Marcos Salas / BBC Mundo
Vigorosos vientos —a favor— soplan en Panamá. Basta echar un somero vistazo para comprender que algo ha cambiado —y está cambiando— en el paisaje panameño de la última década. En la ciudad capital la actividad es intensa. Abundan los hoteles de lujo, rascacielos y grandes desarrollos inmobiliarios. Se construye un Metro. Proliferan los call centers. Hay nuevos centros comerciales. Turistas y ejecutivos entran y salen permanentemente.
Grandes compañías trasnacionales han abierto o han mudado al país centroamericano sus cuarteles regionales y centros de servicio. Y la joya de la corona, la expansión del Canal de Panamá, una asombrosa obra de ingeniería, avanza a paso firme con miras a concluir en 2014.
Nadie quiere perderse esta ola de prosperidad, como parecen demostrar las violentas manifestaciones ocurridas esta semana en Colón, que dejaron tres muertos. Las protestas las protagonizaron vecinos del lugar, en rechazo a planes oficiales para privatizar terrenos en la zona franca más grande de América Latina, por temor a que genere desempleo y reducción de salarios.
Como consecuencia, el Gobierno, que argumentaba que la privatización impulsaría el desarrollo de Colón, decidió echar para atrás sus planes y mantener la zona franca en manos estatales.
“Lo que es claro es que Panamá necesita hacer una inversión fuerte en la educación de su población joven para tener los cuadros de ingenieros, arquitectos, gente con destrezas en el ámbito contable, legal, etc., que va a demandar esta nueva economía”, concluye De la Torre.
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[/doap_box][doap_box title=”Caída de la pobreza” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
En cuanto a la tasa de desocupación, Alvarado señala que si para 2000 era de 15 por ciento, en 2012 es de 4.5 por ciento, incluyendo el llamado “desempleo voluntario”. “Si quitamos ese tipo de personas, tenemos una tasa de desocupación de 2.5 por ciento, una condición que a efectos prácticos se considera de pleno empleo”, precisa.
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En un momento de contracción de la economía mundial, las tasas de crecimiento económico de este pequeño país centroamericano están siendo comparadas con las que experimentaron Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán entre 1960 y 1990.
Desde un punto de vista macroeconómico, todo indica que en 2012 la economía panameña tendrá el mejor desempeño en la región latinoamericana.
EL LIDERAZGO
De acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Panamá crecerá 8.5 por ciento. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la expansión será de 9.5 por ciento, el mayor en una región cuya estimación actual para el renglón es de 3.2 por ciento.
Y según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Panamá (INEC) el crecimiento hasta junio pasado fue de 10.6 por ciento. El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) proyecta 11 por ciento para 2012.
Augusto De la Torre, economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, confirma que las tasas de crecimiento que hoy se discuten para Panamá en 2012 están excediendo las proyecciones iniciales de la mayoría de los economistas. “Panamá ha logrado arrojar tasas de crecimiento comparables con las de los tigres del sudeste asiático en sus mejores momentos”, señala De la Torre.
LA AMPLIACIÓN DEL CANAL
¿Por qué Panamá, un país de 75,520 kilómetros cuadrados y poco más 3.5 millones de habitantes está mostrando semejantes niveles de crecimiento? Rogelio Alvarado, director de Análisis Económico y Social del MEF, dice que este crecimiento está ligado al hecho de que desde 2000 los recursos relacionados con el Canal de Panamá comenzaron a ser reinvertidos en el país.
Efectivamente, el 31 de diciembre de 1999 la república de Panamá asumió la responsabilidad de su administración, funcionamiento y mantenimiento. “A partir de entonces, Panamá ha podido aprovechar económicamente su recurso más importante, no solamente en lo que respecta al tránsito de naves comerciales por el país, sino a la expansión portuaria que está muy ligada a los puertos a ambos lados del Canal”, apunta Alvarado.
Para De la Torre, el boom es el producto de la combinación de varios factores. El primero de ellos es el efecto puro y duro de la ampliación del Canal de Panamá, una obra para la que se invirtieron 5,250 millones de dólares. En efecto, esta expansión está originando una serie de expectativas y de inversiones, lo cual se ha traducido en un aumento de la oferta de servicios y de nuevos negocios.
“Sin embargo —dice De la Torre— me parece que lo que está pasando en Panamá va mucho más allá de un efecto mecánico de un Canal más ancho y profundo. Y tiene que ver con cambios en la política económica interna del país y con un entorno internacional que refuerza y amplifica el efecto de la ampliación del Canal”. Panamá ha ido tomando una serie de decisiones de modernización de la política económica, no solo en el ámbito macroeconómico sino en materia de inversión pública de mejoramiento del entorno y de regulaciones legales.
LLEGAN INVERSIONISTAS
“Muchos grandes inversionistas como UPS, Cartepillar o Hewlett Packard están viendo a Panamá como un sitio para establecer centros de servicios de alta productividad”, añade el especialista.
También, el Gobierno está haciendo una enorme inversión en materia de infraestructura para poder acomodar esta expansión de la actividad económica: el Metro de Panamá, sistemas de aguas servidas, comunicaciones y energía, entre otros.
Pero ¿se ha reducido la pobreza? De la Torre y Alvarado coinciden en que el crecimiento económico ha incidido en un aumento del poder adquisitivo de los hogares de ingresos bajos y de una reducción de la pobreza en Panamá.
“En las conversaciones que hemos tenido acá en Japón, me queda claro que la reducción de la pobreza y la reducción de las desigualdades se ha vuelto un tema de política económica. Todavía hay sitios donde la pobreza es bastante fuerte, especialmente en áreas indígenas al interior del país”.
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