologías de derecha o de izquierda, respectivamente.
Aunque el ambiente en las calles es frío a menos de 24 horas de que se abran los colegios electorales, los costarricenses tienen claro que del resultado de mañana depende el modelo de desarrollo que seguirá su país en los próximos cuatro años.
Costa Rica es una nación sin Ejército desde 1948, que se ha caracterizado por una fuerte inversión social, especialmente en educación y salud, pero que a la vez ha apostado por la apertura comercial y una economía de servicios como medio para alcanzar el desarrollo.
LAURA CHINCHILLA, DISCÍPULA DE ÓSCAR ARIAS
Un triunfo de Chinchilla, considerada discípula del actual mandatario, Óscar Arias, representaría un cambio en la medida en que sería el primer liderazgo presidencial femenino en Costa Rica, pero a la vez es garantía de continuidad de muchas de las políticas que han guiado al país en las últimas décadas.
Esta politóloga de 50 años, que de acuerdo con las encuestas cuenta con un 41,9% de intención de voto, llega a estos comicios respaldada por el Partido Liberación Nacional (PLN), el más tradicional del país, mientras que sus contrincantes pertenecen a partidos jóvenes, cuyo discurso se concentra en resaltar los defectos y errores que ha cometido el PLN en el poder.
Solís representa al sector de la población que ansía un Estado más protagonista y protector, orientado mucho menos al libre comercio y más hacia la producción y el consumo interno a través de subsidios a la agricultura y a las pequeñas empresas, así como de una reforma fiscal para aumentar sus ingresos.
La otra bandera de campaña de este economista es la lucha contra la corrupción, que asegura, abunda en el PLN y es el mayor de los problemas de Costa Rica.
EL OTRO CANDIDATO, OTTO GUEVARA
En la acera del frente, Guevara representa una opción totalmente diferente: reducción del tamaño y las competencias del Estado, prioridad y facilidades para la actividad privada en todos los ámbitos, ruptura de monopolios, apertura comercial unilateral, adoptar el dólar como moneda y una reforma fiscal para reducir la carga tributaria a ciudadanos y empresas.
Lo único que comparten estos candidatos es su discurso del “cambio”, de la ruptura de estatus quo, pues, según ambos, el PLN, Arias y Chinchilla, representan únicamente los intereses de los grandes capitales y realizan una “concentración de poder político y económico”.
Los sondeos colocan a Guevara y a Solís con un empate técnico, con cerca de 20% de respaldo cada uno, y aunque ambos han dado discursos triunfalistas, asegurando que ganarán los comicios de mañana, los analistas aseguran que su verdadera meta es impedir que Chinchilla gane las elecciones en primera ronda.
CON EL 40 POR CIENTO DE LOS VOTOS PARA DECLARAR A UN GANADOR
La ley costarricense establece un 40% de votos mínimos para ser declarado triunfador en los comicios, por lo que la apuesta de la oposición es que el PLN no logre llegar a este número.
Sin embargo, en las tiendas de la candidata aseguran que se sobrepasará este porcentaje,y para lograrlo han invertido 12 millones de dólares en la campaña, cifra muy superior a la de sus contendientes.
El ML gastó cerca de seis millones de dólares y el PAC poco más de 2,3.