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Plataforma mundial por los DDHH en Cuba

Martin Palous 

Respuesta de activistas de derechos humanos respecto a la revisión de la posición común europea hacia Cuba:

El 19 de noviembre, los ministros europeos de Asuntos Exteriores decidieron en Bruselas darle luz verde a Catherine Ashton, jefa del Servicio Europeo de Acción Exterior, para abrir la discusión interna dentro de la Unión Europea sobre el mandato para futuras negociaciones con Cuba sobre un acuerdo bilateral. Seamos concisos y directos al respecto: Esta decisión —que envía una señal de flexibilidad de la Unión Europea en sus relaciones con el régimen totalitario cubano y que indica su disposición de desactivar paso a paso su “posición común” de 1996, que vincula la ampliación de la cooperación económica entre la Unión Europea y Cuba, con la exigencia de mejoras sustantivas en la esfera de los derechos humanos y libertades fundamentales— no es adecuada, es lamentable y tiene lugar en el peor de los momentos. Los hechos hablan por sí mismos: por un lado, los miembros del Grupo de los 75 fueron liberados, pero la mayoría de ellos se vieron obligados a emigrar con sus familias. La intensidad de la represión ha aumentado significativamente en Cuba en los últimos dos años. El gobierno cubano decidió adoptar unas muy tímidas reformas con el fin de aliviar la crónicamente penosa economía nacional. Sin embargo, no ha dado señales de estar dispuesto a poner fin a la violación sistemática de los derechos humanos de sus ciudadanos ni de cambiar su política hacia los miembros de la oposición democrática y pacífica.

La idea de que los defensores de los derechos humanos no son enemigos del Estado o agentes del imperialismo norteamericano, sino patriotas cubanos que juegan un papel indispensable en el verdadero proceso de transición de Cuba de un régimen obsoleto, viejo, esclerotizado e ineficiente hacia la democracia, todavía es totalmente rechazada por los que detentan el poder en nombre de la Revolución que tuvo lugar hace más de 52 años y que todavía tiene que ser protegida, de acuerdo con esos señores, por todos los medios coercitivos disponibles como la fuente básica de soberanía nacional.

Escuchamos señales procedentes de Europa de que la decisión de la UE al dar este paso no debe en absoluto ser percibida como la renuncia a sus principios y objetivos fundamentales, sino que es solo una nueva manera de alcanzarlos, teniendo en cuenta tanto las reformas en curso en Cuba iniciadas por el gobierno de Raúl Castro y también los profundos cambios globales iniciados a partir del siglo 21. Se nos aseguró que la “posición común” de la UE permanece y permanecerá en vigor hasta que un nuevo acuerdo sea firmado, y que su contenido debe estar plenamente incluidos en el mismo. También se nos dice que lo que se ha acordado no es la hoja de ruta de punta a cabo —el acuerdo bilateral entre la UE y Cuba, que debe contener todos los derechos humanos básicos de la UE y las cláusulas de la democracia— sino solo un primer paso en esta dirección y que la continuación de este proceso es a discreción de y bajo el escrutinio de los ministros de Relaciones Exteriores de los países de la UE. En este contexto, estamos conscientes de que no todos los estados miembros de la UE apoyaron incondicionalmente la decisión y que algunos de ellos señalaron muy claramente el estado inaceptable de los derechos humanos en Cuba, y solo dieron su consentimiento con carácter condicional reservándose el derecho a intervenir en cualquier momento en el proceso y disentir de él, si el mandato para la negociación se desviase de los de los principios fundamentales declarados y reconocidos por la UE en materia de derechos humanos.

No queremos emplear demasiado tiempo especulando y argumentando si todas estas explicaciones y garantías son sinceras o simplemente excusas para encubrir la verdad desnuda de que la UE, ansiosa por desempeñar un papel en el futuro de Cuba a cualquier precio, está dispuesta a apaciguar al régimen gobernante y dar la espalda a los cubanos defensores de los derechos humanos y a los disidentes democráticos. La prueba del budín está en comerlo, dice el viejo adagio inglés, así que vamos a ver cuáles son los resultados reales de esta decisión de la EU y cómo afecta las relaciones entre la UE y Cuba. Pero definitivamente no podemos permanecer inmóviles. La Plataforma Internacional por los Derechos Humanos en Cuba (Pidehc), cuya creación hemos anunciado recientemente en Praga, República Checa, ha reunido a cubanos comprometidos en la lucha por los derechos humanos no solo en Cuba sino también en el exilio y a amigos internacionales y simpatizantes con los mismos objetivos: fortalecer la capacidad de la sociedad civil cubana para participar de los mecanismos internacionales de protección de los derechos humanos; mejorar la comunicación de sus posiciones en el ámbito de los derechos humanos al unísono con el mundo exterior, en primer lugar sobre todo con los gobiernos de los Estados soberanos y con sus diversos órganos y organizaciones intergubernamentales.

Esta es una oportunidad única para poner a prueba nuestras habilidades, para saber dónde estamos, y vamos a utilizarla. En los próximos meses nos acercaremos a los gobiernos de los estados miembros de la UE, el Parlamento Europeo y a otros órganos de la UE, para defender nuestra posición, para mostrar los hechos y pedir respuestas a nuestras interrogantes. Vamos a ser moderados, constructivos y realistas, pero ajustándonos al principio de que a los cubanos deben garantizárseles los mismos derechos universales de los propios europeos, de los estadounidenses o de los ciudadanos de cualquier otra nación del mundo. No debe haber concesiones a partir del argumento de que Cuba es, por su historia, un caso especial; de que el gobierno cubano está autorizado a perseguir a sus opositores pacíficos con impunidad; de que por el hecho de que más personas tienen ahora el valor de expresar libremente sus opiniones sobre el futuro de Cuba, puedan ser legalmente procesadas como una amenaza a la seguridad nacional, al orden público o con la intención malvada de socavar los logros de la Revolución Cubana.

En este sentido hacemos un llamamiento a todos los demócratas cubanos y a los amigos y partidarios de todo el mundo: mantengámonos unidos en nuestros esfuerzos para proyectar nuestra situación a nivel internacional, seamos creativos y actuemos de concierto, con la determinación de construir la gran coalición internacional de todos aquellos, incluidos los europeos, que realmente quieren ver a Cuba libre y democrática, un país en el que los derechos humanos fundamentales de todos sean plenamente respetados, la esperanza renazca y —con palabras de Vaclav Havel, expresidente de la República Checa, líder de la Revolución de Terciopelo y el autor del ensayo El poder de los Sin Poder , que ha inspirado a tantos cubanos— “la verdad y el amor prevalezcan sobre la mentira y el odio”.

El autor es exembajador de la República Checa ante la ONU y Washington y exviceCanciller de la República Checa. Respaldan a este documento de PIDHC: Guillermo Fariñas, Premio Andrei Sakjarov de Derechos Humanos del Parlamento Europeo; Elizardo Sánchez Santacruz, Vocero Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional; Berta Soler, Damas de Blanco; Pedro Fuentes Cid, expreso político cubano, socialdemócrata, vocero del Presidio Político Cubano (accesa bien al exilio histórico, Foro Patriótico etc.); Elena Larrinaga, Observatorio Cubano de Derechos Humanos en Madrid; Grupo de Apoyo: Orlando Gutiérrez Directorio Democrático Cubano y Foro Patriótico.

Opinión
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