Ramón H. Potosme
Es casi mediodía y una fila bajo el sol permanece a la entrada del consulado costarricense. Ahí Adilia Espinoza, de Managua, y Luis Mojica, de Carazo, esperan terminar con días de gestiones para la autenticación de documentos para la residencia en el país vecino. Esto se podría terminar si Nicaragua ratificara el llamado Convenio de La Haya.
En El Salvador el servicio de apostillar es gratuito y tiene cuatro oficinas en diferentes puntos del país para facilitar el acceso.
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También conocida como Apostilla de La Haya, es una anotación sobre un documento público que certifica la autenticidad de los documentos expedidos en otro país. Esto permite que un documento que da un funcionario nicaragüense que lleva esa anotación y una firma autorizada es válido en otro país sin necesidad de autenticarlo en los consulados. El beneficio funciona entre países firmantes.
En el caso de los principales destinos migratorios de los nicaragüenses, el convenio ya ha sido ratificado en sus congresos en países como Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, España, Panamá y Guatemala.
El convenio se encuentra en el Ministerio de Relaciones Exteriores desde hace años y es necesario que lo firme para que luego sea ratificado por la Asamblea Nacional. El diputado Agustín Jarquín Anaya envió una correspondencia a la Cancillería pidiendo agilicen el proceso.
El convenio beneficiaría económicamente a los migrantes que al igual que Espinoza y Mojica pagan en el caso del consulado costarricense 40 dólares por la auténtica de todos los documentos y 15 dólares cuando se trata de certificados de notas.
Adilia Espinoza asegura que llevaba 450 dólares y en los trámites para la residencia se quedó solo con el pasaje, ya que por los requisitos la gestión puede tardar hasta ocho días.
El diputado Jarquín señala que es urgente aprobar el convenio, porque en septiembre de este año entra en vigencia una disposición de Ley que establece una multa de 100 dólares diarios para los migrantes que se encuentren ilegales en ese país.
“Eso es una presión, una espada de Damocles que pende para más de 100,000 nicaragüenses, por eso esto sería una contribución para que ellos puedan agilizar su proceso de regularización”, consideró Jarquín.
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