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Ramón Chow estudió en la Escuela Normal de Varones Franklin Delano Roosevelt. Más tarde sacó la licenciatura en Ciencias de la Educación. LA PRENSA/ A. MORALES

La letra azul del profesor Chow

El muelle donde cada día ejercita su memoria el profesor Ramón Chow Díaz está al final de un largo andén de concreto en el barrio Cuba, rodeado de troncos caídos y troceados, que ningún carretonero se ha querido llevar. En el pequeño corredor de paredes despintadas y sin alero que se mira desde la calle, sin obstáculos de muro y verjas, están una silla, una mesa redonda de madera, un libro y unos papeles sueltos prensados con una piedra de río y un caracol color café.

Amalia Morales

El muelle donde cada día ejercita su memoria el profesor Ramón Chow Díaz está al final de un largo andén de concreto en el barrio Cuba, rodeado de troncos caídos y troceados, que ningún carretonero se ha querido llevar. En el pequeño corredor de paredes despintadas y sin alero que se mira desde la calle, sin obstáculos de muro y verjas, están una silla, una mesa redonda de madera, un libro y unos papeles sueltos prensados con una piedra de río y un caracol color café.

También hay una libreta blanca con unos trazos azules. Es la rotunda letra de carta del profesor Chow. Son sus ideas. Las otras hojas, las que el viento no dispersa por la piedra de río y el caracol café que tienen encima, están llenas de lo que escribe este maestro jubilado.

Debe ser que le está haciendo caso a la doctora que le aconsejó que “mantenga la mente ocupada”. Ella le dijo que resolviera crucigramas, pero él, que nunca estuvo para este pasatiempo, ocupa la mente en dos cosas que lo apasionan: leer y escribir.

Se ha puesto a repasar la historia de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, pero también las biografías de algunos prohombres que siempre admiró como Abraham Lincoln y Enrique VIII.

Cuando se aburre de leer, escribe. Llena libretas. Vacía su memoria. Cuenta que está haciendo una monografía sobre la historia del colegio Miguel Ramírez Goyena, donde trabajó 50 años.

NÓMADA

Rodó. Para ser lo que es, un legendario profesor de literatura del Goyena, Ramón Chow Díaz anduvo bastante. Nació en Puerto Cabezas. Fue allá donde se conocieron sus papas, Ramón Chow, comerciante e inmigrante chino, y Bertha Díaz, panadera de Granada.

De su infancia el profesor Chow recuerda otros pueblos de la costa Caribe: Prinzapolka, Alamikamba, Bluefields. Los dos primeros los recorrió con su mamá, y sus hermanos, buscando a su papá que iba de un pueblo a otro al parecer aconsejado por sus parientes chinos que no estaban muy conformes con su unión.

“Los parientes no le tenían mucho afecto a mi madre, trataban de que la abandonara, le preparaban siempre la fuga”.

[doap_box title=”Un colegio extraordinario” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

“El Ramírez Goyena fue un instituto de gente pobre. No llegaban los hijos de los ricos. Llegaban estudiantes extraordinarios. Eran estudiantes por prestigio”, dice Ramón Chow, quien compartió cátedra con muchos otros docentes, entre ellos recuerda a Rafael Carrillo, David Andino Tercero, Julio Vargas, Salomón Cortés, Francisco Buitrago, Mario Espinoza, profesor de historia, y Violeta Barreto, entre otros.

Dice que el colegio rival del Goyena era el Bautista, pero siempre el Goyena estuvo por encima. Adquirió mucho prestigio académico, tanto en el aspecto cultural, científico, pero también brilló en los deportes.

Para Chow, la clave fue la dirección del profesor Rothschuh Tablada, pero también dejó su estela el director Reynaldo Núñez Sánchez.

El educador todavía se reúne con exalumnos de distintas promociones del Goyena, que se juntan para recordar aquellos tiempos del colegio. Se declaran goyenistas empedernidos. Hay uno que le ha hecho canciones a ese instituto. A él le agradecen sus enseñanzas. Alaban sus conocimientos. Para los que pasaron por ese colegio, Chow es un maestro inolvidable.

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Cuando llegaron a Alamikamba le dijeron a su mamá que su papá estaba río arriba. Lo hallaron en una finca. Allí se quedaron, él y otro hermano. Al poco tiempo su papá murió. Creía que estaba dormido, pero fue hasta que llegó un vecino que se percató de la muerte. Río abajo navegó la caravana del sepelio. Lo enterraron en medio de un bananal. Su mamá murió en el mismo año. En esa época la gente moría de “fiebre perniciosa”, dice. “Era lo común”. Quedaron ocho muchachos huérfanos en Alamikamba.

El comandante de la plaza, el teniente Agustín Bodán, los repartió a “cada quien con una familia”. El profesor Chow aterrizó en la cantina más grande del pueblo. Le tocaba limpiar el piso de tierra, acarrear agua del río, atender a los parroquianos y a los gallos del dueño.

Mientras tanto, el teniente Bodán era ascendido a director en Bluefields, y Chow, quien era un niño de unos 10 años y seguía sin ir a la escuela, le pidió que se lo llevara con él.

Así saltó a Bluefields donde tuvo algunos años intermitentes de estudio. No tardó en cansarse del director. Sus aspiraciones iban más allá de ser el chavalo de los mandados.

Leyó y memorizó un nombre que al poco tiempo iba a necesitar recordar. Se vino a Managua en uno de esos aviones Cóndor que traqueteaban en el aire. “Si se cae, ¿para qué sirvo yo?” Tomó la decisión “suprema”, dice y se largó a la capital. No conocía a nadie. Solo tuvo presupuesto para una noche de hotel. Al día siguiente cuando amaneció en la calle oyendo el repiquetear de las campanas de la Catedral, recordó, de manera providencial un nombre que había leído: Salvador Mendieta.

Preguntó por dónde vivía el doctor Mendieta, el unionista centroamericano. Estaba a unas pocas cuadras de donde había amanecido. Una hija de Mendieta lo recibió. Él estaba en su biblioteca. Le pareció muy sencillo. Lo llevó a comer, estaba muerto de hambre. Respiró profundo. Su suerte, aunque no iba a ser fácil, estaba cambiando.

PROFESOR CHOW

Su memoria de elefante, su oratoria, sus lecturas inagotables, lo distinguieron como estudiante y luego como profesor. Le valió para ser presidente de la Federación Nacional de Estudiantes.

“Nunca tuve libros”, dice sobre sus años de estudiante.

Ensayó como maestro en escuelas de comercio, pero fue en el colegio Ramírez Goyena donde Chow Díaz dejó de ser el huérfano, costeño y nómada, que leía los libros que le prestaban sus compañeros y se convirtió en el profesor Chow.

Recuerda que los cambios en la enseñanza del Goyena llegaron con la dirección de Guillermo Rothschuh Tablada en 1953. Tenía ideas modernas de educación y dio a los profesores libertad de cátedra.

Si hablaba de obras literarias clásicas, hacía que los estudiantes actuaran, que llevaran al teatro los textos corales de los griegos. Al principio hubo burlas, pero luego tuvo una tremenda acogida.

Impartió clases de periodismo y creó periódicos escolares, El Diriangén, El Ramírez Goyena, un semanario que se publicó todos los lunes hasta que ocurrió el terremoto de 1972.

Se ganaba poco, sí. Se fiaba en la venta, también. Pero dice que no era por salario que se era buen profesor. “Era cuestión de conciencia”, dice este profesor que también usa las palabras “orgullo” y “prestigio académico”.

En su casa, el profesor Chow era igual de riguroso que en el aula de clases. Dice que no se iba hasta que sus hijos —tuvo ocho, con dos esposas— no le daban la lección. Tal vez por esa influencia, dos de ellos fueron periodistas, uno poeta y otro profesor.

El profesor Chow hace una pequeña introspección, se mira a sí mismo. Está contento con su resultado, con el educador que fue. En la entrada modesta de su casa hay una placa en la que se lee “Profesor Ramón Chow Díaz”.

Todavía quiere contribuir con la memoria del colegio donde trabajó cincuenta años. Por eso lee, revisa papeles y se pone de nuevo a escribir, con esa letra azul armoniosa, la de alguien que estudió caligrafía. Se sienta afuera, en ese corredor sin techo que parece un atracadero abandonado. Allí se ve cómodo, con ropa floja y chinelas. Concentrado. De vez en cuando alza la mano y responde a alguna voz que le grita desde la calle. A su lado está el Oso, el perro de un vecino que ha adoptado como suyo, que se levanta para ladrar y se vuelve a echar a un lado de sus pies.

Reportajes educación profesor archivo

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COMENTARIOS

  1. erwin nelson
    Hace 10 años

    Gracias al diario La Prensa, y a usted profesor. Tuve el honor de haber sido uno de sus miles de alumnos. Este artículo me hizo retroceder muchos años atrás. El rival de los colegios de el Goyena también eran los del primero de Febrero, Hoy Rigoberto López Pérez, nos decían los Roba Gallina por la RG y nosotros les decíamos los orejas. Jajajajajaja Gracias.

  2. Ex alumna feliz de verlo
    Hace 10 años

    Es para mi una grata sorpresa ver despues de 12 años al profesor Chow Diaz, su enseñanza como maestro de literatura caló mi aprendizaje, el era un maestro que se preocupaba porque sus alumnos aprendieran y hoy le quiero decir que nunca olvide los errores ortograficos al escribir, que me señalo en reiteradas ocasiones, lo que usted me enseñó se quedó conmigo y hoy soy una mejor profesional en mi forma de redacción gracias a usted. Gracias por enseñarme. Dios lo bendiga. Un abrazo

  3. Giovanni
    Hace 10 años

    Excelente profesor, me honro de haber sido su alumno en el Ramirez Goyena, era un profesor exigente en su clase, siempre se mantenía leyendo, su forma de hablar y de vestirse era impecable, amen de sus escritos o cartas que se publicaban en ocasiones en la radio, deberían de hacerle un reconocimiento en vida. es un excelente formador de generaciones.

  4. salva
    Hace 10 años

    Legendario profesor goyenista, Ramón Chow Díaz, que junto con los hermanos Fuentes Montoya, Rafael Carrillo, Pedro Cruz y tantos otros, formaron un inolvidable equipo de profesores que derramó su sabiduría a tantas generaciones de jóvenes nicaraguenses que no hay oro en el mundo que les pueda pagar esa devoción y ese amor. Salud! insigne profesores y vaya este artículo como un mínimo homenaje a esa pléyade de maestros que iluminó nuestras mentes y nuestros corazones.

  5. Hace 10 años

    de profesores como el el Profe. chow, Carrillon, Andino etc

  6. Hace 10 años

    muy riguroso tanto en sus clases al grado tal que fue el unico professor, que me hizo tomar un examen de reparacion en la clase literatura, aunque tambien fue mi professor en la clase de Gramatica.Le gustaba el periodismo, y recuerdo, que ese era uno de sus requerimientos en sus clases, la organizacion del un periodico y su publicacion, asi como el exigir la rigurosa participacion de sus estudiantes. aquellos tiempos ya pasados, cuando la ensenanza secundaria era mas participativa en las manos

  7. Hace 10 años

    Los nombrados profesores los cuales acompanaron al professor Chow en sus catedras educativas dentro de las aulas del Ramirez Goyena son los que yo llamo la vieja guardia de profesores Goyenistas, y aunque creo que el Profe. Chow se le quedaron algunos nombres rezagados en el la historia del olvido, habria que agregar a esta lista al professor de historia del cual solo recuerdo su primer nombre: Luis, el cual fue un pintoresco personaje como individuo y professor. El profe. Chow fue un individuo

  8. Lorenzo Cortez
    Hace 10 años

    El Profesor Ramon Chow, huuuuuuuuuu me acuerdo cuando me dio clase de Castellano y de Literatura en el Ramirez Goyena antes del Terremoto 1972. El fue un buen profesor y bien estricto en su clase, nos enceñaba la poesia, nos hablaba de Miguel Cervantes, don Quijote de la mancha, etc.
    Tenia muchos años que no sabia de su vida, hasta hoy por medio de este gran periodico La Prensa. Como es la vida!!, mis respetos para el Profesor Chow, a quien no le dio clase ???

  9. J. Ruiz
    Hace 10 años

    Que agradable sorpresa saber del insigne Profesor Ramón Chow Díaz, un inolvidable educador que dejó marcas indelebles en sus alumnos sobre el uso correcto del idioma español. Rígido, casi con disciplina militar, supo proyectar en sus clases únicas el conocimiento sobre la ortografia, la gramática, la prosa y el verso. No puede borrarse de mi mente su célebre frase al llegar al aula: “corbatas y camisas en orden”! Un gran ejemplo del magisterio nacional que no debe ser olvidado. Salud mae

  10. Danto Martinez
    Hace 10 años

    Eso que dijo es muy cierto los buenos profesores no solo son por buen salario, es muy cierto que necesitan un buen salario, pero por tal motivo ud no tiene que ser un mal profesor.

  11. Armando Centeno
    Hace 10 años

    Qué alegría que este medio haya dedicado unas columnas para escribir lo grandioso que es y seguirá siendo el Profesor Ramón Chow Díaz, de quien tuve el gran honor de recibir sus valiosas enseñanzas en Literatura, hayá por los años 70 en el Ramírez Goyena. Nosotros de la Promoción de 1972 cuando nos reunimos, siempre lo invitamos a él y a otros profesores que aún están con nosotros para recordar aquellos momentos de nuestra juventud “Divino Tesoro”. Que Viva Siempre el Profesor Ram

  12. Un Exalumno Agradecido de Chow
    Hace 10 años

    Es un honor para mi y demas compañeros que estudiamos en el año 1993 por que ademas de un profesor, fue como un padre en ese momento por que no le gustaba que uno se aplazara, te decia te voy a ayudar pero no pasarte si no para que uno seesforzara a estudiar y asi sentias mas facil los examanes, me da gusto que el esta todavia escribiendo y esta vivo que Dios lo bendiga y hojala el gobierno le reconozca como un maestro de maestros saludes Profesor Chow……………

  13. sergio a paiz
    Hace 10 años

    erwin nelson, vos sos el chaparrito nelson que estudiastes en primer
    año seccion F en el año 1969?

  14. Mario Lopez
    Hace 10 años

    Gracias Profesor Chow diaz,yo tuve el honor y el placer de ser uno de sus miles de estudiantes en el Ramirez Goyena.Gracias a sus dictados diarios,es que adquiri la buena ortografia que me ha acompañado toda mi vida,ojala hubieran maestros como el, riguroso en la buena ortografia,asi no habria tanta gente,hoy en dia con esa atroz ortografia,se le olvido la Profesora Ana Maria Samcam de Gurdian,y tantos otros insignes educadores del Goyena,Gracias profesor Chow Diaz.

  15. Denis Alvarez Pineda
    Hace 10 años

    Inolvidable profesor Chow Diaz, tambien era el encargado de la Cruz Roja del Goyena, lugar donde habian algunas aspirinas o cosas para malestar estomacal por si algun alumno se sentia mal. Un dia nos dejo leer y escribir comentarios acerca de algo, yo no escribi nada y me pregunto a mi que habia hecho, yo me puse de pie con mi cuaderno en blanco y dije algunas tonterias, sonrio y me dijo no tiene nada el Sr. Pero se lo vamos a dar por bueno por su atrevimiento. Que Dios lo bendiga.

  16. Milagros Duarte
    Hace 10 años

    Nuestro orgullo de ser Nicaraguense y un gran maestro gracias a el me motive a interesarme en la lectura y a tener una buena caligrafia lo recuerdo muy bien al maestro luz felicidades a la prensa por dedicar este espacio a un gran hombre …

  17. Mario Paiz
    Hace 10 años

    Muy orgulloso de ser un goyenista de haber recibido una buena educacion de estos ilustres profesores hoy es el momento de regresar lo que ellos hicieron por nosotros, ho somos uno sino miles los que pasamos por las manos de este gran maestro y amigo , busquemos la manera de hacer llegarle ayuda monetaria alguna direeccin de como hagamos llevarle un poco de felicidad a quien por muchos anos lo dio todo por nosotros recordemos que lo que somos hoy por hoy se lo debemos en parte a ellos gracias

  18. yoopino
    Hace 10 años

    Gracias al profesor Chow Diaz, el estaba a cargo de las muchachas guias de el Ramirez Goyena, you fui una de ellas, graduada de la promocion de 1972. Solo buenos recuredos de esos tiempos.

  19. Lectora
    Hace 10 años

    Bien por los Goyenista pero no solo recuerden hagan, Uds. un homenaje para el profesor en vida. Visítenlo llévele víveres.

  20. Ramón Medina L.
    Hace 10 años

    Nunca me dio clases, pero sabía de él. Tenía fama de buen profesor. Yo erstudiaba como inquilino del Goyena, en LA NORMAL CENTRAL.

  21. jesus Salgado Membreno
    Hace 10 años

    Jesus Salgado Membreno dice:
    Soy goyenista de la promocion Madre ano 1964 . No me dio clase
    pero conoci su magnifica trayectoria. Mi profesor de Literatura fue
    otro de los grandes del Viejo Goyena , Julian Corrales (cris,Cris). Me
    alegra mucho que se encuentre bien.

  22. Victor Guardado Nuñez
    Hace 10 años

    Hola a todos

    Hoy despues que lei este especial sobre el maestro Chow fui a buscarlo al barrio cuba para conocerlo personalmente ya que es
    hombre de letra, un sabio, queria conocerle y felicitarle, sobre todo
    agradecerle por su aporte a la educacion de este pobre pais.

    ¿Alguien sabe la direccion exacta de la casa del Maestro Chow?

    Mi correo electronico es [email protected]

    Mi nombre es Victor Nuñez.

  23. Marieth
    Hace 10 años

    Tuve el honor de ser su alumna en la década de los 80. Alguien puede ser más específico en su dirección ???? Se qué muchos llegaríamos a reconocer con acciones lo mucho que hizo en nuestra educación .

  24. jose perez
    Hace 10 años

    El profesor Chow vive en el Barrio Cuba, en la zona occidental de Managua. La dirección exacta es: De la esquina sureste de la antigua fábrica Gadala María 1 cuadra al sur y 1 1/2 cuadra abajo (oeste), mano izquierda, casa metida como 20 metros.

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