ACAN-EFE
El terremoto de 7.2 grados Richter, que el miércoles azotó a Guatemala y mató al menos a 52 personas, alertó sobre la situación de pobreza y desigualdad que padecen las comunidades rurales del noroeste de ese país, que hoy luchan por levantarse y volver a la normalidad.
Ayer el estado de calamidad se aumentó a siete de los 22 departamentos guatemaltecos debido al daño ocasionado por el sismo.
El gobierno del presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, asegura que su administración tiene recursos para hacer frente a la emergencia causada por el terremoto.
No obstante, reconoce que la fase de reconstrucción “no será fácil”.
El “estado de calamidad pública”, decretado por el Gobierno, prohíbe las concentraciones, espectáculos públicos, el porte de armas y limita la libre circulación. Esto permitirá al gobierno guatemalteco atender con más rapidez la emergencia ocasionada por el terremoto, según ha explicado el presidente Otto Pérez.
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Países como Estados Unidos, Canadá, Taiwán, Venezuela, España, Colombia, México y Costa Rica, según Pérez Molina, le han ofrecido su colaboración ante la emergencia que vive el país centroamericano.
El primer cargamento de ayuda humanitaria para los damnificados fue despachado este viernes por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), hacia las comunidades rurales de San Marcos y Quetzaltenango.
MAYOR CANTIDAD INDÍGENA
Estos departamentos, junto con los de Quiché, Sololá, Huehuetenango, Totonicapán y Retalhuleu, donde se concentra la mayor cantidad de población indígena, la pobreza y marginalidad del país, fueron declarados el jueves en “estado de calamidad” por Pérez Molina debido a los daños del devastador sismo.
La medida, que durará 30 días, que prohíbe las concentraciones, espectáculos, el porte de armas de fuego y limita la locomoción, permitirá a las autoridades atender con más rapidez a los damnificados por el sismo.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida del 2011, elaborada por el estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en esos departamentos los niveles de pobreza van desde el 53.73 por ciento en Quetzaltenango, hasta el 77.47 por ciento en Sololá.
El departamento de San Marcos, el más golpeado por el terremoto según las cifras oficiales, tiene el 68.54 por ciento de pobreza, mientras que Totonicapán el 73.29, Quiché el 71.85, Huehuetenango el 60.50 y Retalhuleu, la zona del epicentro del terremoto, el 59.24 por ciento.
FUE MÁS FUERTE QUE EL DE 1976
El movimiento telúrico del miércoles, el más fuerte desde el terremoto de 1976 que dejó 25 mil muertos, se sintió en 21 de los departamentos del país, a excepción de Petén, en el norte y fronterizo con México y Belice.
Las humildes casas, construidas de adobe y láminas en las regiones más afectadas del noroeste de Guatemala, se vinieron al suelo por el violento sismo que también ha dejado 22 desaparecidos, 200 heridos, más de 1.2 millones de afectados y 6.7 millones de habitantes en riesgo por las réplicas, según el presidente.
El terremoto destruyó 554 viviendas y causó daños entre moderados y leves a otras 1,529, pero los daños materiales aún no han sido cuantificados.
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