El doctor Emilio Álvarez Montalván, don Emilio, como lo llamamos cariñosa y respetuosamente sus amigos y en general todas las personas que lo conocen, cumplió ayer 31 de julio 94 años de vida, en pleno uso de sus luminosas facultades mentales, solo con algunas limitaciones físicas propias de su avanzada edad.
Don Emilio es Miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua y Presidente Honorario de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, de la cual fue también su presidente efectivo. Y precisamente estas academias le rindieron el martes de esta semana, en su casa de habitación, un homenaje sencillo —como es la personalidad del ilustre homenajeado— pero de mucha sustancia cultural y calidad intelectual, como corresponde igualmente a la ilustración y sabiduría de don Emilio.
En la presentación del homenaje, al resumir las virtudes de don Emilio el secretario ejecutivo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y Miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua, doctor Jorge Eduardo Arellano Sandino, destacó el hecho singular de que a su edad de 94 años, el doctor Álvarez Montalván presentó en días recientes un nuevo libro de su autoría, Médico de vocación y aficionado en política , que contiene sus memorias personales, profesionales y políticas.
Este último libro de don Emilio se une a sus anteriores obras: Cultura Política Nicaragüense, El mensaje de los ojos, Síntesis crítica del marxismo y Las fuerzas armadas en Nicaragua: Sinopsis histórica, 1821-1994 , las que no deberían faltar en la biblioteca de ninguna persona interesada en la historia, la cultura y la política de Nicaragua. Como tampoco deberían dejar de leer el libro autobiográfico de don Emilio, quienes se interesan en la ciencia y la práctica de la medicina que el doctor Álvarez Montalván califica como “la profesión más noble del mundo al ocuparse de los quebrantos de salud que sufre el ser humano”.
Pero no solo la salud física y particularmente ocular y visual del ser humano, por su profesión de oftalmólogo, ha atendido don Emilio durante su larga vida. También se ha ocupado con igual esmero de la salud cívica y política de los ciudadanos, y la sanidad de las instituciones, afición a la que ha dedicado toda su vida adulta, de manera desinteresada, como un maestro y mentor que vive para la política y no como alguien que vive de la política. Por eso don Emilio fue un gran amigo, compañero y consultor del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, desde cuando en 1949 junto con otros demócratas idealistas formaron la Unión Nacional de Acción Popular (UNAP), que ellos concebían como un movimiento no solo para hacer proselitismo, sino también como “una actividad impregnada de solidaridad social y dedicada a la población marginada”, línea que el doctor Chamorro Cardenal se comprometió a incluir en LA PRENSA según relata don Emilio en su libro de memorias.
Don Emilio fue miembro del Consejo Editorial de LA PRENSA desde la época del doctor Chamorro Cardenal, y su editorialista después del asesinato de nuestro Director Mártir. Y luego de su retiro voluntario, don Emilio es un honroso miembro honorario de nuestro Consejo Editorial.
El sabio romano Marco Tulio Cicerón dijo que “los hombres son como los vinos: la edad agría los malos y mejora los buenos”. A sus 94 años de edad, don Emilio es una prueba viviente y brillante del aserto de Cicerón.
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