Bismarck Nicaragua Latino
Escuché a Daniel Ortega en su discurso en la presentación de los candidatos a alcalde. Me di cuenta de que lo que realmente le importa no es el beneficio de los más pobres sino seguir teniendo cuotas de poder, ampararse en su inmunidad para evitar posibles juicios, repartirse los poderes del Estado con el gobernante de turno –lo que beneficia solamente a sus más allegados, y su candidatura crea el fanatismo y polarización aun dentro de las filas del FSLN de parte del sector ortodoxo que lo endiosa.
Cada cinco años cambia su discurso y no se cansa de citar a Sandino, pero no le importa hacer pactos a cambio de prebendas políticas. La mala fama que arrastramos los sandinistas se la debemos a Daniel Ortega y sus allegados, quienes destruyeron uno de los proyectos más lindos en Latinoamérica, como fue la Revolución Sandinista.
Los danielistas tienen que dejar de engañar a la gente con el cuento de la burguesía o el ramirismo renovador para eliminar cualquier tipo de idea que difiera a sus intereses o para apartar elementos valiosos dentro del sandinismo que aportarían confianza y tranquilidad a la población.
Tuvimos un nuevo proceso de consulta popular para elegir candidatos idóneos para las alcaldías y otra vez salieron a relucir el comportamiento errado de las estructuras municipales en complicidad con las estructuras departamentales, las conspiraciones, la desinformación, la envidia, tratando de beneficiar al candidato de su preferencia.
Se nos acerca elegir al candidato a la Presidencia y tenemos suficiente material en nuestras filas como Martínez Cuenca o Víctor Hugo Tinoco, con capacidad moral e intelectual quienes han sido víctimas de las políticas divisionistas de las estructuras nacionales creándoles espacios o tildándolos de traidor y oportunistas.