La pobreza y la “ley del bozal” son las que reinan en los albergues de Managua, donde los damnificados casi duermen en el piso y hasta tienen prohibido hablar.
Al menos eso es lo que ocurre en el albergue Arlen Siu, ubicado en las bodegas de Enacal Portezuelo, donde la coordinadora del lugar y trabajadora de la Alcaldía de Managua, Silvia Loáisiga, prohibió a gritos que los damnificados dieran declaraciones sobre su estancia en ese sitio.
“Nadie puede hablar”, gritó Loáisiga, luego que una de las damnificadas se dispuso a contar cómo ella y sus cinco hijos duermen en una colchoneta que está “protegida” por paredes de toallas, en un espacio de unos tres metros cuadrados.
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En ese albergue, ubicado en el sector de Carretera Norte, hay unas 78 familias desde hace seis meses y ninguna de ellas pudo hablar sobre la situación que atraviesan.
MALTRATO ES GENERALIZADO, DICE CONCEJAL
En Managua hay más de cinco mil 200 damnificados en 16 albergues. Algunos de estos fueron abiertos desde hace ocho meses.
Pero “ha habido casos de violaciones, apuñalados, macheteados; nuevamente están amenazados con ser expulsados del albergue el 30 de mayo. La comida y las donaciones de ropa y otros artículos no los distribuyen a los damnificados porque se los están robando, en fin, el FSLN los trata peor que ganado”, denunció a través de una nota de prensa el vocero del Partido Liberal Constitucionalista y concejal de Managua, Leonel Teller.
Según indicó, el albergue que enfrenta mayores problemas es el Gadala María, ubicado en unas antiguas bodegas acondicionadas cuando la emergencia por el invierno pasado empeoró.
Solo en ese albergue hay 389 personas y “el coordinador de este albergue, Carlos Dávila, maltrata a las personas refugiadas y las amenaza diciéndoles que si el Frente Sandinista pierde las elecciones, entonces no se les entregará viviendas”, dijo Teller, quien además recordó que el Concejo de Managua aprobó unos 40 millones de córdobas para la construcción de viviendas sociales para los damnificados.
GOBIERNO DEFIENDE y MANDA FUNCIONARIOS
Los primeros albergues en Managua se abrieron en agosto del año pasado, cuando las lluvias empezaron a provocar deslaves y muertes en el sector del Distrito III.
Posteriormente, las lluvias provocaron el crecimiento del lago Xolotlán a 42.74 metros sobre el nivel del mar. Esto fue el detonante para que el Gobierno evacuara a miles de capitalinos alojados en más de 20 barrios en la zona costera de Managua.
Desde entonces, el Gobierno ha “cerrado” las puertas de los albergues, pero ha “mandado” a sus ministros, diputados y demás funcionarios, incluyendo a los de la administración orteguista de la Alcaldía de Managua, a visitar a los damnificados.
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