EFE VIDA
El director argentino Alejo Hoijman llevó al Festival de Cine de Roma la realidad de la pequeña aldea de Greytown en la Costa Caribe de Nicaragua y el riesgo que supone hacerse adulto en este país con su cinta, El ojo del tiburón.
Una cinta con la que busca la “descripción poética de un momento de la vida”.
Durante el rodaje del documental, el cineasta se adentró en la selva nicaragüense para narrar la historia real de dos jóvenes pescadores de tiburones, Brian y Maicol, que dejan poco a poco la adolescencia para convertirse en personas adultas, siempre ante la atenta mirada del ojo del tiburón.
Es ahí donde los jóvenes pasan el tiempo pescando mientras sueñan con un futuro de riqueza material que les permita acceder a la vida urbana.
RIESGOS Y AMENAZAS
Según el director la cinta es “una metáfora de los riesgos y amenazas a las que se enfrentan los niños en el momento en el que se hacen mayores”.
En la cinta de Hoijman, el peligro está presente en la profundidad de la selva, en las especies salvajes que habitan en ella y a las que los jóvenes deben enfrentarse diariamente.
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