Pablo Fletes
El leonés Ariel “Panal” Delgado es uno de los mejores peloteros en la historia del beisbol nicaragüense.
Un tercera base de mucho poder, con un sobresaliente promedio de bateo nacional e internacional, con una defensiva que le permitió “reinar” en el tercer costal de los Leones y en la Selección Nacional.
Así se le recuerda a “Panal”, uno de los más grandes bateadores del beisbol pinolero que el pasado viernes ingresó al Salón de la Fama del Deporte Nicaragüense, en una importante promoción del 2012.
Junto a su familia, “Panal” disfrutó a lo grande este momento. Lo celebró como su jonrón más recordado, aquel de la final de León vs. Rivas en 1987, cuando en un partido extra le dio la clasificación a las semifinales a sus Leones con un jonrón en el noveno episodio contra el relevista Manuel Cerda.
“Ahora puedo decir misión cumplida, porque este es el sueño de todo atleta; llegar al Salón de la Fama del deporte de su país”, dijo “Panal” el pasado viernes, día que fue exaltado al Salón de la Fama.
“Yo soñé con este momento y le di Gracias a Dios haber llegado hasta acá, a la Excelencia Deportiva como dice en las medallas que nos entregaron”, añadió.
Aunque su nombre es parte de la historia del beisbol nicaragüense, Delgado aseguró que llegar al Salón de la Fama le da más brillo a su carrera.
El expelotero y ahora coach de bateo, considera necesario haber dado este paso porque su nombre será aún más recordado.
“Podés irte de este mundo, pero el nombre de uno quedará plasmado en el Salón de la Fama del deporte nicaragüense. Lo más interesante es que cumplí mis metas, mis sueños y terminé aquí con la Excelencia Deportiva”, reiteró.
EXIGENTE
Ariel “Panal” Delgado se caracterizó toda su carrera por ser un pelotero exigente, que siempre quiso dar el batazo más contundente ante los mejores lanzadores de los equipos rivales.
Y recuerdo que nunca bajó la guardia, porque siempre peleó hasta el último momento en busca de un resultado positivo, junto a peloteros de mucho nombre en las décadas de los ochenta y noventa, como Julio Moya, Julio Medina o Epifanio Pérez.
“Me entregué de lleno, me entregué por completo al beisbol, porque de nada servía traer buenos logros a nivel internacional si la Selección Nacional no clasificaba a la siguiente ronda”, rememoró.
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