Guillermo E. Miranda
La posición que recientemente hiciera pública el alcalde electo por el pueblo de Ciudad Darío, señor Edgard Matamoros, no puede menos que animarnos al saber que no todo está perdido, que todavía quedan ciudadanos con decoro y patriotismo en el Partido Liberal Independiente (PLI).
El anuncio de que ni él ni sus concejales asumirán las migajas que disfrazadas de concejalías les ofrece el orteguismo después de otro monumental fraude electoral, es una declaración que la cúpula que rige los destinos del PLI no puede ignorar, ya que dicho planteamiento es compartido por todos los nicaragüenses que amamos la democracia, independientemente de si votamos o no en las pasadas elecciones. No hacerlo sería un acto de cobardía que evidenciaría un sometimiento indigno a las arbitrariedades del Gobierno.
Si hay algo que ha logrado el orteguismo con su prepotencia, totalitarismo y atropellos continuos a los derechos humanos y políticos a nuestro pueblo, es que hoy estamos conscientes que la República con su Estado de Derecho ha colapsado, razón por la que se requiere de posiciones y acciones firmes, que nos demuestren que el PLI vuelve por sus fueros poniéndose a la altura de quienes lo fundaron y forjaron.
Para lograr esto solo hay una manera de hacerlo y es no aceptando las migajas que nos está dejando el fraude. Esto es específicamente no asumir las 13 de 153 alcaldías que decidieron no robarse. Eso aislaría a Ortega y evidenciaría una disposición de lucha coherente con la que el pueblo demanda.
El siguiente paso que propone el alcalde electo Matamoros es que los diputados de la bancada democrática que representan a la alianza PLI en la Asamblea Nacional, dejen de asistir a las sesiones del parlamento, dice dejen de asistir, no que renuncien.
Una acción de este tipo demostraría al pueblo la firme decisión de enfrentar realmente las arbitrariedades de un régimen que ha demostrado no detenerse ante nada para imponernos un gobierno populista al mejor estilo de Trujillo, Papa Doc y otros dictadores no menos repugnantes.
Los motivos o excusas para aceptar las curules que ofreció Ortega después de las elecciones nacionales, ya no son válidos después de este último fraude. Estoy consciente de que lo que está proponiendo Matamoros es algo que solo puede ser llevado a cabo por verdaderos patriotas comprometidos hasta los tuétanos con la causa de la democracia. Actuar de diferente forma convertiría al PLI en otro partido zancudo, logrando con ello el rechazo de los nicaragüenses que ya comienzan a sentirse traicionados.
El reto es grande y la directiva nacional del PLI tiene la palabra. Si quieren seguir los pasos de Alemán y su PLC solo tienen que hacerse los suecos e ignorar dichos planteamientos. La posición y petición a la que se han unido el alcalde y concejales electos de Matiguás, el diputado Santiago Aburto, jefes de rutas y directivos distritales de Managua, está siendo apoyada por todos aquellos demócratas que estamos hartos de gobiernos totalitarios, de la respuesta que den los que hoy toman las decisiones en mi partido dependerá el futuro del mismo. Una declaración oficial de que el PLI no se juramentará ante sus verdugos es lo que el pueblo espera.
El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense y actualmente miembro del PLI.
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