Roy Moncada
Cuando los conductores trasladan a las personas en los 125 buses al Malecón de Managua, los miembros de la Juventud Sandinista son los que supervisan que ningún chavalo se pare en los asientos rosado y amarillo. Si no obedecen los bajan del bus.
En total son seis de la Juventud por cada unidad vestida de rosado, que cuidan el diseño colorido, pero no que algunas personas de los barrios aprovechen el destechado de los buses para montarse en las barandas laterales, con el riesgo de que se caigan.
“Si se cae una de las personas, a uno le reclaman y lo corren de inmediato”, dijo un conductor.
Otro peligro es la sobrecarga que llevan, también que transiten con la puerta abierta, algo que es usual observar en su recorrido.
Asimismo los conductores de los buses comentan que los dirigentes de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) en los barrios, son quienes solicitan el número de unidades que necesitarán en el día.
Pero casi siempre envían solo uno, aunque esa tarde el número de pasajeros sea más de 70, lo que pone en peligro la seguridad de los viajeros que se transportan gratuitamente.
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