EFE/AFP
El que fuese consejero religioso de los presidentes sirios Hafez y Bachar al Asad entre 1990 y 2011, Ihsane Basarani, uno de los primeros ulemas suníes que apoyó a la oposición, pidió ayer ayuda armada internacional, fuera del marco de la ONU.
Basarani, quien explicó desde París que perdió su puesto en Damasco, el 10 de abril, tras “dos predicaciones contra el régimen” y logró huir del país tres meses después, denunció una alianza entre Irán, Siria y Rusia, que quieren controlar el petróleo y el paso estratégico de esta región “para ejercer un chantaje”, aseguró Basarani, quien opinó que han lanzado “una verdadera guerra” que podría, incluso, llevar a una Tercera Guerra Mundial.
A su juicio, “no estaríamos aquí ahora si el mundo hubiese cumplido con su responsabilidad en 1982”, cuando la masacre de la ciudad de Hama, dirigida por Rifat al Asad, puso fin a una revuelta de la comunidad suní.
Por su parte, una comisión de investigación de la ONU presentó ayer “un sobre cerrado que contiene los nombres” de altos responsables sospechosos de “crímenes contra la humanidad” y subrayó que “la mayoría de los crímenes” requirieron de “órdenes superiores”. Más de 500 niños murieron desde marzo de 2011, denunció.
Ayer 86 personas, en su mayoría civiles, murieron, entre ellas 13 miembros de una misma familia en Kafar al Ton, provincia de Hama, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Pero la tarea es difícil, pues China y Rusia, aliados del régimen Asad, continúan rechazando cualquier injerencia en Siria y rechazan participar en la reunión de hoy en Túnez.
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