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Pedro Cuadra Morales

La brújula de la moral

Me enteré de una nueva técnica médica, todavía en etapa experimental, que podría evitar que muchas madres transmitan a sus hijos una gran variedad de enfermedades multisistémicas (que afectan varios órganos) para las que no existen tratamientos y que a veces provocan la muerte. Sin embargo, las investigaciones han desatado polémicas por sus implicaciones morales.

Nuestra información genética está en el ADN de cada una de nuestras células. La mayoría de nuestros genes, cerca de veinte mil, se encuentran en los núcleos de estas células; pero hay un puñado de genes que se encuentran en las mitocondrias, que son corpúsculos ubicados fuera del núcleo. El ADN nuclear contiene información tanto del padre, como de la madre; el ADN mitocondrial, en cambio, solo de la madre.

Cuando tienen trastornos mitocondriales, las madres heredan a sus hijos patologías neurodegenerativas, cardiovasculares y oncológicas. Se piensa que estos trastornos juegan un papel relevante en el mal de Parkinson, el Alzheimer y el cáncer. En un estudio realizado en el Reino Unido, una de cada cinco mil personas resultó ser portadora de alguna patología mitocondrial.

La causa de la polémica es que el nuevo niño tendría los genes de tres personas. La mayoría de ellos, los que se encuentran en el núcleo celular, provendrían de sus padres; pero algunos, los que se encuentran en las mitocondrias, tendrían su origen en una donante.

La técnica consiste en extraer el ADN nuclear del óvulo fecundado de la madre en riesgo, e implantarlo en un óvulo de una donante sin problemas mitocondriales. El huevo resultante contiene, entonces, ADN nuclear de los padres y ADN mitocondrial de la donante. De generalizarse esta técnica, habría millones de personas que serían hijas de tres progenitores, no solo de dos. Pero el sufrimiento y la muerte que los trastornos mencionados ocasionan se reducirían significativamente.

Ya existen mamíferos clonados. El ritmo vertiginoso de avance de la ciencia y de la tecnología nos hace sospechar que tarde o temprano se podrá crear clones humanos en el garaje, por así decirlo. Los que piensan que esto no es cierto, posiblemente lo hacen porque se imaginan futuros cercanos; pero en decenas, cientos, miles, o decenas de miles de años, es probable que llegue a suceder. Si la clonación humana resultara ser impráctica o si llegara a acarrear serios problemas a los clones, podría no generalizarse la práctica. Sin embargo, no dudo de que muchas otras técnicas genéticas exitosas, con potencial de aliviar el sufrimiento humano, sí proliferarán aunque desafíen muchos de los preceptos morales de la actualidad.

¿Podría evitarse la producción de clones humanos por medio de legislación, si esta llegara a ser exitosa? Pienso que no. ¿Cómo evitar que las personas utilicen técnicas que alivian su sufrimiento y que le son asequibles? ¿Quién tiene el derecho de evitar que las utilicen?

Si llegara a haber millones de seres humanos clonados, producidos ya sea legal o ilegalmente, ¿se seguiría discutiendo si es inmoral crearlos? Lo dudo.

Es razonable pensar que habrá muchos casos parecidos al de los clones humanos y al del ADN mitocondrial donado. No podemos ni imaginarnos lo que habrá; hoy nos parecería fantasía.

En estas circunstancias, ¿hacia qué norte debe apuntar la aguja de la brújula de la moral? ¿Qué se debe permitir y qué no?

Ese norte no debe ser ningún conjunto de creencias religiosas, porque existen, y han existido a lo largo de la historia, una gran variedad de ellas y no es realista pensar que alguna vez se unificarán o que podrán presentar a los no creyentes evidencia alguna de sus creencias. Serían muchos nortes distintos.

Pienso que el norte debería ser evitar el sufrimiento y promover el bienestar, no solo de los humanos sino también de los animales. No tenemos moral para las piedras, precisamente porque son incapaces de sufrir.

A veces debe haber sufrimiento para evitar mayores sufrimientos futuros. En otras ocasiones el bienestar y el sufrimiento de unos se contrapone al de otros. No es un asunto fácil de resolver.

Sin embargo, pienso que solo orientándonos hacia el norte del bienestar y de la reducción del sufrimiento podríamos alguna vez lograr algún consenso parecido al que existe actualmente sobre la declaración universal de los derechos humanos.

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Opinión
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