Redacción Central
“En este momento nos cuesta parafrasear las palabras, pero Tomás es de los muertos que nunca mueren”, expresó Murillo.
“Al comandante Borge lo saludamos con respeto, con cariño, y seguirá siempre al frente del partido sandinista, que dirige el presidente nicaragüense Daniel Ortega”.
Murillo es quien ha estado organizando las exequias del fundador del Frente Sandinista, pese a que muchos señalan que lo había excluido de su propio partido.
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Hoy son los funerales del último fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Tomás Borge Martínez fue una de las figuras principales de la lucha contra la dictadura somocista. Un hombre que ostentó gran poder en los años ochenta al frente del Ministerio del Interior y que fue cayendo en desgracia en el seno de su partido.Como dijo el exmiembro de la Junta de Reconstrucción Nacional, Moisés Hassan, un personaje que no tenía peso político en el FSLN en los últimos años.
Tomás Borge era activo en la organización de cada 19 de julio, pero fue desplazado por Rosario Murillo. “Ya no me dejan ni hablar”, decía de manera jocosa Borge.
La noche del 30 de abril de este año, Rosario Murillo interrumpió la programación de los canales oficialistas y con la voz entrecortada anunció el deceso de Borge. El primero de mayo dio lectura al decreto presidencial 19-2012 donde lo ensalza como “una figura nacional, un héroe de la patria”.
Murillo afirmó que al igual que Borge, Ortega es “un legendario comandante de la revolución”. Fue un comandante que pasó los últimos años como diplomático en Perú.
EL REGAÑO DE MURILLO
En febrero de 2007, Murillo desautorizó públicamente a Borge por hablar como vocero del partido rojinegro, al cortar las aspiraciones presidenciales del ya fallecido Herty Lewites.
En una carta abierta Murillo le pidió hablar a título personal, al vicepresidente y fundador del FSLN. “Por favor comandante, hablemos a nombre propio y no seamos voceros oficiales desde posiciones personales. Estos no son asuntos privados o particulares. No son temas personales ni para protagonismos personales”, manifestó Murillo en esa ocasión.
Agregó: “Lo apasionado, como sabemos, no es lo pasional o lo hormonal. Dejémonos, entonces, por vida suya, y del Frente, de jugar a las vendettas o a los juicios finales… Tiscapa, Comandante, ya pasó. Y no es el tema del sandinismo, creo”, enrostró Murillo al veterano comandante.
En ese entonces Borge respondió: “Yo respeto mucho a Rosario y le tengo afecto. Pero esas cosas deben discutirse en el seno del Frente Sandinista”.
Así poco a poco fue saliendo la figura de Tomás Borge del entorno de Ortega, siguiendo Nicho Marenco y Lenín Cerna, entre otros.
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