Leonor Álvarez
La visión estratégica de desarrollo institucional que el Ejército nicaragüense venía construyendo se rompió a partir de los últimos cambios, que colocaron en la línea de sucesión del comandante en jefe a un “figura extraña”, un “burócrata”, un “hombre de oficina”, “con una hoja de servicio limitada” para el cargo de jefe del Estado Mayor, según las palabras de Roberto Cajina, consultor en Seguridad y Defensa, y miembro de la Junta Directiva de la Red y Seguridad de Defensa de América Latina (Resdal).
El Artículo 2, numeral 18 de la reforma, establece que los militares podrán “participar en las distintas comisiones, consejos e instancias nacionales, creadas de conformidad con las leyes de la materia y otras que disponga el presidente de la República.
También, los oficiales en retiro podrán reincorporarse al Ejército de Nicaragua “asumiendo los derechos, deberes y obligaciones propios de los militares activos”.
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- “El Ejército perdió, a mi juicio, el prestigio internacional que tenía, porque era reconocido como la institución que había apuntalado la transición democrática en Nicaragua”.
- Roberto Cajina, consultor en Seguridad y Defensa, y miembro de Resdal. LA PRENSA/ARCHIVO
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En clara alusión al general de brigada Oscar Mojica, Cajina afirma que el ejecutivo se está “sacando de la manga a un comodín, un tipo que no tenía ni la menor posibilidad de estar en la cadena de mando”.
CURRÍCULO DE MOJICA
Mojica viene de ser director ejecutivo del Instituto de Previsión Social Militar, secretario general de la Comandancia General y antes de eso fue director del Centro Superior de Estudios Militares.
“Un hombre de oficina” a criterio de Cajina, quien es un personaje que se siente con la moral de hablar del “monstruo” porque “vivió en sus entrañas”. Cajina rememora que “había una ley no escrita en el Ejército”, una especie de “acuerdo” de preservar esta institucionalidad estratégica. “Hoy se rompe con la sacada de escena de (el mayor general en retiro Oscar) Balladares”, afirma Cajina, entrevistado ayer en su casa.
Para el consultor en seguridad solo es necesario comparar los perfiles profesionales de Balladares y Mojica para saber que este último no tiene el mérito de ser jefe del Estado Mayor, un cargo desde el cual “realmente se maneja el Ejército, porque el comandante en jefe es solo la figura”, afirma Cajina.
Sin embargo, valora que a Balladares le dieron “un excelente premio de consolación” al nombrarlo asesor en infraestructura con rango de ministro. “¿Qué significa? Gran canal”, se pregunta y se responde asimismo Cajina. “Con un salario de ministro y además, la pensión que ya tiene del Ejército, manteniendo el 75 por ciento de su salario de militar”, valora el entrevistado.
CEDIÓ A LA TENTACIÓN
Pero de fondo, Cajina considera que el Ejército “ha cedido a la tentación” del poder, porque lo que busca es “beneficiar sus negocios personales a través del Instituto de Previsión Social Militar (IPSM)”.
Sin embargo, no crítica al Ejército por tener esos negocios, incluso considera válidas las funciones del IPSM y asegura que debería ser un ejemplo para el Seguro Social nacional. El problema es la falta de independencia que ahora va a tener esta institución que pasa a ser una subordinada del ejecutivo, no un balance de poder, explicó Cajina.
Asevera que “para sentar la base del proyecto de largo plazo Ortega-Murillo, la última institución que arrastran es el Ejército”. “Con el regreso de Ortega (al poder) todo lo poquito que se había construido de institucionalidad democrática se revierte y eso se llama involución autoritaria”, expresó el consultor en temas militares.
MOJICA “MANEJABLE”
Por su parte, el dirigente político del Partido Acción Ciudadana (PAC), Moisés Hassan, interpreta que Mojica es el “hombre manejable” ideal para el “proyecto de control” del presidente inconstitucional Daniel Ortega, aunque está claro de que a quien va a mantener por el momento en el cargo de jefe del Ejército será al general Julio César Avilés, siguiendo la tendencia que ha mantenido en todas las otras instituciones y poderes del Estado, donde los magistrados, la jefa de la Policía y otros funcionarios son de facto en los cargos.
Según Hassan, la idea de Ortega es reelegir a Avilés, pero si surge oposición a eso entonces ya está colocada su ficha de sucesión que ahora es Mojica.
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