Guatemala/EFE
Las bandas del crimen organizado aprovechan que las leyes de Guatemala impiden imputar penalmente a menores de edad para entrenar en el uso de las armas de fuego y técnicas de ataque a menores de 10 o 12 años, a los que convierten en “niños sicarios”.
“No hay estadísticas oficiales, pero los casos están ahí, a la vista de todos”, expresó un oficial de la Policía Nacional Civil designado a la Fuerza de Tarea de Delitos contra la Vida, y agregó que “es poco” lo que se hace para evitar el reclutamiento de los niños por parte de las bandas criminales.
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TRIPLE ASESINATO
La Fundación Sobrevivientes, que asesora a mujeres y menores víctimas de la violencia, colabora con un proceso penal contra un joven de 22 años, que junto con otro de 17 años y un niño de 11, asesinó supuestamente, el 3 de febrero al norte de la capital, a una mujer y a sus hijas de 3 y 7 años.
Este caso, explicó Díaz, ilustra cómo los criminales utilizan a menores para asesinar: “El (sicario) de 11 años le coloca la pistola en el cuello a la niña de 3, y le dispara. El otro menor mata a la mujer y a la otra niña”, mientras el adulto observa.
Las fuerzas de seguridad capturaron, con rapidez inusual, a los responsables del triple crimen, y la Fiscalía inició el proceso penal contra el adulto y el adolescente. El niño fue recluido en un albergue.
El martes un niño de 10 años, según las autoridades, mató de dos tiros en la cabeza a un taxista. El hecho quedó registrado en las cámaras de seguridad de la Policía en el bulevar Los Olivos.
Según la Defensoría de la Niñez, son tantas las carencias afectivas, económicas, educativas y de atención que padecen miles de niños que por unos cuantos dólares o un poco de falso cariño se convierten en presa fácil de los delincuentes.
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