Por Alex Grenado/EFE
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Los políticos han pasado a formar parte del elenco de personajes famosos de nuestra sociedad. Ahora ya no son sólo conocidos por los miembros del partido político al que pertenecen, sino que a veces llegan a encabezar los titulares de las noticias por su imagen y no por la repercusión de su actuación política.
“Muchos estudios avalan que sólo el 7 por ciento de la comunicación es recibida como simples conceptos, por lo que más del 90 por ciento se recibe a través de la comunicación no verbal”, asegura Aiuola Pérez, director de Habla y Disfruta Formación y Comunicación. Por este motivo, podemos sentir rechazo o mostrar interés por lo que pueda estar diciendo una persona según la imagen que tenga.
Cada día surgen más partidos políticos, lo que convierte en todo un reto atraer a más votantes. Por ello, además de cuidar su mensaje, “los políticos deben mimar su imagen: tanto su forma de hablar, de mirar y de moverse como su forma de vestir”, para conseguir una mayor aceptación.
Los políticos tienen que captar votos lanzando un mensaje claro de lo que defienden, pero ese mensaje tiene que ir acompañado por “la imagen, que es el elemento que armoniza, complementa y perfecciona el mensaje político”, explica Yuri Morejón, director de Yescom Consulting.
Este asesor de comunicación pública y política asegura que “en política no basta con ser, también hay que parecer…la moda ha llegado a la política para quedarse. La imagen es la forma más directa de seducción entre el político y el votante. Es lo que primero y lo que más penetra en el recuerdo de los ciudadanos”.
Muchos políticos recurren a asesores de comunicación, ya que es necesario que en los veinte segundos que aparecen en pantalla “no haya un elemento que distraiga o genere debate como una corbata mal puesta o un vestido demasiado llamativo”, asegura Morejón.
Además, Morejón añade que “el objetivo fundamental de los partidos políticos es romper esa barrera que cada vez se está haciendo mayor entre ciudadano y político, para ganarse su confianza y para que les vean como personas creíbles y humanas. Deben saber mostrarse vitales, frescos y descansados para que les conozcan más, les entiendan mejor y les quieran más”.
La irrupción de las mujeres en la política ha sido relativamente reciente. A diferencia de los hombres, que habitualmente visten con traje y corbata, las mujeres tienen más difícil la elección de su vestuario, ya que además del traje o vestido, tienen que añadir complementos: pendientes, collares o bolsos.
Una incorrecta elección del escote, del peinado o de algún complemento ha convertido a algunas políticas en noticia. Es el caso de Angela Merkel cuando hace un par de años acaparó las portadas de los periódicos por acudir con un gran escote a una presentación. También han sido noticias en varias ocasiones la presidenta argentina Cristina Fernández, por su llamativo maquillaje o Leire Pajín por sus variados peinados.
La mujer ha ido evolucionando en su vestimenta con las corrientes de moda, aunque también encontramos casos en los que ha adquirido un aspecto masculino. Estas mujeres con un aspecto poco femenino consiguen que “su imagen no desvirtúe su mensaje, que es lo que verdaderamente importa”, según señala Morejón.
Elegir la ropa adecuada es algo más que escoger un traje que combine bien con los zapatos o un complemento que quede bien con un bolso. Los colores nos permiten conocer la actitud del político e incluso predecir el tipo de mensaje que puede dar sin necesidad de escucharle.
“El partido en el poder suele vestir con colores más conciliadores y esperanzadores, como el azul, naranja, beige o los verdes claros, mientras que los de la oposición suelen llevar colores más agresivos como el rojo”, explica el experto en comunicación Aiuola Pérez.
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