Por Elizabeth A. Kennedy
BEIRUT/AP
Los aliados de Siria en Rusia reclamaron este jueves conversaciones urgentes entre Damasco y la oposición por considerar que un ataque de soldados disidentes a un edificio del gobierno un día antes semeja el comienzo de una guerra civil.
Assad enfrenta un severo aislamiento internacional a causa de su represión a un levantamiento de ocho meses, que según cálculos de las Naciones Unidas ha matado a 3,500 personas. La Liga Arabe suspendió el miércoles a Siria y amenazó sanciones económicas si continúa la violencia.
“Todo esto luce como una guerra civil”, dijo el canciller ruso Serguei Lavrov a la prensa en Moscú, refiriéndose a un ataque el miércoles en la madrugada por el Ejército Siria Libre, un grupo de desertores del ejército dispuestos a derrocar el régimen.
Los desertores dispararon con cohetes y ametralladoras a una base de inteligencia de la Fuerza Aérea en un suburbio de Damasco, en una ofensiva osada que amenaza desembocar en un conflicto armado.
Lavrov instó al régimen y los opositores a detener la violencia y negociar.
Mientras Assad perdía un aliado tras otro, Rusia y China mantenían sus vínculos de larga data con Damasco. En octubre vetaron una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que amenazaba sanciones a Siria.
Pero el jueves, el vocero de la cancillería china, Liu Weimin, pareció sugerir que China podría apoyar una resolución en tal sentido en el futuro.
“Depende de si estas acciones ayudan a resolver las tensiones en Siria y a facilitar la resolución de disputas mediante el diálogo político”, afirmó.
Instó a ambas partes en el conflicto a negociar.
Pero la crisis parece estar escapando al control de Assad a medida que aumentan los ataques de los desertores del ejército y los líderes mundiales estudian posibles alternativas al régimen sirio.
Alemania, Gran Bretaña y Francia están presionando en busca de una resolución de la ONU que condena las violaciones a los derechos humanos en Siria.
