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Cladem es una red feminista que iniciará una campaña internacional para demandar a los diputados de Nicaragua no reformen la ley. Meneses lamentó que sea reformada una ley considerada internacionalmente de avanzada.
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Elízabeth Romero
Una posible reforma al artículo 46 de la Ley 779, Contra la Violencia Hacia Las Mujeres, para incorporar la mediación, coloca a las mujeres “en el filo de la muerte”, considera Elia Palacios, enlace de la Red de Mujeres Contra la Violencia.
Esto porque la mediación pone a la víctima frente al agresor, lo que para Palacios significa poner la vida de las mujeres en mano de los agresores.
Las mujeres organizadas en diferentes agrupaciones de mujeres, como el Movimiento María Elena Cuadra, Red de Mujeres y otros, marcharon ayer hasta la Asamblea Nacional para expresar su rechazo a esos intentos de reforma.
Sandra Ramos, directora de ese movimiento, considera que detrás de ese procedimiento legal está de por medio la vida y los derechos de las mujeres nicaragüenses. Estima que una reforma representa un retroceso a los derechos de las mujeres.
Ramos es del criterio de que en el país no hay condiciones políticas, económicas ni sociales para poner esos derechos “en bandeja de plata”, a quienes pretenden reformar la ley.
Para Azahálea Solís, del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), modificar la Ley 779, para incorporar la mediación en la violencia contra las mujeres, representaría que estas serían consideradas “menos que una propiedad pues en un contrato civil por una propiedad se dice que si la voluntad está mediada por la intimidación no vale el contrato”.
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