El ejército mexicano destruyó ayer en Ciudad Juárez casi siete mil armas, entre cortas, largas, cartuchos, granadas y lanzacohetes, una muestra representativa del arsenal decomisado a narcotraficantes en 2011, algunos de ellos procedentes de EE. UU., en una ceremonia pública en presencia del presidente Felipe Calderón y miembros de su gabinete.
México ha reclamado a EE. UU. tomar medidas para frenar el tráfico de armas hacia la frontera sur.
EFE
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