Emiliano Chamorro y Gloria Picón
Diputados orteguistas aprobaron en su totalidad las reformas a la Constitución Política de Nicaragua que modifica 51 artículos de la misma. Mientras tanto los diputados opositores no entraron al hemiciclo durante la discusión del articulado para mantener su posición de rechazo, ya que consideran que estas reformas no son necesarias para el país.
Con respecto a la reforma constitucional, el exlegislador José Pallais dijo que en Nicaragua “impera la nueva Constitución de Ortega, ya que esta no es la Constitución que deseamos los nicaragüenses”.
Según Pallaís, lo que queda es la lucha para derogar la Constitución para que Nicaragua vuelva a ser República mediante una Constitución que represente los sentimientos y derechos de los ciudadanos.
“Lo que nos queda es luchar para que esa Constitución tenga una vida exigua, pueda ser modificada con una nueva Constitución, fundar una República como la soñó Pedro Joaquín Chamorro y la gran mayoría de los nicaragüenses”, exhortó Pallais.
El jurista aseguró que la Constitución de Ortega se aprobó sin importar el consenso y el rechazo de la población.
“Es un mensaje que te dice que no importa ni interesa el consenso nacional, que no importa una Constitución que sea aprobada y acatada por todos los nicaragüenses y que represente los sentimientos y los valores de los nicaragüenses. Es una Constitución que no está pensada para unir sino para que Ortega se aferre al poder, mediante una Constitución ilegitima”, sostiene el experto en derecho.
DIVISIÓN EN LA POBLACIÓN
Para el pastor Augusto Cesar Marenco, el tema de la nueva Constitución está dividida en cuanto a la aceptación o no de la población.
“Hay una realidad que no se puede negar: la Constitución es aceptada por muchos sectores de la población y sabemos que rechazada por otros. Lo que queda es bregar y saber entendernos”, explicó Marenco.
“La Constitución tiene elementos muy positivos, por ejemplo el tema de la soberanía. Lo que nos queda es que dialoguemos y caminemos por el bien del país”, añadió el pastor evangélico.
AL TRASTE EL MODELO DE CONSENSO
Para el excandidato presidencial Edmundo Jarquin, la aprobación de las reformas constitucionales demostró que Ortega no respetó el llamado modelo de consenso que tanto pregona el Gobierno.
“Para mí no fue ninguna sorpresa la aprobación de las reformas, lo que sí ha quedado demostrado es que el modelo de consenso y diálogo no existe y solo existe cuando le conviene a Ortega”, opinó Jarquin.
Jarquin también comentó que las reformas fueron aprobadas pese al rechazo de la Iglesia Católica, evangélica, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y la sociedad civil.
“Ortega no prestó atención ni a la posición del Cosep, ni la Iglesia católica, ni evangélica, ni a la sociedad civil que dijo no a las reformas. Entonces no le interesó el consenso, mucho menos el diálogo”, analizó Jarquin.