San Petersburgo, Rusia/AGENCIAS
A la duda de periodistas sobre qué hará Moscú en caso de una intervención militar exterior en Siria, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, respondió: “¿Vamos a ayudar a Siria? Sí”, en la rueda de prensa final de la cumbre del G-20 en San Petersburgo. Putin agregó: “Ya estamos ayudando. Suministramos armas y cooperamos en el terreno económico”. “Confío en que habrá más cooperación en el ámbito humanitario incluido los suministros de ayuda a la población civil que está en una situación muy difícil”, expresó.
Además, aseguró que los planes de Estados Unidos de lanzar un ataque “limitado” a Siria solo cuentan con el respaldo de Francia, Canadá, Turquía, Arabia Saudí y el Reino Unido, y destacó que el Parlamento británico “atendiendo a la voluntad del pueblo” manifestó su rechazo a la acción militar contra Siria.
“Recuerdo que el uso de la fuerza contra un Estado soberano es posible exclusivamente en el caso de que sea en defensa propia y Siria, como es sabido, no ataca a Estados Unidos. Y, en segundo lugar, si hay una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU”, señaló.
Colombia, Panamá, México y Chile permanecen al margen por las consecuencias humanitarias que acarrearía una intervención, aunque su apoyo podría presentarse con soporte militar una vez inicie una ofensiva.
Venezuela, Argentina, Perú, Ecuador, entre otras naciones, rechazan el probable “ataque militar” y piden a la ONU se pronuncie sobre esta crisis.
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Putin advirtió que una eventual acción militar contra Siria dificultaría enormemente la solución al problema nuclear en la península coreana. “En estas condiciones, traten de convencer a los norcoreanos de renunciar a su programa nuclear. ¡Vamos, chicos, entreguen sus armas!”, expresó.
Las diferencias entre el presidente Barack Obama y Putin, parecen irreconciliables, como ocurrió en el G-20, que no logró ponerse de acuerdo sobre una solución consensuada a la crisis de Siria. Australia, Canadá, Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, España, Turquía, Gran Bretaña y EE. UU., pidieron una respuesta internacional “contundente” al régimen sirio, sin especificar el tipo de acción, y condenaron el uso de armas químicas.
Putin y Obama se reunieron ayer, pese a que no estaba previsto, en un encuentro “cordial” y “constructivo”, según admitieron. Obama “discrepa de mis argumentos y yo de los suyos, pero nos oímos y tratamos de analizarlos”, expresó Putin tras la reunión con Obama, quien reconoció: “No esperaba que nos pusiéramos de acuerdo”. Obama acusa al régimen sirio de cruzar una “línea roja” con el uso de armas químicas contra la población civil el 21 de agosto, que habría dejado 1,400 muertos.
EE. UU., empezó a preparar el terreno para un eventual ataque evacuando al personal no esencial de su embajada en Líbano y pidiendo a los estadounidenses que eviten viajar al sur de Turquía. Obama, que supeditó la decisión de atacar Siria a un voto del Congreso de su país, que volverá a sesionar a partir del lunes, se negó a responder ayer si autorizaría un ataque sin el voto a favor y reconoció la dificultad en obtener la luz verde.
“Fui elegido para poner fin a las guerras, no para comenzarlas, pero el mundo no puede permanecer con los brazos cruzados”, desafió. Obama manifestó que el martes hablará a la nación.
El presidente francés, François Hollande, ferviente partidario de una intervención en Siria, indicó ayer que esperará el informe de los inspectores de la ONU sobre el ataque con armas químicas antes de ordenar cualquier ofensiva militar contra el régimen.
Rusia ha despachado un nuevo buque de guerra a las costas sirias con “un cargamento especial”, no especificado, que se suma a la flota desplegada en el Mediterráneo oriental, informó ayer una fuente militar citada por la agencia Interfax.
La embajadora de EE. UU. ante la ONU, Samantha Power, señaló ayer en Washington que la comunidad internacional tiene que frenar al régimen sirio. “Evaluamos que, aunque Asad usó más armas químicas que nunca el pasado 21 de agosto, él apenas ha hecho mella en su enorme reserva y la comunidad internacional claramente no ha mermado su disposición a usarlas”, advirtió en una presentación en el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, por su sigla en inglés).
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