Sustentando la importancia de las cooperativas a nivel mundial, la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró en diciembre de 2009 que el 2012 sería el Año Internacional de las Cooperativas. El cooperativismo está firmemente basado en los principios de Rochdale, dirigidos hacia el rescate del hombre marginado social y económicamente, brindándole la oportunidad de que al asociarse es factible alcanzar algunas metas que individualmente no pueden obtener.
El Año Internacional de las Cooperativas es una oportunidad para promover el alcance del movimiento cooperativo que fortalece la edificación de un mundo mejor. Es la oportunidad de influir en la conciencia de los pueblos, de las instituciones estatales y del Gobierno, que el cooperativismo es el canal que conduce hacia la búsqueda permanente de la democracia, la paz y los derechos humanos. Las cooperativas han sido vilipendiadas por muchos que son el lado opuesto, como los capitalistas, los comunistas y otros que no desean que el trabajador salga de su pobreza, lo cual se debe primordialmente a la falta de conocimientos del sistema y porque consideran que el aprovechamiento de algunos ha llevado al fracaso de algunas cooperativas.
Los principios cooperativos establecen como la regla de oro la “educación, entrenamiento e información”. Si falta este principio se derrumba la estructura y la organización no es una verdadera cooperativa. Recuerdo que cuando era vicepresidente de la Organización de Cooperativas de América, en una reunión el representante de Argentina, señor Carretoni, me espetó la siguiente pregunta: “¿Las cooperativas en Nicaragua son Rochdelianas?” Era el año de 1984 y las cooperativas no recibían ninguna educación. Carretoni agregó: “Nosotros sabemos que no lo son”. Y era cierto. La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) siempre ha estado promoviendo el desarrollo del movimiento cooperativista, con la constante fidelidad a los principios originales y es meritorio que se haya establecido una oficina de la ACI en San José, Costa Rica, actualmente bajo la dirección del doctor Nariño, que mantiene viva la imagen de unas auténticas cooperativas.
Valga la ocasión para expresar mi deseo de que el movimiento cooperativo nacional continúe con el propósito de desarrollo. Pero también debe proponerse eliminar algunos escollos que lo ensombrecen; y que algunas cooperativas sin dejar de obtener beneficios estatales no se conviertan en apéndices del Gobierno porque esto definitivamente trastorna la figura del movimiento, cuyos valores están por encima de las intenciones políticas de unos cuantos aprovechados. Estos valores son: responsabilidad, democracia, igualdad, equidad, y plegados a la tradición de los fundadores de enarbolar el emblema de la transparencia, la honestidad, responsabilidad social y preocupación por todos los miembros de la cooperativa sin privilegios para unos pocos.
El autor es experto en cooperativismo
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