Un documento de la oficina de su propio padre ha terminado por comprometer al presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas Reyes, en el despojo de los terrenos donde se levanta la mansión en que éste actualmente reside en Ticuantepe.
El nuevo hallazgo es un plano elaborado en 1986 que confirma que la familia del magistrado electoral estaba al tanto que los terrenos eran propiedad de la Iglesia católica.
El documento fue elaborado por la oficina de “Rivas Haslam Asociados”, lo firma el topógrafo Hernaldo Sandoval Otero y es aprobado por Roberto Rivas Haslam, padre del magistrado electoral, de acuerdo con la documentación en nuestro poder.
Sobre esos terrenos, donde ya existía una casa con piscina y una capilla para atender oficios religiosos de los antiguos propietarios, Rivas se levantó una mansión de 1 mil 500 metros cuadrados de construcción que, de acuerdo con un avalúo de la municipalidad de Ticuantepe durante 2002, costaba 259 mil 285 dólares.
En el papel se especifica que todo el terreno en esa época tenía un área de 131 mil 673.75 metros cuadrados en “la comarca de Ticuantepe” y se sostiene que se trata de “un terreno propiedad de la Curia Arzobispal”, lo que deja completamente la responsabilidad en manos del cardenal Miguel Obando.
Obando se desempeñó hasta el año 2005 como Arzobispo de Managua y ha mantenido una relación estrecha con la familia del magistrado Rivas, pues la madre de éste, Josefa Reyes, es asistente del religioso desde hace más de 30 años.
El Arzobispo, según las normas del Código Canónico por el cual se rige la Iglesia católica, es el responsable de administrar los bienes que son donados a la Iglesia.
TOPÓGRAFO CONFIRMA
El topógrafo Hernaldo Sandoval Otero falleció hace años, pero su hermano, Mario, del mismo oficio y testigo presencial de las mediciones en Ticuantepe, asegura que el plano lo hicieron los fines de semana.
“Mi hermano me buscó. Había una iglesia, unos transformadores y una casa. Eso se le midió a la Curia, tal vez se lo donaron a la Curia”, especuló el experto cuando le mostramos el plano catastral, donde se fijan los límites de la propiedad durante una visita que hicimos a su casa en un barrio humilde de Managua.
Mario Sandoval Otero tiene 63 años y ya era topógrafo cuando hicieron el plano, pero lo más importante era que conocía muy bien a la familia Rivas, pues el ingeniero Rivas Haslam había sido su jefe en el Departamento de Topografía en el Distrito Nacional.
- Consultada anoche sobre el origen del plano que prueba que los terrenos donde vive su hijo en Ticuantepe fueron en un tiempo propiedad de la Arquidiócesis de Managua, la madre del polémico magistrado se puso iracunda.
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“Rivas Haslam era humilde, educado, su esposa doña Chepita (Reyes) era muy amable. Conozco a Roberto, a Mario Rivas Reyes, (y) a una mujercita y un varoncito que me dijo el ingeniero eran sus hijos. Ahora son hombres y mujeres todos”, explicó el experto.
De acuerdo con el plano, la propiedad limitaba entonces con terrenos de Hasan Farach, Alí Escobar, Natividad Cárdenas, los sucesores de Sérvulo Antonio Vicente Ramírez, el parque zoológico Edgard Lang (actual Zoológico Nacional) y la Carretera a Masaya.
La propiedad original actualmente ha cambiado. A un lado de la casa de Rivas se ha desarrollado un residencial.
SIN RASTRO EN EL REGISTRO
Seguirle las huellas de la propiedad en el Registro Público es difícil. Los Rivas nunca han querido revelar a nombre de quién fue inscrita la propiedad, lo que para un sacerdote consultado no es sorprendente, “porque en el Arzobispado de Obando siempre hubo documentos que no fueron manejados de modo público”.
La versión que divulgó en su momento monseñor Eddy Montenegro —antiguo mano derecha de Obando en la Arquidiócesis— apunta a que el terreno fue donado por la familia Valle Quintero a los religiosos sin que se hubiese definido para qué sería utilizada la propiedad.
Montenegro reveló en 2002 —a raíz de la polémica suscitada en los medios de comunicación en esos años— que los terrenos pasaron a manos de Rivas porque la Iglesia católica, de la que él era vicario, los vendió a una sociedad anónima, pero nunca la identificó.
UNA VERSIÓN CONTUNDENTE
Sin embargo, los antiguos propietarios del terreno aseguran que fue un despojo y que ninguno cree en la historia de la donación. Más bien esperaban heredar los bienes después de la muerte de sus familiares.
Pastor Valle Garay, hijo de Pastor Valle Quintero, dueño original de la propiedad, aseguró que esos bienes estaban inscritos bajo el nombre de la sociedad Inmobiliaria y Urbanizadora Marval, que tenía sus oficinas inicialmente en las cercanías del antiguo Teatro Salazar.
Valle Quintero era copropietario de las tierras junto con su entonces esposa, Margot Gutiérrez, quien le prometió a Valle Garay que heredarían el terreno usurpado, durante una visita que éste realizó a Managua en diciembre de 1979.
“En esa oportunidad caminé con ella por los terrenos, que ya estaban en plan de urbanización, pues la señora quería mostrarme lo que ella identificó como las que serían nuestras propiedades. Mi padre me confirmó lo dicho por su esposa”, narra Valle Garay en un correo electrónico extenso enviado a LA PRENSA.
Pero Valle Garay explicó que el sitio donde está la mansión del magistrado fue a donde su padre se mudó después del terremoto de 1972.
Inicialmente Valle Quintero vivió en una casa pequeña ubicada cerca de la residencia en Ticuantepe del actual magistrado y luego se mudaron a la propiedad que construyeron donde había dos piscinas.
“Construyeron además una pequeña iglesia donde el entonces monseñor Obando Bravo llegaba exclusivamente a oficiar misa para el matrimonio Valle Quintero”, recuerda el testigo.
Valle Garay, quien es catedrático en Toronto, Canadá, rechazó la versión de la donación y consideró que es “una trama mojigata urdida” por el entorno cercano a Obando, con el propósito de encubrir “sus nefastas acciones”.
PRESO DE SU AVARICIA
En julio de 2009, Valle Garay volvió a Nicaragua y recorrió con su mirada los antiguos dominios de su padre.
“La corrupción se ha refinado y continúa galopando mientras la gente pasa dificultades extremas. La casa que ocupa Rivas Reyes es un símbolo de esa corrupción. Di una vuelta por ahí, pero no vi nada. Han cambiado el portón principal. Ahora rodea la residencia un muro impenetrable protegido por guardias armados. Parece una prisión o un chiquero. Ni más ni menos que como los tiempos del somocismo. La obsesionada mentalidad de estado de sitio de Rivas lo ha reducido al rango de vulgar prisionero de su insaciable avaricia”, dice sobre lo que observó entonces.
Para él, el caso de estos bienes es un símbolo de la corrupción y no hay manera de explicar cómo terminó en manos de este personaje ligado a la figura de Obando Bravo, actual aliado del Gobierno.
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