Lucía Navas y Génesis Hernández
Francisco González ya no encuentra la manera para que su salario le ajuste para comprar los alimentos. Cada semana que va de compras se encuentra con la pésima noticia que todo cuesta más. “He tenido que reducir o diferenciar algunos alimentos que antes se ingerían por unos de menor calidad o más baratos o suprimirlos, por ejemplo: la carne, el pollo que ya no es barato”. González y su familia son un ejemplo de lo que está enfrentando la mayoría de nicaragüenses que ven encarecer el valor de la canasta básica.
En la búsqueda de opciones para asegurar la alimentación en su hogar, González no la ve fácil. “Las verduras, que las venden en los mercados algunas veces favorables, pero no siempre tenemos la capacidad económica para adquirirlas”, lamenta.
El hecho que González tenga que “apretarse la faja” se debe a que el encarecimiento de los precios de los combustibles está dañando seriamente la economía de las familias en Nicaragua.
Desde que inició el 2012 semana a semana las gasolinas han subido de precio, y si bien el diesel ha tenido semanas de baja, ha sido poco comparado a los incrementos que ha sufrido.
A febrero el valor de los 53 productos que componen la canasta básica fue de 10,069.3 córdobas, según el Banco Central de Nicaragua (BCN). Se trataría de una baja de 52 córdobas respecto a enero, pese a que la misma entidad reportó que la inflación nacional acumulada se elevó a 1.36 por ciento en ese mismo período. Pero aún así, en febrero pasado la canasta básica valía 768.1 córdobas más que en el mismo mes de 2011.
Esta semana es la undécima alza que sufren las gasolinas súper y regular. Ahora el litro se vende a 31.77 y 30.49 córdobas, respectivamente. El diesel tuvo una baja de 16 centavos de córdoba, pero aún así promedia
28.43 córdobas por litro.
La bancada sandinista estuvo en desacuerdo. Ahora Wálmaro Gutiérrez, diputado sandinista y presidente de la Comisión Económica, dice que están abiertos a “escuchar y conocer” las propuestas de las organizaciones de los consumidores. “No hay una reacción negativa y tampoco de respaldo, porque primero tenemos que conocer el planteamiento para debatir”, expresó.
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“La comida, que es lo principal, sube y sube todo lo demás como consecuencia y los salarios estáticos. No estamos en capacidad de pagar tantas alzas continuas porque cada semana le suben a los precios de los combustibles y de inmediato sube todo”, afirma González
TOCA AHORRAR
Para este ciudadano, no es justo el tratamiento preferencial vía subsidio que recibe el transporte colectivo y los taxistas de Managua y Ciudad Sandino. A los taxistas se les subsidia 1.30 dólares por galón, si compran menos de cinco galones. En el caso de los conductores de buses, reciben un descuento de 20 y 16 córdobas por cada galón de diesel y gasolina, lo cual mantiene congelado en 2.50 córdobas el pasaje en la capital.
“Un financiamiento que no lo recibe el pueblo”, se queja González, quien gasta entre 300 y 400 córdobas semanales en el combustible que requiere su automóvil. “Llego con las completas, sin andar de arriba para abajo y dentro de la ciudad”, se queja.
Alfonso Padilla es otro ciudadano de la capital que intenta ahorrar para que el salario le alcance, ya que gasta más de 1,000 córdobas cada quincena en gasolina. “He tenido que usar menos el carro y no andar a mucha velocidad, tratar de ahorrar lo más que pueda, pero aún así afecta mucho (el alza)”. Para Padilla de seguir subiendo el precio “llegará un momento en el que ya no se podrá pagar”.
DE NUEVO DEMANDANREGULACIÓN
Mauricio Aranda, gerente general de UNOPetrol, la segunda comercializadora de combustibles más importante del país, reconoce que esas medidas de ahorro de la población conducen a una merma en el consumo nacional de combustibles. Al consultar a Aranda, dijo no tener a mano los datos recientes, pero afirma que “cuando los precios están caros hay cierta tendencia de disminución del consumo” del país.
Aranda reitera que los precios de venta solo reflejan la realidad en el mercado internacional, donde el barril del crudo se encamina a los 110 dólares en el Golfo de México, de referencia para Nicaragua.
Sin embargo, explica que esa disminución del consumo nacional es negativo, pues es “un indicativo de que hay un cierto freno de la economía”.
No obstante, las distribuidoras no estarían siendo mayormente afectadas, pues Aranda dice que el nivel de venta local es “aceptable para operar la compañía”. “Al final este es un producto que se tiene que consumir necesariamente porque el transporte ni la producción se pueden parar”, añade.
Pero la Red Nacional de Defensa de los Consumidores (RNDC) sí ha detectado en sus últimos monitoreos que sectores como el comercio están desacelerándose como consecuencia de la baja en el consumo.
“Habrá un momento en que ya no será sostenible para la economía familiar el encarecimiento de los combustibles”, afirma Jorge Eduardo Rooseess, representante de RNDC.
La propuesta es que se asuma como política pública que la importación, refinamiento, distribución y comercialización de combustibles sea considerada como servicio público. “Eso permitirá que sea regulado el margen de utilidad de cada agente económico que interviene en esa cadena. Así se podría amortiguar en Nicaragua el precio internacional del petróleo”, enfatiza Rooseess.
