Juana García
Con detenimiento leí tu carta del día 5 de septiembre del año en curso, en la que das tus razones de la decisión para haber aceptado apoyar y trabajar para la campaña presidencial de Daniel Ortega.
Con mucho pesar he sentido la decisión que tomaste, cuando a los que estás apoyando hoy, en años anteriores te quitaron todo y te dejaron en la calle. No te digo que no los hayas perdonado, pero una cosa es perdonar y otra cosa es que estés trabajando a la par de ellos, tú sabes que el que con lobos anda a aullar aprende.
Otra cosa cuando tú peleabas en el ring, siempre te veía que te santoliabas, tú crees en Dios y por eso perdonaste a quienes tanto daño te hicieron y que todo lo que obtuviste fue a costa de recibir golpes y Dios siempre te ayudó y en el ring estabas como un ciudadano nicaragüense, sólo Dios en este caso pudo haberte quitado lo que obtuviste.
Sé que nadie te obligó a trabajar en la campaña de Ortega, pero hombre hubieras buscado la mejor opción, la del candidato a presidente, Ing. Enrique Bolaños Geyer, no te digo que te vamos a obligar a que te cambies porque ya estás en el macho y tienes que jinetearlo, pero para en otra, como dijo el que mató a su mamá, piénsalo bien antes de tomar una decisión y pide consejos, ya que tenías muchas admiradoras que te teníamos mucha estima y hoy se nos bajaron las llantas, sobre todo a mí que era una de tus admiradoras, no como hombre, sino como el boxeador que conocí como nicaragüense y seguro en ese ring de que el triunfo era de él. Tú puedes hacer mucho por nuestro país sobre todo con la juventud, si es que sos amante de la democracia.