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Jorge J. Cuadra V.

Entre el general y el comandante…

Siempre se mantiene la misma pasta del sándwich: los serviles que solo pueden sobrevivir alrededor del tirano de turno y los miles de empleados públicos que son obligados a llenar las plazas para gritar las consignas partidarias que le agradan al dictador.

Anastasio Somoza Debayle, general sin batallas enfundado en su uniforme de opereta cuajado de condecoraciones huérfanas de audacia y luciendo galones regalados porque por ser hijo del fundador de la dinastía nació coronel y pasó a general al cumplir la mayoría de edad; y Daniel Ortega Saavedra, comandante sin comandos enfundado en su uniforme de guerrillero sin las manchas de sangre del enemigo y sin lodo de la montaña, que se quedó con el poder por practicar la virtud del silencio, son dos exponentes, cada quien en su época y en su ámbito político, que llegaron a la cúpula del poder mediante acciones que no tienen nada que ver con el riesgo de perder sus vidas al frente de sus tropas en el fragor del combate.

“No te vas, te quedás”, le gritaban al general de pacotilla a menos de dos meses de abandonar el poder y el país, derrotado por las fuerzas de los descamisados, que no llegaron a gozar la victoria porque regaron con su sangre el camino de los que si llegaron solo para convertirse en los nuevos opresores, que hoy ya son dictadura y que están en camino de ser dinastía. Así como al general lo repuso el comandante, al “Chigüín” lo repuso Payito; a Alesio Gutiérrez lo repuso el ministro del Interior hoy embajador ante el Imperio Inca; a Cornelio Hüeck lo repuso el reelecto presidente de la Asamblea Nacional, a Fausto Zelaya lo repuso el mogul del arroz y asesor financiero del comandante y a los AMROCS los CPC. Todo un perfecto clonaje de la dictadura del siglo XX, cuyo único detalle que se desconoce es su duración en el siglo XXI.

De todos es conocido que doña Hope Portocarrero de Somoza, cuando era primera dama no se inmiscuía en la política dictatorial. Sí supimos que doña Dinorah Sampson, la Pompadour del palacio presidencial, se inmiscuía en los nombramientos de los comandantes departamentales, de los alcaldes, de los diputados y de los senadores. Conseguía habilitaciones agrícolas, libres introducciones para automóviles de lujo y evasión de impuestos para los de su círculo íntimo. Con todo ese poder bien se puede decir que era ella la primera dama de la República y que es con ella con la que hay que comparar a la toda poderosa primera dama actual, sin cuya aprobación no se mueve ni la hoja de un árbol. ¿La Sampson o la Murillo acaso son las dos caras de una misma moneda? ¿Es doña Rosario la reposición de doña Dinorah? Al fin de cuentas doña Dinorah casose con el general, a como doña Rosario lo hizo con el comandante.

Tantos sacrificios, tanto dolor, tantas lágrimas y tantos cadáveres, todo para salir siendo el clon de la dinastía de la estirpe sangrienta.

¡Qué horror! diría mi madre. El autor es comentarista político

Opinión

COMENTARIOS

  1. Ramon Hernandez
    Hace 12 años

    Que quede sellado. Que no vengan con el cuento de “Yo no hice nada malo” El pueblo tarde o temprano les pasara la cuenta como a los Alesios Gutierrez. Asi igualito les pasara a los nuevos clonados.
    Y los camaleones como el ex-vice? Que tipos mas inmorales. Esos abundan y hay que marcarlos para que no se escapen porque son lo peor de lo peor. Y que arte el que tienen para pasarse sin rubor de un bando para otro.

  2. roberto
    Hace 12 años

    Bien dicho y relatado, y lo que queda por preguntar eneste caso e lo siguiente, cuando va a ser el dia en que el nicaraguense comun va a salirse de ese estado de “ÿo que pierdismo catatonico en que viven”y enfrentan la realidad que se cita en este articulo.

  3. el frustrado
    Hace 12 años

    Muy bueno Mr. Cuadra; le faltó agregar: tantos huerfanos, tantas viudas, tanta sangre derramada, tanta alegria truncada, tanta juventud masacrada y sacrificada, tantos nicaraguenses desterrados, y tantos imbeciles y tantos arribistas que ahora disfrutan el fruto de todo ese inmenso sacrificio de las generosas pasadas generaciones de Nicaragua; no permitan que Nicaragua sea nuevamente enterrada en el oprobio ni mucho menos que las nuevas generaciones vean truncado su futuro.

  4. El Chiguin
    Hace 12 años

    No es que defienda al Somocismo, conoci malditos grandes somocistas déspotas, que trataban a los “guarditas” como m… pero los sandino comunistas eran de lo peor, muchisimo peor, a mi familia los Somoza nunca nos hiceron nada, ni vivimos de ellos, simplemente eramos ciudadanos comunes que trabajabamos de sol a sol para CONSTRUIR nuestro patrimonio (que al final se lo rabaron los sandinistas), Somoza, Gral de West Point, Ortega, un ladron de bancos y violador, grandes diferencias personales

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