“Hablando a calzón quitado”, como lo expresa en ocasiones el habla del pueblo, el gran lago de Nicaragua, al que antes y ahora han pretendido o pretenden desguabilar con el supuesto Canal Interoceánico que “traería” trabajo, riqueza y más oportunidades para salir de la pobreza a nuestro pueblo.
Por supuesto, la turbia negociación traerá millones para algunos, pero, pobreza, mucha miseria y más lágrimas y atraso para el 85 por ciento de la población que conforma nuestro pueblo.
Pregunto: ¿No sería mejor y más acertado construir una enorme planta potabilizadora para hacer bebible y exportable el agua de nuestro gran lago? No es necesario ser un genio para estar muy claros que gran parte del mundo tiene enormes problemas de agua; y dentro de dos o tres décadas más la mitad del planeta, incluyéndonos nosotros, vamos a tener seriesísimos problemas para la consecución del agua potable.
Sería más importante, más prudente, y más productivo, económicamente hablando, construir una enorme planta potabilizadora en el dulce corazón de nuestro gran lago, y exportar esa bebible producción hacia una gran parte de países de nuestra Tierra, que se enloquecen por falta de agua. Nuestro precioso líquido a flor de piel en nuestro lago de Nicaragua está a la espera de que en lugar de que lo atasquen con la erosión de lodazales, lo transformen en un producto de oro para paliar la necesidad de los sedientos.
Dentro de muy breve tiempo, el litro de agua potable va a ser vendido a un precio mayor que el de la gasolina. Y esto, hay que tomarlo en cuenta, pues cualquiera que haya viajado un poco, se ha dado cuenta que desde ya es esto una realidad. El Gobierno, sea este del color que fuere, no debe caer en la trampa del Canal. El agua es mucho más importante para necesidades del verdadero mundo social, el agua, para la vida, también es mucho más importante que el Canal y el petróleo. Ni Canal ni petróleo son indicadores de salida del atraso y la pobreza. El Canal que fuere obligaría al Gobierno y al Estado la recuperación de las fuentes y del mismo lago, frente a la tragedia del despale.
Lo que de cierto, sin lugar tendríamos mayor pobreza entre la gente del campo, que son los verdaderos productores con los que puede contar nuestro país. Labradores de caites o botas son los únicos productores que tiene el país. El resto de la población solamente vendemos servicios, administramos servicios, vivimos de lo que aquellos son capaces de producir.
No tiremos por la borda de la mentira las maravillas de nuestro suelo. Hay que invertir en capacitación de productores de botas o caites. La educación es ciento de veces más positiva y rentable que la mentira del Canal. Y para ello, no se requieren los miles de millones que se invertirían en la construcción de un Canal.
Quien fuere el gobierno: el actual o cualquier otro, no debe de caer en la borrasca de los lodazales en que quieren convertir la mayor riqueza con que nos premió Dios, para suerte y felicidad de ser nicaragüense.
No nos enredemos. Además de la destrucción del agro, vendría sobre nosotros el agravio social convertido en guerra interminable y crónica inestabilidad. A la hora de la verdad, es fácil suponer que nadie sería capaz de resolverse el problema de los lodazales con los que en cada invierno o lluvia, por efecto de los huracanes, atascaría el famoso Canal. Cuando uno tiene tamaña riqueza, de nada valen petróleo ni Canal.
El autor fue presidente de la empresa aguadora, Inaa
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