La condena a muerte para 21 acusados por la masacre de 74 personas, en el estadio de Port Said en febrero de 2012, hizo que una turba se instalara frente a la cárcel de esta ciudad para tratar de asaltarla. Los disparos y el caos acabaron con la vida de 31 personas. Mientras en la sede de la Academia de Policía de El Cairo —donde se juzgó al exdictador Hosni Mubarak— las familias de las víctimas estallaron de júbilo. Ayer también se registraron manifestaciones contra el presidente Mohamed Mursi.
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