Tatiana Rothschuh
Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), en su segunda sesión ordinaria realizada en la Curia Episcopal de Juigalpa, concluyeron en que “es urgente poner fin a todo abuso de autoridad”.
El secretario general de la CEN y obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, dio lectura al comunicado al mediodía de ayer, luego que culminó la jornada de reflexión del obispado que centró su preocupación en la violencia registrada a raíz de la masacre del 19 de julio, según los obispos abordados por LA PRENSA.
Monseñor Báez detalló la firma en el comunicado de todos los obispos presentes en la reunión, excepto a monseñor Bosco Vivas, obispo de la Diócesis de León, “ausente por motivos personales”.
Los obispos “deseamos ofrecer como pastores de la Iglesia una palabra de luz y de consuelo al país en estos dolorosos y tensos momentos que vivimos a partir de los reprobables actos criminales cometidos contra hermanos nicaragüenses la noche del 19 de julio y de las acciones violentas que lamentablemente tales hechos han provocado”, precisa el comunicado.
ESPERAN QUE IDENTIFIQUEN A VERDADEROS CULPABLES DE MASACRE
Añaden: “Reiterando nuestro dolor y absoluta condena de tales actos terroristas injustificados bajo todo punto de vista y conscientes de que el Señor es justo y ama la justicia (Sal. 11,7), esperamos que las autoridades correspondientes realicen las debidas investigaciones e identifiquen a los verdaderos culpables de estas terribles masacres”.
Por su parte, monseñor Jorge Solórzano, dijo que “sería un desastre si destruye el lago (Cocibolca). Lo que pasa es que tenemos muy poca información, no tenemos algo exacto, si los ambientalistas han alertado sobre el peligro que corre para el lago, esperamos los estudios”.
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Los obispos piden “a las autoridades de la Policía Nacional y del Ejército que las investigaciones y la detención de personas que se lleven a cabo sean siempre legítimas y necesarias y se realicen en modo justo, conforme con lo establecido en el amplio marco de la Normativa y Práctica de los Derechos Humanos para la Policía, promulgado por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que establece tratar a todos los sospechosos como si fueran inocentes, con educación, respeto y profesionalidad”.
“ERROR GRAVÍSIMO”
Exhortan a la Policía y al Ejército “a actuar en todo momento respetando los derechos humanos y sin utilizar ningún tipo de presión, intimidación, tortura y violencia contra nadie” y advierten que “las autoridades cometen un error gravísimo pretendiendo restablecer la justicia actuando en modo injusto y utilizando métodos propios del terrorismo. De este modo, no solo ponen en entredicho su profesionalidad, sino que están engendrando un clima de pánico, de inseguridad y de traumas dolorosos en muchas comunidades y familias, sobre todo en los niños y en los jóvenes”.
“Igualmente nos duele y preocupa mucho la situación de persecución, detenciones injustas, desaparición inexplicable de personas, terror y muerte que se ha desencadenado en algunos municipios del país”, dicen los obispos.
INSTAN A NO ACTUAR CON REVANCHA
Instan a todos los nicaragüenses a no dejarse llevar por la tentación de la revancha, ni a desalentarse ante la aparente fuerza del mal destructor. “(…) No confundamos la justa pena que el culpable tiene que pagar por el delito cometido, con el odio y la venganza. Estaríamos generando así una escalada violenta mucho mayor y más dolorosa aún, sin lograr restablecer la justicia y la convivencia pacífica en la sociedad”, sostienen.
“No olvidemos que en un Estado democrático todos tenemos una responsabilidad irrenunciable de contribuir a la justicia y a la paz (…). La mejor manera de lograrlo es afrontando los problemas de la convivencia humana, a partir de sus causas más profundas, sin ignorar o negar la realidad y buscando siempre soluciones pacíficas a través del respeto mutuo, el diálogo y la tolerancia”, señalan.
“QUE SE ESCUCHE LA VOZ DE LA IGLESIA”
Sobre los resultados de la reunión, monseñor Juan Abelardo Mata, obispo de la Diócesis de Estelí dijo: “Cumplimos con nuestro deber de hablar, no somos perros mudos como tantas veces suelo decir apoyándome en el Apocalipsis; que se nos escuche, pueda ser que algunos estamentos de la población sí escuchen y tomen conciencia, otros sabemos que no escucharán, nuestro deber es hablar, escuchen o no nos escuchen”.
Mientras el obispo de la Diócesis de Jinotega, monseñor Carlos Enrique Herrera añadió que “confiamos en el Señor, esperamos que se escuche la voz de la Iglesia, que buscamos siempre la verdadera reconciliación, evitar la violencia, porque la violencia engendra más violencia. Nosotros hablamos también por todos los que sufren, por que se respete la dignidad de las personas y tengamos un futuro sin violencia”.
“NUESTRA MISIÓN ES LLAMAR A LA PAZ”
Para monseñor Jorge Solórzano, obispo de la Diócesis de Granada, “nuestra misión es llamar a la paz porque vemos que cada día nos vemos envueltos en la violencia, eso es muy triste para Nicaragua y como pastores nos preocupa, nos aflige que nuestras ovejas entren en la violencia, tenemos que orar, alertar, denunciar, exhortar y trabajar por la paz”.
Monseñor Solórzano refirió que en parte de los testimonios de los obispos de las zonas donde es más acentuada la violencia han planteado que los campesinos diferencian a los delincuentes y a los armados por razones políticas.