Ramón H. potosme
Nueve de la noche. Marcela Pérez Silva, viuda de Tomás Borge, besa la frente de sus dos hijos y estos le aprietan su mano. Así concluyeron tres días desde el fallecimiento del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Alrededor del féretro, decenas de arreglos florales y rostros tristes de quienes le querían y quienes decían quererle.
Al lado de Pérez y sus hijos estaba el exdirector de la Seguridad del Estado durante los años ochenta, Lenín Cerna, y a la izquierda la primera dama Rosario Murillo, quien no le saludó. Ahí le acompañaba el inconstitucional presidente Daniel Ortega. Después estaban amigos de Borge y el resto de sus hijos.
En el acto previo al funeral con una extraordinaria voz, Pérez entonó las canciones Mi venganza personal . Esta relata uno de los actos más apreciados acerca de Borge entre los sandinistas, que cuentan la forma en cómo este perdonó a uno de sus torturadores. Luego cantó la apología a Carlos Fonseca Amador, escrita por Borge y luego hecha canción por Carlos Mejía Godoy, conocida como Comandante Carlos Fonseca .
Al acto asistieron el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro; el presidente de la Asamblea legislativa de El Salvador, Sigfrido Reyes; el comandante de la revolución cubana, Ramiro Valdez; el canciller de Ecuador, Nicolás Patiño; la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, entre otros.
El jefe del Ejército, Julio César Avilés, entregó a la viuda de Borge la Orden Ejército de Nicaragua. Luego Ortega leyó las condolencias enviadas por los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa. Este último resaltó uno de los escritos de Borge que, según él, le había convencido de que se puede confiar en ciertas personas que tienen “lealtad hecha de mármol y miel”. No así en los traidores. “¿Por qué? Nunca cambian”, habría planteado Borge.
Ortega relató que Borge tras ser operado el Viernes Santo fue perdiendo su salud y que primero lo entubaron y luego le practicaron traqueotomía. Borge fue enterrado al lado de Carlos Fonseca y Santos López, tal como él, lo había deseado.
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