Por: Edgard Rodríguez C.
Frente a una entusiasta afición que no paró de exclamar su nombre, el brillante boxeador nicaragüense Román “Chocolatito” González se encargó de darles más razones para llevar la emoción al máximo.
El chavalo que persigue el éxito casi como imposición, extrajo todo su arsenal y lo situó sobre el ring, para edificar una contundente e inobjetable victoria ante el azteca Ramón “El Príncipe” García, a quien despachó en cuatro asaltos.
Román mejoró a 32-0, con 27 nocauts y dos títulos mundiales.
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Lo presentación de González fue espectacular, máxime cuando subió a la tarima brava cubierto de algunas interrogantes debido a los problemas con el peso un día antes y a la exigente e inesperada rutina a que debió someterse.
Sin embargo, una vez en el ring, “Chocolatito” sacó la fiera que lleva dentro y ofreció un show de fortaleza, precisión, determinación y carácter para conquistar un éxito que indudablemente fortalece su historial y debe abrirle puertas.
Tras un inicio frío, González se calentó y comenzó a disparar hacia la humanidad de García, quien tras sentir la potencia del nica no volvió a arrimarse. Pero la emoción llegó al tope en el cuarto asalto, cuando a los 2:09 minutos Román le borró el mundo de dos bombazos.
“Chocolatito” le lanzó rectos a la cara de García, seguido por ganchos de izquierda a la cabeza y el cuerpo, preparando el terreno para la jactanciosa derecha que se encargó de ponerle fin al combate y disipó las dudas que aún persistían sobre la resistencia del pinolero.
Lo de González el sábado fue una exhibición magistral. Agallas y clase. Boxeo y poder. Determinación y carácter. Todo movido por su deseo de conquistar la grandeza, que parece reservada para unos pocos en el pugilismo mundial.
“Es un gran boxeador, de los grandes de verdad”, dijo Rosendo Álvarez, uno de los pocos pugilistas que está profundamente arraigado en el sentimiento popular, al igual que Alexis Argüello. “Lo mejor de él aún no lo hemos visto”, agregó.
Ahora se tejen varias posibilidades sobre la próxima parada del boxeador pinolero, cuya calidad empequeñece a sus rivales y los hace lucir como “paquetes”, aunque vengan, como el caso de García, de ser campeones del mundo.
Por ahora solo nos queda disfrutar del talento y las habilidades de Román, quien por fortuna es además un muchacho sencillo, que no ha perdido contacto con el piso , pero con un hambre de triunfo que aún no ha sido saciado.
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